Con motivo del cuestionable diálogo entre representantes, por un lado, del cascarón cómplice que llaman MUD y de la fallida administración dictatorial que preside a duras penas el Sr. Maduro, por el otro, se ha planteado reestructurar, para presuntamente obtener garantías electorales, la directiva del Consejo Nacional Electoral, cuyos integrantes serían independientes, ciudadanos sin carnet de partido alguno, pero, a lo mejor, con criterios sumisos a las decisiones de las organizaciones políticas, que, al formar parte de la Asamblea Nacional, supone negociación para un reparto equitativo que repercutiría, por lo además, en la organización interna del CNE.

Aunque lo deseable sería que los miembros de la directiva sean realmente independientes, no sujetos a tomar decisiones por presión del sistema político, sino en función de criterios transparentes, producto del análisis electoral imparcial y justo de los procesos, hechos y resultados electorales, esto es, no contaminar el sufragio con innumerables triquiñuelas para coaccionar al votante, manipular estadísticas y alterar la voluntad del elector, como ha sido el caso cuando ya estropeada la susodicha voluntad se anuncian con pretendida infalibilidad cifras debatibles.

De la realidad política afluyen diferentes indicadores que muestran la imposibilidad de realizar elecciones pulcras en las actuales condiciones políticas, sobre todo, lo que emana de la conducta y lenguaje de los prohombres del chavismo, es decir: ¿cómo puede creerse que un régimen ejecutor de la masacre de El Junquito pueda llevar a cabo elecciones limpias? ¿Cómo puede creerse que muchos de los detentores del poder, compartido con Cuba, enriquecidos con más de 400.000 millones de dólares robados según diferentes modalidades pueda pensar en cambio de gobierno electoralmente? ¿Cómo puede creerse que entregará el mando una cúpula que no comparte la idea de la alternabilidad? ¿Cómo puede creerse que con el viciado registro electoral y la permanencia de presos políticos puede haber conciencia para preparar elecciones confiables técnicamente? ¿Cómo puede creerse en elecciones libres con la mortandad de niños y ancianos por carencia de medicinas, alimentación, atención médica? ¿Cómo puede creerse que un gobierno, cuya gestión se caracteriza por la mentira, desinformación, pueda conducir honestamente un proceso electoral donde está en juego el poder? ¿Cómo puede creerse que los comunistas, socialistas, compartan la alternabilidad en el poder? Y así podríamos seguir formulando preguntas, cuyas respuestas soslayan las versiones oficiales de la crisis en la vida política-económica venezolana.

Con las respuestas acertadas a las preguntas anteriores se atisba que en dictadura es imposible organizar elecciones transparentes, como lo arroja la historia patria y latinoamericana. Por eso, si en Miraflores pensaran democráticamente buscarían cómo organizar elecciones limpias y confiables tanto interna como internacionalmente. Si Maduro piensa que ganaría en cualquier circunstancia, entonces por qué no invitar a las Naciones Unidas, o a la Unión Europea, o ambas, para que en lugar de ser simples observadores o “acompañantes” sean los que desde el CNE sistematicen elecciones libres, impidan la coerción de empleados públicos, desarticulen los mecanismos monstruosos del ventajismo oficial y la descarada utilización electoral de fondos y bienes públicos.

A más, podría establecerse un proceso de negociación para eliminar las sanciones impuestas a funcionarios al par que el régimen acuerda con Naciones Unidas, la Unión Europea, o amabas, la toma de control del CNE para instituir elecciones democráticas y confiables, mejor dicho, si Maduro y sus acólitos deciden que la superación de la crisis comienza por consultar la soberanía popular de manera impoluta, entonces conviene efectuar dicha consulta con la participación activa de aquellas organizaciones. El gobierno y el CNE en particular perdieron credibilidad.

La dirigencia oficialista parece muy cegada por la permanencia en el poder, que no permite visualizar inteligentemente el amplio panorama político que podría desarrollarse; si el PSUV pierde las elecciones presidenciales, por ejemplo, pasa a la oposición con fortaleza, puesto que tiene una maquinaria política bien organizada y “aceitada” financieramente, dominan las gobernaciones y alcaldías; sería una oposición implacable, máxime cuando quien ganaría pretende implantar un programa de corte ultraliberal que comenzaría por cercenar las conquistas sociales y endeudar más al país, al tiempo que establecen, en medio de la desconfianza generalizada, un tipo de cambio único que acabaría con las escuálidas reservas internacionales y con divisas provenientes de deudas; en otras palabras, se incrementaría la intranquilidad social y en consecuencia la estabilidad política, habría ingobernabilidad intolerable y peligrosa, todo lo cual haría surgir condiciones políticas para el regreso a la primera magistratura.

Si los dirigentes del PSUV meditan este escenario estarían prestando un gran servicio al país al auspiciar el juego político democrático, la alternabilidad, el cambio de modelo si lo decide pulcramente el soberano. ¿Por qué insistir en imponer un modelo socialista a la fuerza, ya que lo rechaza más de 80% de la población? ¿Creen ustedes que la opresión con la fuerza no invitará al uso de esta para liberarnos? ¿Por qué no solicitar esta otra ayuda de ONU, Unión Europea, o ambas, para tratar de garantizar que las elecciones no sean objeto de maniobras fraudulentas?

Si Maduro busca reelegirse en condiciones antidemocráticas con elecciones adelantadas, estaría generando más rechazo nacional e internacional, se profundizaría la ruina de Venezuela a causa del régimen dictatorial comunista, apoyado por el doble lenguaje de MUD y sus capitostes, quienes alegan ilegalidad de la convocatoria a elecciones presidenciales adelantadas al par que inscriben candidatos, esto es, acompañan a Maduro, le proporcionan maquillaje democrático con candidaturas presuntamente de oposición, financiadas en parte por el gobierno, generándose por evidente contradicción un escándalo en la comunidad internacional que rechaza elecciones anticipadas y MUD las acepta. La tarea política primordial es trazar y ejecutar una estrategia para el cambio hacia las libertades y el bienestar, del sistema político opresor, que respira por la oxigenación que le suministra la MUD, la injerencia cubana, y el gasto parasitario de los ingresos petroleros.

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