Romería: La peculiar crisis nacional que nos acogota induce a que nos dediquemos, con parsimonia increíble, a constatar las realidades de la cotidianidad reinante. Decidí visitar dos centros comerciales cercanos a mi residencia; visitar la calle Real de Sabana Grande y hacer un “toque técnico” en el centro de Caracas. Quise verificar con mis propios ojos el movimiento social y económico. Una vez concluido el transito citadino, vinieron a mi mente figuras casi enmohecidas de viejas películas que hube de ver en mi adolescencia y en el comienzo de mi madurez. Me refiero a las imágenes de los pueblos abandonados y desérticos en las películas del “viejo oeste”. Aquellas poblaciones deshabitadas y en sus calles donde el viento arrastraba ramas de plantas secas arrancadas de cuajo por la sequía reinante y el denso polvo envolvente. Era un espectáculo casi tenebroso sumergido en cabal oscurana. Esta vetusta imagen resurgió cuando vi en los dos centros comerciales, en Sabana Grande y en el centro de Caracas las mismas imágenes cinematográficas. La mayoría de los locales comerciales cerrados. Poca afluencia de visitantes y los estacionamientos públicos casi vacíos. También mucho polvo circundante revestido con la inequívoca imagen ruinosa. Almorcé en una taguara “pico e’ pala” y hube de pagar la increíble suma de 295 soberanos por el “seco” de rigor, una malta y un café pequeño. La desproporción de lo cancelado con el ingreso real de la mayoría de los compatriotas hace nugatoria la posibilidad de disfrutar viejos placeres; como el de  comer -con ciertos arrestos de sibarita- fuera del domicilio. Lejanos quedaron los tiempos donde se podía degustar la excelente comida –casi de gourmet– que saboreamos en tiempos idos… ¡Venezuela está ruinosa,  en lo económico, física y moralmente!

Dicom: Maduro y su combo –al igual que su antecesor– se ha distinguido bochornosamente por el uso y el abuso de practicar una especie de toponimia ampliada que trasciende la facultad de distinguir los nombres propios de un territorio o de un lugar. Van más allá. Ejercitan una potestad que muchos publicitas seguramente envidian. No se trata de otra cosa distinta a la de señalar frases efectistas para distinguir sus recurrentes fábulas. “La guerra económica” y “El imperialismo yanqui” como factores únicos de la crisis global (económica, social y política) de Venezuela. El dólar oficial –para el momento de la redacción del artículo– alcanza la suma de 61,93 bolívares soberanos. El cada día más obeso, roñoso y glotón desmesurado presidente había señalado que 50% del petro equivalía al salario mínimo. Es decir, 1.800 soberanos. Son 50% de 3.600 petros. Lo que equivalía, en el cálculo inicial, a 60 dólares; constituyendo la “unidad de cuenta fluctuante”. En poquísimos días, el “Dicom” se ha disparado. Entonces, el ajuste necesario entre el petro y el valor del Dicom (con el ineludible ajuste en soberanos) para evitar la consecuencia innegable de la devaluación no se ha realizado. Creo, que no se realizará a corto plazo. Debemos recordar que el valor del dólar oficial (Dicom) se ha incrementado. La semana pasada titulé a mi artículo como “Mitómanos”. Si la mitad de un petro equivale al salario mínimo y el valor del mismo (equivalente a su valor en dólares) que ha aumentado de la manera indicada. Concluiríamos que para hoy el valor se ha acrecentado a 61,93 soberanos. Se hace necesario el impostergable reacomodo de la llamada “cuenta fluctuante”. Pero las “cobas” y los cuentos de camino siguen su marcha impertérrita… ¡Así, así es que se gobierna!

