En la política en la era de la incertidumbre (Daniel Innerarity), una Venezuela terriblemente dañada se ha propuesto transitar de la dictadura a la democracia, por lo que ¿30 días?, pregunta el presidente Guaidó a Román José Duque. Pero además, que para el artículo 233 son consecutivos, advierte Gerardo Fernández, en compañía de Cecilia Sosa y Carlos Ayala. Con los mejores constitucionalistas,presidente, se encuentra, dice Jesús María Casal, consultor jurídico de la AN, en la presidencia de Henry Ramos, cuyas ejecutorias catapultaron al secretario general de AD, como candidato a jefe del Estado.  

Miguel Ángel Martín, presidente del TSJ (L), contesta vía zoom que escritura sus pareceres mediante sentencias. Gustavo Velázquez, por razones hereditarias más político que abogado, compañero de Guaidó en VP, arguye estar convencido de que derrocaremos el peor gobierno de la historia, pero no gritemos gloria, pues aún faltaría bastante. Ha de conversarse con los partidos, grupos de la sociedad civil y personalidades con inclinación al mando, tarea complicada, por la polarización, colectivización y hasta pulverización del liderazgo. El presidente recuerda a Velásquez que a él se ha encomendado la tarea.

El precepto 30 días es inaplicable, adiciona José Vicente Haro, acompañado con Enrique Sánchez Falcón y Tulio Álvarez, por no tratarse del supuesto que tipifica la Ley de Leyes. El propio Duque afirma que no ha habido falta absoluta. Ayala, con la anuencia presidencial, reitera que para Asdrúbal Aguiar toda transición democratizadora carece de destino si en ella solo priva la improvisación, por lo que de faltar el orden previo será un desastre. Si quien la conduce no es capaz de alimentar el apetito de la audiencia, de ganar su adhesión, al final, tampoco será capaz de entregar un culmen satisfactorio. Para Alvarez Guaido lo ha hecho bien, pero Aguiar tiene razón en demandar un orden previo para la transitología. La Dra Sosa advierte que la palabra suena, prima facie, como despectiva, pero que en ciencia política define el proceso de cambio de un régimen político a otro, principalmente de autoritario a democrático. En eso, precisamente, estamos, acota Duque.

Gerardo Fernández, manifiesta que A. Prezeworski analiza con profundidad la transitología a la democracia sustentable, lectura obligatoria en este momento tan crucial. Ayude, ayude, que usted sabe cómo, le contesta el primer magistrado. Según Sanchez la situación es atípica, por lo que la legitimidad del proceso a adelantar ha de buscarse en los principios universales, asumiendo que el soberano con la misma fuerza con la cual escrituró un texto está facultado no únicamente para interpretarlo, inclusive, en forma extensiva, sino para arbitrar opciones alternas que pongan fin a la anarquía, anomia y barbaridad. No hagamos caso a la máxima de que “el pueblo nunca se equivoca”, pues todo lo contrario, su más grave error en lo que nos atañe son los 20 años del más execrable régimen que gobierna. Velásquez exhibe los libros El príncipe de Maquiavelo y José Fouché de Stefan Zweig.

Ayala advierte que el gobierno aún tiene el poder, por lo que la transición supone quitárselo y el nuevo régimen ha de reconstruir los lazos necesarios para una verdadera cohesión social y consecuencialmente política. Joseph E. Stiglitz, quien denuncia la gran brecha entre ricos y pobres, o sea, la desigualdad, nos lleva a preguntarnos qué pasará con la democracia en el siglo XXI. Y Václav Havel al referirse al poder de los sin poder hace referencia a una dictadura política sobre una sociedad igualitaria. Con respecto a este tema deberíamos meditar seriamente. Por lo que el gobierno de transición, además de fuerte y sólido, ha de integrarse con aquellos que sepan lo que deben hacer. “No hay tiempo para el éter” (Miguel Rodríguez).

La reunión termina cuando a Guaidó se informa que la AN aprobó el Estatuto para la transición. Check and balance, dice Fernández. Tenemos la seguridad presidente de que no se convertirá en un príncipe democrático, por lo que le ruego me acepte el libro de Sergio Fabbrini, Quién gobierna y cómo se gobiernan las democracias, seguro que imagina de cual biblioteca proviene.

Los personajes, consideraciones y eventos son producto de la imaginación. Que el sarcasmo coadyuve con la democracia. Una cuota de humor no está demás.

@LuisBGuerra


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