Revolución pacífica, pero armada son las palabras, la amenaza más usada por los voceros oficialistas; ejemplo de esto es Zurda Konducta (de corte juvenil), así como la recalcitrante La Hojilla, de Mario Silva, quien en un país con verdaderas instituciones libres debería estar preso por incitación al odio.

Esta amenaza constante sobre la población, que difiere o critica las políticas en Venezuela, ha tenido nefastas consecuencias sobre el acontecer diario de la nuestra golpeada nación del Caribe, aupando la violencia, y buscando la autocensura de quienes critican y proponen salidas que lleven a la mejor Venezuela.

Los antiguos círculos bolivarianos, hoy llamados colectivos, han sido propiciados y patrocinados desde el Ejecutivo, armándoles, protegiéndoles y pagándoles, y en múltiples ocasiones han arremetido sobre las protestas pacíficas bien justificadas contra el régimen que desgobierna a Venezuela.

Estas fuerzas paramilitares fueron creadas como suerte de fuerza pretoriana a las órdenes de los capos del régimen. Cuando vemos las noticias de los enfrentamientos entre fuerzas del orden público y delincuentes, en muchas ocasiones se hallan armas de guerra lo que nos hace preguntar: ¿de dónde salen?, pues sencillo, son las mismas armas que el Ejecutivo ordenó entregar a esos círculos para su protección, lo que sucede es que el gobierno dio armamento y dinero a todo aquel que le ofrecía lealtad; ahora, un gobierno quebrado económicamente no les paga, o les paga poco, y les dejó las armas y las consecuencias saltan a la vista: hampa organizada y mejor armada que la policía.

Humanistas para fuera, para dentro otra cosa

Somos muchos los que hemos visto con horror la estampida de nuestro pueblo a través de las fronteras, así como el actuar cínico del gobierno al desconocer esta realidad, como otras y, para más, el querer dar lecciones de moral al pedir al presidente de Estados Unidos que le dé refugio a la caravana que partió desde Centroamérica hacia Estados Unidos, lo que sí se demuestra con este penoso hecho es que una vez más quedan demostradas las enormes mentiras del régimen de Maduro.

Si Venezuela fuera el país de las maravillas que estos dicen, esta caravana fuera hacia el sur y no hacia el norte como van; en otra época quizás hubiese sido así, pero la realidad es la que es…

Esta penosa realidad puede cambiar en el momento en que tú lo quieras… ¿Cómo?, ¡que hable la calle! sin miedo.


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