Expropiación, control, dominio. Esos han sido los mecanismos utilizados por el chavismo para mantener bajo su “tutela” la administración de los alimentos, y que han sustituido acciones que impulsen el desarrollo de la agroindustria, del comercio.

Recientemente, Nicolás Maduro anunció el Plan 50, cuya ejecución y seguimiento estará a cargo del vicepresidente del área económica, Tareck el Aissami. A través de este, y tal como anunciado en tantas oportunidades anteriores, esta vez sí se “logrará controlar a los especuladores” que aumentan los precios “de manera criminal” y la tan publicitada “guerra económica”.

A través del plan se analizará la estructura de costos de 50 productos, para lo que se convocó a los representantes de los distintos gremios del área alimentaria a reunirse con las autoridades competentes, en este caso encabezadas por el ministro de Alimentación Luis Medina, y hacer jornadas para llegar a “acuerdos” en el precio, cuyas ganancias no deben exceder el 30%, de acuerdo con la Ley Orgánica de Precios Justos. Protagonista de este plan será la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, como herramienta directa para la distribución de 70% de los productos esenciales para los venezolanos.

Este mecanismo no es nuevo. Lo cierto es que se niegan a aceptar el principal elemento de todo proceso productivo: el costo de producción. Ese elemento, no puede controlarlo la industria privada. Únicamente el Estado. Y el gobierno o no sabe o simplemente no quiere, porque además se niega a escuchar y no quiere debatir al respecto.

Hace casi un año, cuando “se eligió” la ANC, también prometieron enfocarse en el tema económico, y sabemos que Delcy Eloína, a pesar de la promesa, no pudo resolver el problema económico desde esa instancia. Mucho menos va a poder desde la Vicepresidencia de la República.

¿Pretende, realmente, el gobierno combatir la hiperinflación y mejorar la economía? ¿Se están tomando las medidas pertinentes, oportunas y eficientes para lograr estos propósitos? Creo que definitivamente no.

El giro del gobierno en este sentido no es nuevo para nosotros, como tampoco lo son sus resultados. La implementación de controles, el empeño del régimen en mantener la figura del enemigo, en este caso la empresa privada, para esconder su ineficiencia, la corrupción y otros tantos desaciertos e irregularidades que impactan en nuestra economía, hacen prever que el Plan 50 va camino al fracaso. Y quizás no para el gobierno, que posiblemente logre el dominio de la cadena alimenticia (producción, administración, distribución) con fines clientelares, pero no logrará dominar la hiperinflación ni mucho menos beneficiar a los venezolanos, tan golpeados por esta crisis.

Nuevamente seremos nosotros los perdedores en este juego.

[email protected]


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!