En Venezuela estamos sufriendo una grave crisis en materia de seguridad alimentaria y nutricional. Es una situación muy crítica que empeora día a día, debido a la escasez, al desabastecimiento y porque en el país solo se produce 30% de lo que consumimos. Este problema se ha convertido ya en una catástrofe económica que requiere hoy el urgente apoyo de la comunidad internacional.

El año 2003 podría fijarse como el inicio de la debacle agroalimentaria, cuando la violación de los derechos de propiedad, las confiscaciones y las expropiaciones de fábricas, fincas y haciendas decretadas por Chávez, se tradujeron en caída de la producción de alimentos y de la capacidad productiva del sector. Pero consideramos que ese desastre empezó antes, cuando al principio de su periodo Chávez justificó el robo y promovió el saqueo por vía de las invasiones, de la corrupción, del peculado y de la destrucción de las industrias.

Fincas productivas del Sur del Lago de Maracaibo y haciendas en los estados Mérida, Zulia, Cojedes, Barinas y Portuguesa fueron expropiadas y destruidas. En el estado Guárico, zona excelente para la siembra de maíz y otros cereales, que se alternaba con la alimentación del ganado, hoy es tierra arrasada y sin producir. La expropiación de Agroisleña significó una sentencia de muerte para agricultores y ganaderos. Esta era una empresa en plena operatividad, con un plantel de 1.800 trabajadores, que atendía a centenares de clientes, suministraba semillas, fertilizantes, insecticidas, químicos e insumos para la siembra y la producción; y luego les compraba y distribuía sus cosechas. Pero al caer en las garras del régimen fue renombrada como Agropatria, fue triplicada la nómina y los intereses políticos la convirtieron en un foco de corrupción y robo.

En Venezuela sufrimos déficits agudos en productos lácteos, carne de res y pollo, harina de maíz, aceite vegetal, arroz y azúcar. Un estudio elaborado por las tres universidades venezolanas de mayor prestigio (UCV, USB y UCAB) indica que la pobreza aumentó de 48% en 2014 a 82% en 2016. El estudio también señala que 74% de los venezolanos había bajado un promedio de 8,6 kilos de peso de manera involuntaria. Otro informe, esta vez de la firma Ecoanalítica, determina que la venta de carne roja cayó 41,6% en el primer trimestre de este año en comparación con el mismo período de 2016, mientras en pollo la disminución fue de 47,3% y de 27,4% en embutidos.

El doctor Werner Gutiérrez, ex decano de la Facultad de Agronomía de LUZ, en su trabajo “Diagnóstico del sistema agroalimentario venezolano. Perspectivas segundo semestre del año 2017”, demuestra que en el mes de julio pasado el precio de la canasta alimentaria familiar se ubicó en 1.443.634,25 bolívares: un incremento de 17,4% con respecto al mes de junio y 296,7% con relación a julio 2016. Para el año 2011 una persona consumía 32,3 kilos de alimentos al mes, pero en 2016 esa persona consumió 13 kilos al mes; o  sea, 453 gramos cada día. Con 2 salarios integrales una familia solo puede adquirir hoy 34,7% de la canasta alimentaria; lo que significa que para comprarla completa necesitaría 5,7salarios integrales. La caída en el consumo de alimentos en 2016 sería así: Harina de maíz 35 kg/persona/año a 10 kg. Arroz 25 kg/persona/año a 9 kg. Azúcar 40 kg/persona/año a 20 kg. Café de 2,5 kg/persona/año a 400 gramos. Carne de bovino 23 kg/persona/año a 8 kg. Carne de pollo 45 kg/persona/año a 11 kg. Huevos 120 unidades/persona/año a 30 unidades. Y leche 83 litros/persona/año a 60 litros.

Pero Venezuela es un país con un gran potencial agrícola. Tenemos 34 millones de hectáreas de suelos con potencial agrícola vegetal, animal y forestal. Somos el tercer país con mayor superficie potencial en Latinoamérica y a nivel mundial estamos entre los primeros 15 países. La recuperación del sector agroalimentario es posible si emprendemos acciones inmediatas, como: Hacer rentable el trabajo agrícola; garantizar el suministro oportuno de semillas e insumos; elaborar un programa de dotación de maquinaria y equipos; respetar el derecho de propiedad y paralizar las invasiones y expropiaciones; y garantizar la seguridad jurídica de bienes y personas en las zonas agrícolas.

El hambre y la miseria que sufrimos es responsabilidad de este régimen chavista-madurista, de su corrupción y de su incapacidad. Por eso, lo urgente es el cambio de gobierno que la mayoría de los venezolanos estamos exigiendo. Un cambio que es indetenible y que será irreversible.

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@JMColmenares


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