Este documento no es ningún manifiesto insurreccional o de conflictividad política, se trata de una comunicación dirigida al ciudadano presidente de la República Bolivariana de Venezuela (fechada el 12-02-2018), la cual se exhorta sea atendida y respondida favorablemente, pero también que sea apoyada solidariamente por los distintos representantes o instancias universitarias, tales como el Consejo Universitario de la UNET, rectores de Averu, consejo superior y junta directiva de Fapuv, gremios, sindicatos y federaciones de centros, y en general por todo aquel que se sienta identificado con esta causa común que dejó de ser una cuestión de “contingencia” para transformarse en una de “supervivencia”.

Mis respetos y consideración.

Sin la intención de utilizar palabras con doble sentido o con tono irónico, bienaventurados aquellos venezolanos (que según algunas fuentes alcanzan hasta los 5 millones de personas) que tienen la holgura y en cierta forma el privilegio para disfrutar y divertirse sanamente en estos carnavales 2018, tal como se hace entender a través de las informaciones que emiten algunos medios de comunicación y en las tendencias observadas en las redes sociales: lo que se traduce como un éxito de los operativos planificados por el gobierno nacional con el fin de resguardar la seguridad en general de los temporadistas.

Le escribe un habitante de los más de 30 millones que pertenecemos a esta gran nación venezolana, y aunque a principios de este año me dirigí a usted en una misiva pública con el título “Señor presidente”, donde le exponía una perspectiva y prospectiva económica acerca de la realidad que compartimos, nuevamente con el mayor respeto intento comunicarme para expresarle un clamor que no es particular sino que obedece a la angustia represada de una significativa cantidad de hogares (más de 30.000 para el caso de la UNET) que lo único que deseamos es vivir de manera íntegra y sin restricciones en nuetros derechos humanos.

Se escucha desde hace tiempo en su discurso como estadista, e igualmente en el verbo por parte de sus colaboradores y seguidores, que estamos en un escenario de “guerra económica”, y que por ende el gobierno bolivariano y revolucionario está haciendo los mayores y mejores esfuerzos para hacerle frente. No obstante, por favor, permítame decirle que dicha “guerra” tiene un gran número de bajas y víctimas bien definidas: muchas fallecidas físicamente y otras muchísimas más que estamos en un estado crítico en el ser biológico, moral, emotivo, espiritualidad y en la dignidad integral como tal.

Fíjese que aunque nunca hemos sabido a cuál enemigo concreto nos enfrentamos, de parte de los millones de venezolanos que nos identificamos con el genuino partido pero del trabajo y/o el estudio, y que poseemos el carnet pero de trabajador y/o estudiante, aceptamos y declaramos que nos venció esa guerra inaudita, insensata e irracional, y por tanto nos rendimos e izamos en lo más alto la bandera blanca (símbolo de la tregua), porque si en fecha reciente (cuando se inició esta arremetida “bélica”) decíamos que el salario era insuficiente e indigno y nos encontrábamos con el dilema que “si teníamos para comer no teníamos para la salud o pagar el pasaje”, en la actualidad con los estragos generados por este “conflicto” los que dependemos de una renta fija (porque nuestro trabajo es a dedicación exclusiva) “no tenemos ni para comer, ni para salud, ni para nada”.

Esta situación trágica la padecemos una mayoría importante de venezolanos, pero en particular una institución que es fundamental para el desarrollo de cualquier país, que lamentable y tristemente está en franca agonía y decadencia: dejando constancia que los que hacemos vida en esta institución hemos agotado todos los planes de “contingencia” para “ajustarnos o acomodarnos” a los efectos o externalidades negativas de la “guerra económica”, pero la tolerancia se encuentra en su nivel cero o en el umbral de saturación. Esta institución a la que me refiero es la universidad en su conjunto. Importante recordar que ella tiene como misión esencial formar a los profesionales y generar los productos innovadores-tecnológicos que requiere el Estado venezolano.

Pero, contradictoriamente, la universidad ha sido abandonada a su suerte, se le han negado los recursos requeridos para potenciarse y contribuir a la reactivación del país. Con el agravante de que toda su comunidad (estudiantes, obreros, administrativos y docentes) ha sido duramente golpeada, constantemente maltratada y hasta despreciada. Hoy en día sus trabajadores están pasando por un terrible estado de pobreza y miseria que les impide vivir dignamente y cumplir con la misión establecida en la carta magna y la Ley de Universidades (y que por el contrario les obliga a emigrar o dedicarse a otro oficio en perjuicio de la misma universidad y Venezuela). Literalmente hablando, no tenemos para cubrir las necesidades mínimas diarias de alimentación, para atender la salud y menos aún para mantener el nivel académico que se requiere para seguir formando a nuestros nobles estudiantes.

Se agradece su tiempo en atender esta comunicación, pero también se espera que sean tomadas en cuenta las siguientes peticiones y consideraciones, que muy humildemente estamos convencidos permitirán neutralizar y contrarrestar la tendencia que conduce irremediablemente a un desenlace de mayor quiebra y pobreza para los venezolanos:

1) Transferir poder adquisitivo a todos los trabajadores decentes en función de un ajuste salarial real tal igual al nivel que existía en diciembre 2007 (de manera de reactivar la demanda efectiva). A tal efecto, se dispone de una propuesta metodológica relacionada con la “Estructura Salarial, Beneficios y otros Aspectos Laborales”, teniendo como marco de referencia la realidad venezolana en cuanto a lo económico, social y político.

2) Sin condicionantes y sin distingo de cualquier tipo dar acceso a los respectivos planes de alimentación, salud y cualquier otro beneficio de tipo social a todo venezolano que lo requiera. Caso universidades (ejemplo): “Misión atención a la comunidad universitaria”.

3) Iniciar de inmediato la ejecución de un Plan Integral de Reconstrucción o Reactivación Universitaria (PIRU).

4) Favorecer la realización de elecciones para presidente de la República Bolivariana de Venezuela donde existan condiciones mínimas, para que con el tiempo debido cualquier venezolano (que cumpla con los requisitos establecidos en la Constitución) pueda participar como candidato y/o elector: porque ese empeño de pasar por encima de todos al imponer una ideología específica en verdad no es compartida por la mayoría de los venezolanos…

5) Revertir la situación de quiebra, descapitalización, pobreza y miseria agravada que padece la sociedad venezolana en su totalidad, depende primariamente de una confianza renovada y la reducción de los altos grados de incertidumbre y conflictividad, pero respaldada por la aplicación de una política económica integral, coherente, sensata, pragmática y disciplinada.

Gracias de antemano por considerar y tomar en cuenta lo expresado en esta comunicación, ya que soy un venezolano más, con la profesión de economista (ULA), que cumple el papel de docente universitario (ULA-UNET) y representante de gremio (Apunet), que viniendo de un hogar humilde y sin que nadie me regalara nada (como millones de venezolanos), pude a través del esfuerzo (trabajando para sufragar mis estudios) obtener un título universitario y ejercer con gran orgullo una digna labor.

Salud y armonía son mis deseos.

[email protected]

Posdata:

En este momento (5:00 am del 15 de febrero de 2018) intento viajar a la ciudad de Mérida (desde San Cristóbal), debido a que una de mis queridas hermanas, de un leve quebranto de salud pasa a sufrir una grave infección de colon que le está afectando todo el sistema digestivo: Dios nos la mejore pronto. La situación que padecemos la gran mayoría de venezolanos es una realidad muy cruda y cruel. Sin dinero, sin comida, sin medicinas, sin cobertura de salud… no es cuestión de CONTINGENCIA sino de SUPERVIVENCIA…


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