Hay razones decisivas para no participar en los comicios del 20 de mayo. Ese proceso no cumple con los requisitos y garantías previstas en la legalidad vigente. Votar mas no elegir es lo que se nos propone; participar supone convalidar ese retroceso colosal. Esas deficiencias han incrementado el rechazo y el aislamiento del régimen por parte de la comunidad internacional democrática, que incluso ha amenazado con desconocer al gobierno resultante del proceso y sería una incongruencia injustificable que los demócratas acudieran a la cita. Lo más dañino para el régimen en materia de legitimidad es un boicot electoral similar al ocurrido con la constituyente. 

Yerran quienes sostienen que hay que votar siempre y en toda circunstancia, soslayan el hecho de que cada lucha contra sistemas despóticos tiene particularidades propias que son las que indican la vía correcta; al respecto no hay verdades consagradas. Argumentar a favor de la participación desde lo ocurrido en 1963 y en 2005 tampoco es pertinente. Hay ejemplos de abstención que potenciaron la lucha contra dictaduras aquí y en otros lares: en 1957 contra el plebiscito de Pérez Jiménez o el año pasado frente a la constituyente maduriana y en Perú contra Fujimori en el año 2000.

La inmensa mayoría de los venezolanos quiere cambio de gobierno y régimen. Sin embargo, ese deseo mayoritario carece de un liderazgo que le indique una política y una estrategia asertiva para enfrentar y derrotar al oficialismo. La incapacidad y falta de voluntad política de los partidos democráticos para construir una unidad sólida, coherente, con visión estratégica ha contribuido y contribuye al continuismo oficialista. A este panorama se agrega como agravante la decisión desacertada y a contrapelo del criterio de la mayoría opositora de Henri Falcón de participar en los comicios del 20-M.

La ONU reiteró el 29 de marzo que no enviará ninguna clase de representación al proceso electoral de marras, entre otras razones porque el gobierno venezolano no lo ha solicitado. Falcón tiene algo que decir al respecto porque puso como condición para continuar con su candidatura la presencia de Naciones Unidas el 20 de mayo.

Es conveniente puntualizar que no basta con la presión internacional para derrotar al régimen, es indispensable y clave el esfuerzo unitario de los opositores endógenos para conseguirlo.

La MUD languidece y el Frente Amplio, suerte de convergencia nacional de partidos, gremios, universitarios, sociedad civil, disidentes del chavismo, en fin, de todos los que se oponen al régimen –que suscitó enormes expectativas positivas– no termina de arrancar. Pareciera estar lastrado por similares obstáculos que los partidos democráticos. Esa insólita situación debe cesar cuanto antes porque le es funcional al chavismo y porque es indispensable que exista una dirección política que conduzca la lucha contra la dictadura.

No basta con abstenerse el 20 mayo, es necesario enfrentar en todos los escenarios el fraude en progreso y generar una contra campaña electoral contra la farsa y por conquistar una salida constitucional y electoral a la crisis política, madre de todas las demás.

Ese y no otro es el reto y la responsabilidad histórica de los venezolanos en esta hora aciaga del país, la peor en los últimos cien años.


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