Ideas previas:

A) Se requiere un  poder adquisitivo positivo que permita con cierta certeza y seguridad poder adquirir bienes y servicios. Sin ninguna ambigüedad, primero que nada es la economía real y luego nace o se genera la economía monetaria (o las monedas virtuales o físicas que permitan el intercambio de bienes y servicios, pero nunca lo contrario. La mayoría de los trabajadores que dependen de una renta o salario fijo su capacidad de compra es negativo, así haya llegado el Petro, el lingotico o el mismo soberano…

B) No se debe ir a una mesa de trabajo salarial y demás beneficios laborales con el patrono gubernamental si de inicio se desconoce la tasa de inflación oficial, que constitucional y metodológicamente sirve de soporte para la conformación del “salario mínimo vital” y la consecuente estructura salarial indexada con la debida e irrenunciable interescala… Además tal cual como está  conceptualizado por la ONU (1995), el “Derecho al Desarrollo es universal e inalienable, es parte integrante de los derechos humanos fundamentales…no se puede invocar la falta de desarrollo para justificar la violación de los derechos humanos”.

C) “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. – Nelson Mandela (1918- 2014). Los universitarios no tenemos otra alternativa, o mejor dicho es la única opción.

D) Independientemente de las posturas, concepciones o diferencias de cualquier tipo, nivel o grado que existan en torno a los actores que conforman y dinamizan el régimen gubernamental venezolano, en lo que respecta al modelo de “economía política” implementado y su basamento ideológico, los profesores universitarios tenemos la obligación constitucional y moral, cónsona con la ley de universidades y el código de ética de la profesión respectiva, de “colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”.

E) Es una realidad innegable que el poder adquisitivo de la mayoría de los venezolanos es negativo, que sumado al diferencial de precios de los productos homogéneos que se acrecienta ante el proceso de devaluación del bolívar frente al peso, prácticamente de manera natural, el contrabando y el bachaqueo son impulsados, promovidos y aupados como medios de lucro o remuneración complementaria al trabajo: modo de vida.

F) El “Programa de recuperación, crecimiento y prosperidad económica” lleva implícito o amerita el aumento sostenido de la productividad de los factores de producción, y para lograrlo se requiere que los venezolanos se puedan dedicar a trabajar y estudiar plenamente, y dejar de estar haciendo  “colas” para absolutamente todo…

Decálogo de sensatez y prudencia:

En misivas abiertas y públicas dirigidas al ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, desde inicio de este año 2018 se dejaron plasmadas un conjunto de proposiciones y consideraciones tales como las siguientes:

1) Antes de promover la moneda virtual “Petro” (que debe cumplir la condición de ser descentralizada y permitir que actué de acuerdo a las condiciones del  mercado digital) se deben agotar todos los esfuerzos en fortalecer orgánicamente la moneda nacional “bolívar”, y así restituir sus funciones básicas: medio de pago, unidad de cuenta y depósito de valor.

2) Se le está dando prioridad a la economía monetaria antes que a la economía real. El fundamento primario de manutención y bienestar permanente de toda sociedad se logra cuando se favorece de forma prioritaria la economía real (ahorro e inversión para generar producción, trabajo productivo, demanda efectiva y riqueza), derivando a posteriori la necesaria economía monetaria (dinero en cualquiera de sus formas físicas o virtuales para permitir entre otros aspectos los intercambios de bienes y servicios generados en el proceso de producción).

3) En un país donde la capacidad e infraestructura en tecnología digital no está consolidada y no es de fácil acceso al 50% de la población aproximadamente, aparte de los graves problemas estructurales en cuanto a la precaria diversificación de la economía que históricamente nos perfila como un país monoproductor, monoexpotrador y consumista, la prudencia y la sensatez deben prevalecer en la ruta de reorientación de la gestión gubernamental y el redireccionamiento de su economía política.

4) Y además el Ejecutivo Nacional debe considerar muy atenta y sosegadamente la amenaza latente y evidente que representa, el hecho de activar potencialmente un proceso de mayor consumismo y auge especulativo de productos comprados en el exterior con monedas virtuales o digitales, que en esencia representan dinero “inorgánico”, lo cual en una economía como la nuestra se corre el riesgo que se descuide o se margine en mayor proporción las alternativas de producción nacional.

5) Transferir poder adquisitivo a todos los trabajadores decentes en función de un ajuste salarial real tal igual al nivel que existía en diciembre 2007 (año base según cuentas nacionales de Venezuela). A tal efecto se dispone de una propuesta metodológica relacionada con la “Estructura Salarial Indexada y demás beneficios laborales”, teniendo como marco de referencia la realidad venezolana en cuanto a lo económico, social y político.

