¡Redescubrir la verdadera razón del origen de la riqueza de nuestra nación, y de todas las naciones de la tierra, ha sido el producto de la inimaginable y dolorosa realidad que actualmente sufrimos! Repensarnos desde aquella Venezuela de las décadas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, como una de las naciones más prometedoras y de mayor crecimiento poblacional del mundo, con la confluencia de familias de Europa, Asia y de la propia América Latina, todas viviendo en Paz. Familias que vinieron a establecerse en este territorio, y que con diversidad religiosa, creencias y costumbres, crearon otras miles de familias. Con su trabajo, su emprendimiento y su constancia, iniciaron un formidable proceso de desarrollo socioeconómico y cultural.

A la construcción de aquella nación próspera, que apenas había comenzado en la época mencionada, sin embargo, le faltó ponderar o entender más acertadamente la valía del paradigma clave de la libertad económica, y del papel determinante del trabajo, y por tanto del trabajador y su familia, para el sostenimiento del sistema democrático. Entender aún más correctamente el papel del Estado, como garantizador de la libre actividad económica de la sociedad, y no tanto un controlador que pretende sustituirla. Era necesario un mayor esfuerzo clarificador desde dentro y hacia fuera de sus instituciones educativas sobre el papel de la economía libre. Para la prosperidad, para el orden y para la justicia. Esclareciendo, y superando también, la concepción errónea de dicho Estado como propietario de la riqueza, que él redistribuiría con supuesta eficacia hacia parte de una sociedad postrada clientelarmente. Así, y gracias al control que asume de la sociedad toda, ese modelo de Estado socialista la concibe como no apta por sí misma para asumir a través de su libre concurso la solidaria responsabilidad de sacar adelante a sus conciudadanos más pobres. La verdad resulta en el fondo que del control del poder resulta el botín, con el cual crea el círculo vicioso de la pobreza: Estado rico-país pobre-clientela o pueblo subyugado.

Provenga el ingreso del Estado de algún mineral específico, como el rentismo petrolero del caso venezolano, o que provenga del secuestro por parte del Estado del esfuerzo de sus ciudadanos transformados en cuasi-esclavos de este, como sucede tristemente en casos como los de Cuba, Corea del Norte y otros muy pocos países del mundo, la fallida idea del Estado-rey-dictador, de arbitrar la felicidad de su pueblo aún permanece en las mentes atrasadas como la de esos dictadores en pleno siglo XXI. Los Castro lograron incluir a Venezuela en la nefasta lista, como trofeo pírrico que comparten junto con sus corruptos e hipócritas aliados beneficiarios de otros gobiernos de países que tristemente actúan como clientelas prostituidas también.

A lo que debió ser la libre participación del ciudadano venezolano en la vida política del país, en sus instituciones, como en la Fuerza Armada Nacional, por ejemplo, le faltó concurrencia y claridad de propósitos de una sociedad hacia un Estado competente, con instituciones liberales, de separación de poderes, roles y realmente democrática. Esto era, y es ahora más que nunca, vital entenderlo. Lamentablemente no se avanzó suficiente desde los originarios partidos políticos de los años mencionados, y a la velocidad necesaria, en los principios y valores sobre la modernización y fortalecimiento del Estado, la libre economía, la educación y el conocimiento para el cambio. El deber público, por tanto, de participar en el rehacer del sistema político venezolano quedó estancado en partidos anquilosados, y en los largos procesos burocráticos de la reforma del Estado y de la economía.

¡Hoy estamos aprendiendo nuestra gran lección, junto a nuestras familias, que son la esperanza hecha realidad en las calles de todo el territorio nacional venezolano! Hoy clamamos y reiteramos con firmeza, y a la vez humildad, que este aporte que realizamos gracias inicialmente a El Nacional, y mediante la “Cátedra internacional de la libertad Francisco de Miranda”, junto a esos miles de mujeres y hombres que luchan por la libertad de Venezuela y su regreso a la democracia, está al servicio de la inclusión y la reconciliación de Venezuela toda. Pero primero debe darse paso a la salida de Maduro y su narco-dictatorial régimen que usurpa Miraflores. Estos hace rato que abandonaron sus funciones de presidente constitucional de Venezuela y del cómplice vicepresidente El Assami. Solo así se posibilitará retomar el camino de las reformas y de la reconstrucción de Venezuela. Esa Venezuela de la hermandad y del trabajo conjunto que recordamos y que se iniciará pronto.

Desde el principio constitucional establecido, y el principio democrático parlamentario aceptado mundialmente para las democracias, con representación de minorías, como son ellos, emanada de las elecciones de diciembre de 2015, iniciaremos en primer orden el reordenamiento de los poderes públicos de nuestro país. Bajo el esfuerzo compartido y tenaz sacaremos no solo a los prisioneros políticos de las cárceles, sino que sacaremos adelante toda nuestra nación de la prisión en que la dictadura ha metido a todo el país. Así se generará el comienzo de un nuevo orden para la riqueza y el progreso que queremos, y que también será compartido bajo principios de la libertad, equidad, corresponsabilidad y solidaridad.

Como consecuencia de todo lo sufrido en estos años, y que sin duda alguna nos ha hecho entender toda esta grave falla de origen y necesidad imperiosa de la superación de la confusión y del descuido de nuestro deber primordial de asumir la libertad económica y en el esfuerzo conjunto de lo privado con lo público, como claves del progreso nacional, recuperaremos el equilibrio más temprano que tarde dentro del territorio. Equilibrio que permitirá iniciar rápidamente la recuperación de los agentes económicos, gracias a que, ahora sí, los habitantes se han transformado y empoderado definitivamente como ciudadanos libres, a los que les pertenece el Estado y no al contrario, cuando el Estado asume el control, cual amo del ciudadano. Retomaremos la construcción del camino de mujeres y hombre libres, responsables, honestos, que manejan sus vidas, sus actividades productivas, con claros principios y conceptos de respeto al contrato social que debe regir el progreso de la indetenible la Venezuela que viene.

Superaremos este fallido y desastroso intento de construir una Venezuela de oprobio y de miseria, bajo el engaño de los narco-corruptos que pudieron vender a nuestro pueblo y al resto del mundo, solo por un tiempo gracias a la rica renta petrolera, el espejismo de una Venezuela socialmente muy bien atendida, que surgía “como potencia” social en América Latina. La prometida redistribución desde el Estado socialista hecha por los seudohonorables dirigentes marxistas como ángeles redentores fue en realidad malversación, latrocinio, endeudamiento, estancamiento, empobrecimiento y la masiva inmigración de cientos de miles familias venezolanas ¡hacia todas partes del planeta! Estas familias, que constituyen el mayor tesoro o riqueza que logró producir nuestro país, antes de este descalabro causado por la dictadura, serán, desde cualquier lugar del globo apoyo para la Venezuela, que habrá de renacer y reencontrar su camino perdido hacia la prosperidad, sin olvidar nunca más que es en el ciudadano, en su conciencia, y en la familia honorable que él logra formar con su esfuerzo honesto, donde reside la esperanza y riqueza de toda una nación.

fundació[email protected]

@Mirandafreedomchair/ Recomendación de la semana:

Consultar obra The Wealth of Nations de Adam Smith.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!