¿Cuántas veces han esgrimido los gerifaltes y su corte de jueces la amenaza de castigar por traición a la patria a quienes han soñado con una mejor nación?

Pero tal vez ahora, como nunca antes, sí cabe la posibilidad de enjuiciar por esa indigna causa a muchos, y sobre todo a quienes hemos entregado la responsabilidad de defender la soberanía nacional. 

El 4 de julio de 1811 tomó la palabra ante la Sociedad Patriótica de Caracas nuestro Libertador Simón Bolívar y dijo: “Vacilar es perdernos…. Unirnos para reposar y para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una mengua, hoy es una traición”. No creo que podamos encontrar mejor frase para este momento cuando tantos y tantas se esconden bajo la sumisión a superiores para justificar su vasallaje ante el régimen usurpador.

Cómo pueden esos miles de oficiales de nuestra Fuerza Armada mantener su sometimiento a las órdenes y ordenantes que han masacrado y siguen asesinando a los jóvenes que han salido constitucional y pacíficamente a las calles para manifestarse en contra de quienes les han robado sus sueños, sus posibilidades y su derecho a un mejor futuro, solo por no arriesgarse a un presente vil y una bolsa de monedas como Judas.

La falta de apoyo de nuestros hombres de armas ante el heroico esfuerzo de jóvenes voluntarios que intentaban cruzar las fronteras con generosas cargas de alimentos y medicinas y que más bien asesinaron e hirieron a tantos héroes que hoy desconocemos, les definió como canallas, condición que solo amerita ese calificativo. Canalla, palabra para designar a quien abusa de la debilidad de otros; si esto es así, ¿cómo llamar a quien abusa de millones de personas? ¿A quien ha traído muerte y desesperanza a millones de compatriotas?

Los gerifaltes se empeñaron en continuar la matanza con sus armas más efectivas: el hambre, las enfermedades y los asesinatos.

Las fuerzas  leales a los esbirros del narcotráfico y las guerrillas han hecho realidad el genocidio continuado en nuestro país, por lo que debemos recordar la frase que un amigo le dijo a manera de consejo a don Francisco de Miranda:

“Si usted quiere tener la gloria  de hacer independiente a su patria y que esta goce de su libertad, es preciso que no se fie de los medios que aquí se le proporcionen; búsquelos usted de fuera”.

Pues la triste realidad nos viene a demostrar que quienes visten el uniforme de la patria, más que héroes pertenecen a la tribu canalla de los traidores a quienes las enfermedades y muerte de  jóvenes y niños de Venezuela poco les preocupa y nada les ocupa.

La población civil venezolana está inspirada por sentimientos de  anhelo, paz, justicia, seguridad, prosperidad, y se ha unido para luchar por el logro de estas metas comunes. Ojalá no tenga que demostrar nuevamente este bravo pueblo su heroísmo en los enfrentamientos a ejércitos de canallas, y que pronto nos abracemos como hermanos en la victoria de la dignidad.


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