6) Generar un nuevo cono monetario pero acudiendo a otra reconversión monetaria.

7) Sin marginar la dimensión social unificar el tipo de cambio, pero monitorear muy de cerca y a diario la relación entre el precio de la gasolina, el dinero en efectivo y el peso “always”.

Pero además se recalca que es de trascendental importancia internalizar:

8) Que el diálogo, la rectificación y concertación a favor de revertir la situación de quiebra, descapitalización, pobreza y miseria agravada que padece la sociedad venezolana, depende primariamente de una confianza renovada y la reducción de los altos grados de incertidumbre y conflictividad, que esté respaldada por la aplicación de una política económica integral, coherente, sensata, pragmática y disciplinada tal cual como la relacionada con el “índice de poder adquisitivo pertinente (IPAP)”.

9) La economía real que es la que genera riqueza en un país aún no se ha activado. Se sigue retardando la ejecución de un plan integral que permita reactivar definitivamente el aparato productivo y el tejido agroindustrial en perfecta congruencia con  la  demanda efectiva nacional.

10) Por distintas razones se mantiene la dificultad  de integrar a la universidad y el sector empresarial en perfecta sintonía con la gestión gubernamental: pilares fundamentales en el proceso de reactivar la economía; pero con la premisa esencial de lograr el diálogo sincero el consenso deseado por parte de todos los actores involucrados: a favor de una educación de calidad y excelencia…

Trabajo decente y digno:

De acuerdo al artículo 1 de la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6076 de fecha 07-05-2012 (LOTTT), los trabajadores y trabajadoras son “creadores de la riqueza socialmente producida”, es decir, que dado el cumplimiento irrestricto del modelo de país y los derechos económicos tal cual establecidos en la carta magna, ratificados de manera contundente en el “referéndum para la reforma constitucional” del 02-12-2007, un factor fundamental en el logro de la  visión compartida del progreso sostenido es el trabajo decente (ONU, 2012), el cual tiene como soporte:

i) El empleo productivo y remunerativo por parte de la organización empresarial o gubernamental; ii) la progresividad y consolidación de la institución de los derechos adquiridos; iii) la impecable protección social; iv) el diálogo sincero y respetuoso para solventar los conflictos. En otras palabras: para poder producir (PIB) y generar riqueza, es vital disponer de las condiciones mínimas para desarrollar un trabajo también productivo.

Sin embargo para el caso venezolano que nos ocupa a) Se incumple con el salario mínimo vital que ordena el artículo 91 de la “ley fundamental” de Venezuela (CRBV), el cual debería ubicarse por lo menos en el mismo nivel salarial con poder adquisitivo que prevalecía para diciembre de 2007; b) los derechos adquiridos son irrespetados y por ende violentados a todo nivel; c) la productividad laboral en todos los sectores privados y públicos presenta niveles críticos, a causa de la desinversión en la capacidad productiva e infraestructura nacional en términos generales.

Índice nacional de precios al consumidor (INPC):

La carta magna venezolana es contundente cuando ordena que los trabajadores recibirán un “salario mínimo vital” que se determinará anualmente en términos del “costo de la canasta básica” (Artículo 91).

Para este caso, el índice nacional de precios al consumidor (INPC) o “índice de precios al consumidor”, cuya metodología de cálculo es muy rigurosa, es el instrumento utilizado oficialmente para medir el valor del conjunto de bienes y servicios que consumen los venezolanos durante un periodo determinado.

Este estadístico debe publicarse mensualmente, debido a que su variación indica, entre otros aspectos, el nivel alcanzado por la inflación, fundamental para ajustar o determinar el piso o salario mínimo de cualquier estructura o tabla salarial.

Si no se dispone del valor actualizado del INPC, calculado este de manera estricta, rigurosa y confiable tal cual la norma constitucional y la metodología formal relacionada lo establecen, no es posible conocer el “costo de la canasta básica”; pero sin este referente, resulta indeterminado el “salario mínimo”, por tanto carece de sustento constitucional y metodológico, cualquier porcentaje de aumento salarial con el propósito de transferir poder adquisitivo a los trabajadores.