Mar de los sargazos: En este único tipo de mar parece que apacientan los principales líderes oposicionistas. Este peculiar sitio geográfico sin costa alguna les da cálido albergue. La inacción por falta de reciedumbre –entre muchas otras cosas– para establecer las estrategias y tácticas pertinentes destinadas a resolver de una vez por todas la crisis nacional nos mantiene estupefactos. No salimos del explicable asombro. La causa no es otra que su incapacidad manifiesta para ser ductores eficientes en la etapa crucial de la Venezuela irredenta. ¡No lavan ni prestan la batea! Al resto de los compatriotas nos ha faltado la voluntad de irrumpir con denuedo en contra de tan triste y pecaminoso comportamiento. Los días se suceden con inaudita tranquilidad en un país convulso causado por la insatisfacción colectiva para sobreponernos al hambre, a la inseguridad personal y jurídica; y, a todos los desafueros acometidos por el totalitarismo. Los altos prebostes de la oposición organizada se han refugiado en un complaciente e indigno “bajo perfil”. De vez en cuando, uno que otro, se atreve a decir sandeces para mantenerse en una “actualidad” infecunda. Tanto a los politicastros conocidos; como a los que aún no lo son formalmente –quizás por pudor– no se atreven a asumir el riesgo de vencer al miedo y actuar en consecuencia. Pero esta acción u omisión, en la práctica, constituyen una inequívoca y sui generis cuota inicial de “politicastrismo”. Desean mantener una postura cada día más contradictoria para ser consecuentes con los dictados de los líderes sociales competentes.  Entre el ser y el hacer lo correcto para salir de la tiranía. Los politicastros confesos ya están embarcados en la rebatiña electorera a realizarse el venidero diciembre. ¡Son muchos los aspirantes para “sacrificarse por la patria” aceptando y desempeñando las concejalías en juego. El país les importa “¡un carajo!”. Las golosas canonjías siguen siendo un botín jugoso para estos aventureros de la peor ralea. Dos ex candidatos presidenciales de la oposición están “velando las armas” para participar en la trampa caza bobos gubernamental. Uno de ellos, está aupando un nuevo partido para participar sin abandonar su vieja casa justiciera. ¡Son cosas veredes Sancho! diría el Quijote.

FCU: Como egresado de la UCV y ex miembro de órganos directivos he visto con preocupación cómo los diversos centros estudiantiles han distorsionado su “leitmotiv” primigenio. Constituyen una especie de remedo triste de lo que en otras épocas representaron: La vanguardia combativa y valiente para luchar contra la opresión. La generación del 28 y  la del 58 lo demostró a cabalidad. En ésta hora menguada; –cuando los desafueros gubernamentales exceden las ejecutorias del gomecismo y del perezjimenismo– la disposición de desempeñar y aspirar a dirigir un centro estudiantil equivale a una triste “patente de corso” para iniciar la tortuosa carrera de politicastro incipiente. Una especie de trampolín para ejercer diputaciones y concejalías como premio a sus indignidades y distorsiones. Muchos de ellos con absoluta falta de idoneidad. Aún para desempeñar a cabalidad los cargos a ostentar. Estos nóveles estudiantes no aguantan los cantos de sirena de seudolíderes partidistas; quienes se los disputan en una especie de almoneda. Muchos de ellos; también, están ya torcidos y desviados prematuramente. En el inicio de una fructífera carrera llena de privilegios. Cuando lo racional consiste en que los jóvenes sean puros, “prima facie”. Cuando por regla general están “dispuestos a dar, sin pedir nada a cambio”.

La FCU de la UCV es pertenencia en los últimos años de dos hermanos. Uno está domiciliado en la ergástula más lúgubre del gobierno. Preso injustamente y de manera inconstitucional. ¡Cosa que no es nueva bajo el sol! Saltó directo de la FCU a diputado a la AN por el Estado Táchira (al más viejo estilo en la llamada cuarta república). La titular actual –en “la casa que vence a las sombras”– es su hermana. La FCU había estado (como muchos órganos y líderes) en absoluto, indigno y bochornoso silencio. A pesar de todos los desafueros gubernamentales. Ahora, por los vínculos consanguíneos conocidos, ha resucitado nuevamente (casi como Lázaro) y aparece diariamente en todos los medios comunicacionales exigiendo la libertad plena del hermano. No critico tal hecho en sí. Se trata de solidaridad humana y política pertinente. Lo que si critico es su prolongado silencio e inactividad injustificable en los últimos tiempos. Por tal razón (con el riesgo de pecar de antipático) me permito reseñar estas vicisitudes. Para y con la intención de que no vuelvan a ocurrir. ¡En una especie de aldabonazo! Para concluir exijo la libertad plena del diputado encarcelado y la de todos los presos políticos. En especial (sin intención de prelación alguna) la del dirigente estudiantil Laurent Saleh; quien por su verticalidad en la lucha y su negativa a participar en carnestolendas electorales tiene cuatro años preso sin fórmula de juicio y casi sin dolientes.

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