La friísima ansiedad de volver a la lucha

Recientemente estuve en Venezuela, libré las garras metálicas y el husmeante hocico de la tiranía y me interné por rincones inciertos –y no tan inciertos– de nuestra geografía nacional. No diré cuándo ni cómo pero anduve por ahí no exento de una cortante –friísima– ansiedad. El riesgo fue enorme, si la dictadura me cazara me convertiría en un picadillo humano o en el mejor caso en un trofeíto “conspirador” para ser encarcelado y torturado.

No lo permitiré, claramente.

Las garras torturadoras y asesinas de la dictadura

La clandestinidad es aterradora, no es fácil sobrellevarla, uno se desliza sigilosamente entre mastines, zamuros y hienas. La desconfianza y la duda clavan sus uñas en cada margen de nuestro espíritu, que apenas alcanza la respiración para mantenerse con vida. No exagero, es martirizante. Saberse perseguido por una tiranía y retarla escabulléndose de sus garras torturadoras y asesinas no es fácil, nada fácil. Algún día narraré la agonía que se vive, que viví. No en esta entrega.

Lo importante es que logramos el objetivo.

La desolación de un país en ruinas

Más aterrador y asfixiante que la aterida ansiedad que se siente cuando uno anda de un lugar a otro clandestinamente en Venezuela es la pasmosa experiencia de ver el destrozado estado en el que se encuentra el país. Antes me había colado por la frontera colombiana y había permanecido en el Táchira, lo había hecho para rescatar a amigos que huían de las fauces carcelarias de la tiranía, pero nunca había llegado hasta Caracas. En esta ocasión sí lo hice, fue muy riesgoso, pero lo hice. En el accidentado y apremiante viaje quedé profundamente impactado, Venezuela toda es una ruina, una desoladora ruina.

Hugo Chávez y su chavismo son la peste de nuestro siglo, nos destruyeron. Ellos son los culpables.

La africanización de Venezuela

Tenía casi 6 años sin andar tierra adentro por Venezuela. Es inconsolablemente triste observar cómo la lepra chavista ha devastado el país. No puedo recoger con palabras la hiriente experiencia. Ciudades, autopistas, tierras baldías y, lo más desolador, la gente recogiendo basura por doquier. Es a un tiempo inaudito y absurdo. Todos los chavistas como castigo deberían de permanecer encarcelados por lo que les resta de vida por el inenarrable crimen que han cometido, son una manada perversa de delincuentes. Les llegará el momento, seguro que les llegará.

La inimaginable africanización de Venezuela ya es un hecho.

La extravagancia del libre pensador

Fue en noviembre de 2001, hace dieciséis años, apenas mostraba su rostro la lepra ideológica del chavismo, cuando Oscar García Mendoza, uno de los banqueros más comprometidos y lúcidos de la historia de Venezuela, que actuando más como un libre pensador –extravagancia impensable en el mundo de las finanzas venezolanas, tan repletas de oportunistas y obsecuentes– nos advertía de las catastróficas consecuencias que nos acarrearía la ideocracia totalitaria chavista en una profética entrevista que ofreció para el diario El Nacional. Esto dijo: “Podríamos estar en proceso de africanización de Venezuela. Podríamos convertirnos en Sudán o en una nación de este tipo con el tiempo…, ese es el camino por el que nos llevan”.

Y años más tarde aquí estamos.

La misión posible

Asumí el riesgo de volver a Venezuela para reorganizar las fuerzas aún vivas de la lucha no violenta y de la resistencia. Obviamente, no daré detalles de la misión, solo diré que vamos bien. Había que asumir riesgos; hay que seguir haciéndolo. La rebelión popular total se está gestando. Algunas de las acciones que hemos planificado para la liberación ya están ocurriendo, ¿lo notan? El acierto principal ha sido obviar las fuerzas políticas opositoras –tan menoscabadas como confundidas– y estimular las fuerzas sociales (telúricas y morales) de la nación para una irrupción final hacia la toma del poder y transitar de una vez por todas hacia la libertad y la democracia. Aunque estoy muy confiado de la victoria –insisto: muy confiado– no sé hasta qué punto podremos evitar la anarquía. Lo veo difícil, la rabia “africana” que se descubre en el pueblo venezolano contra el chavismo es incontenible. Ojalá logremos encauzar la claudicación negociada de los tiranos antes de que sea demasiado tarde.

Mucho me temo que terminarán pagando justos y pecadores.

¡Ríndanse!

Chavistas, ríndanse si tienen una pizca de sensibilidad y conciencia. Ríndanse, su traición cubana los execra y culpa por los siglos de los siglos. Ríndanse antes de que sea tarde por el futuro de sus hijos y de sus familiares, quienes no merecen ser apedreados por la incontenible rabia de nuestro pueblo. Ríndanse ante la historia que los juzgará con una guillotina moral nunca antes conocida. Chavistas, ¡ríndanse!, su miserable tiempo está maldito y enfermo, ha muerto. Háganlo antes de que sea tarde, háganlo para que sea la justicia la que los sentencie y no la furia ciega del hambre en Venezuela. No se equivoquen, ríndanse, no tienen escapatoria ni otro destino que la vergüenza eterna, la llevan tatuada en el pecho. ¡Ríndanse, chavistas!, ustedes encarnan la maldad y ya ella está descubierta, acorralada y vencida.

La victoria es nuestra, el destino es la libertad.


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