El salario mínimo oficial en deterioro agravado:

El salario mínimo de 3.000.000 BsF que estaba vigente antes del 20-08-2018, o el que rige en la actualidad de 1.800 BsS está por debajo del que se recibía en diciembre del año 2007. Es decir, que hoy en día se está recibiendo una remuneración menor a la que se percibía en ese momento, a consecuencia de los altos niveles alcanzados por la inflación (que todavía se mantiene censurada su publicación oficial); aunado a otros factores que deterioran aún más la capacidad de compra de los trabajadores, como son  la escasez y el desabastecimiento, además de la especulación sobre el dinero en efectivo que aún está en la etapa de circular nuevamente por el sistema económico sin trabas y acciones monopólicas.

Para el año 2.017 por ejemplo, se pueden utilizar algunas estimaciones en relación al “índice nacional de precios al consumidor (INPC)”, las cuales permiten conocer con un grado significativo  de confiabilidad, que la tasa de inflación para Venezuela pudo haber alcanzado cuando mínimo el 3.900%. Igualmente este estadístico nos conduce a dilucidar el salario mínimo que debía corresponder para finales de ese periodo; y al menos mantener el mismo poder adquisitivo de diciembre 2007: representando un valor alrededor de los 1.592.254,458 BsF. Por todo esto, lo que quiere dar a entender este número, es que el mismo equivale a los 614,79 BsF: que se devengaba como salario mínimo en esa ocasión. Por tanto se puede apreciar que la cantidad recibida en diciembre 2017 se encontraba por debajo de lo que le correspondía al trabajador decente por su digno  trabajo desarrollado.

No se le hace nada bien al clima de confianza y al ambiente de credibilidad, que se afirme que a los trabajadores venezolanos en la actualidad se les ha transferido poder adquisitivo, cuando en realidad el “índice de poder adquisitivo pertinente” (IPAP) continúa desfavorable, y peor aun  cuando el salario mínimo oficial no guarda relación alguna con el “vital” constitucional establecido en el artículo 91 de la carta magna; pero además cuando se hace una relación cruzada con el tipo de cambio bolívar-dólar y el precio del barril del petróleo las circunstancias se vuelven engorrosas en grado superlativo. Por ende, al seguir con la ilustración respecto al año 2017, se puede captar objetivamente un deterioro agravado: el salario mínimo equivalente a los 53,07 dólares representa una merma significativa en relación a los 285,95 dólares del año 2007 (una pérdida económica de 232,88 dólares).

Para complementar lo antes expuesto considérese la siguiente información:

Para diciembre (dic.) de 1998:

1. Salario mínimo: 100.000 Bs / 100 BsF / 0,001 BsS.

2. IPC (enero 1998): 15,47; IPC (dic. 1998): 20,09; Inflación 1998: 29,86%.

3. Tipo de cambio dólar (USD): 548 Bs/ 0,548 BsF / 0,0000548 BsS.

4. Precio promedio del barril de petróleo: 12,28 dólares (USD).

5. Salario mínimo equivalente en dólares: 182,48 USD.

Para diciembre de 2007:

1. Salario mínimo: 614.790 Bs / 614,79 BsF/ 0,0061479 BsS.

2. IPC (dic. 2006): 81,66%; IPC (dic. 2007): 100; inflación 22,46%.

3. Tipo de cambio dólar (USD): 2.150 Bs / 2,150 Bs. F. / 0,00002150 BsS.

4. Precio promedio del barril de petróleo: 69,04 dólares (USD).

5. Salario mínimo equivalente en dólares: 285,95 USD.

Para diciembre de 2017:

1. Salario mínimo: 177.507.440 Bs / 177.507,44 BsF / 1,7759744 BsS.

2. INPC (dic. 2016): 6.474,79: INPC (dic. 2017): 258.991,60; Inflación 2017: 3.900%

3. Tipo de cambio dólar (USD): 3.345.000 Bs / 3.345 BsF / 0,03345 BsS.

4. Precio promedio del barril de petróleo: 52,51 dólares (USD).

5. Salario mínimo equivalente en dólares: 53,07 USD.

6. Salario mínimo que correspondía en relación con dic.2007: 1.592.254,458 BsF.

Para septiembre de 2018:

1. Salario mínimo: 180.000.000.000 Bs/ 180.000.000 BsF / 1.800 BsS.

2. INPC (dic. 2017): 258.991,60: INPC (dic. 2017): Indefinido; inflación 2017: Indefinida.

3. Tipo de cambio dólar (USD): 6.226.000.000 Bs / 6.226.000 BsF / 62,26 BsS.

4. Precio promedio del barril de petróleo: 72,91 dólares (USD).

5. Salario mínimo equivalente en dólares: 28,91 USD.

6. Salario mínimo que corresponde en relación con dic. 2007: superior a los 3.600 BsS.

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Año 2018.

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