Han trascurrido pocos días luego de haberse consolidado –aparentemente– el totalitarismo representado por el mangoneador mayor; es decir, por Maduro y su combo. Estos días, curiosamente, nos brindan una especie de espejismo; como el de una adormecedora calma propicia para degustar el disfrute de una apacible siesta. No reparadora para el cuerpo y la mente, luego de intensas jornadas de trabajo. Más bien con la intención de eludir la cruda realidad recurriendo a la inamovilidad y tranquilidad del sueño. En el ínterin han sobrevenido diversas circunstancias con diversos matices. Pero, todas ellas hilvanadas por la perversa urdimbre implementada por la dictadura. Trataremos de abordar ligeramente algunas de sus facetas.

El Nacional. El dúo dinámico (no propiamente Batman y Robin), mejor dicho, los pupilos aventajados de la robolución feíta; originarios de Barinas y Monagas, han señalado “a capela” que uno de ellos será el nuevo propietario del emérito diario. Lo fundado, impecablemente limpio, por Henrique Otero Vizcarrondo y Miguel Otero Silva en 1943, ahora dirigido por Miguel Otero Castillo, pasará (¿fábula?) a formar parte de la propiedad de un milico en condición de retiro. Bastó para ello –así parece– la simple sentencia torticera emanada por los sempiternos jueces venales producto de la singular “justicia revolucionaria”, donde ninguno de los juzgadores goza de la estabilidad laboral necesaria, como condición indubitable (además de probidad, conocimiento y ética) para impartir a cabalidad la justicia, sin añadido acomodaticio alguno. La estrategia fue fríamente establecida. La táctica de ahora no fue la misma implementada por Stalin, Mao Tse-tung y los inefables hermanos Castro. El zarpazo fue establecido mediante el cálculo de una extraordinaria suma monetaria acorde (por su volumen) con el inconmensurable ego del que fue pretendidamente ofendido. En fin, se trata, una vez más, del uso y abuso ejercido por un Poder Judicial obsecuente, ilegítimo e ilegal a favor de pillos de la peor ralea.

El dinero contante y sonante permitió que El Universal y Últimas Noticias cambiaran de dueños y de la línea editorial independiente para convertirse en sumisos órganos panegiristas sin necesidad de sentencia judicial alguna. Falta –por ahora– el diario 2001 para que el gobierno y sus aventajados sustentadores se conviertan –muy a lo totalitario– en los amos de la prensa escrita nacional. Todos sabemos también las penurias que confrontan el resto de los medios escritos regionales. Muchos de ellos han cerrado y han cambiado de dueños. Con la clausura de Radio Caracas Televisión comenzó el proceso para silenciar los medios televisivos y radiales. Globovisión cambió de propietario y su línea editorial pasó a ser un híbrido desconcertante. A Venevisión y a Televen “los están esperando en la bajadita”. Sin aplicación de anestesia alguna aunque con mucho lubricante. También con el garrote aporreador por parte de los “dinosaurios” rejuvenecidos. El “socialismo” del siglo XXI hace lo que le da la real gana con Venezuela y sus imponderables recursos, con el Estado, con la ciudadanía y con la población en general.

Presos. Han liberado a medias a algunos de los secuestrados políticos alojados en las ergástulas del gobierno. ¡Bienvenidos a la menguada libertad! El Foro Penal Venezolano nos informa que de los redimidos en el primer lote apenas la mitad de ellos se ajustan a la condición de detenidos políticos. El resto está formado por miembros de “colectivos” detenidos de manera “in fraganti” y de algunos estafadores (“delincuentes de cuello rojo”) que ejercieron este vetusto oficio, siempre muy productivo, mediante el tráfico de influencias para la obtención de determinados bienes y servicios. Todos estos pertenecientes al área gubernamental.

Otros presos políticos emblemáticos, como los policías metropolitanos detenidos con motivo a los acontecimientos suscitados en abril de 2002; el general Raúl Baduel y el joven Lorent Saleh, siguen “privados” injusta e ilegalmente de libertad. De idéntica forma, aunque con modalidad distinta, Leopoldo López es víctima de un humillante encierro. ¡Aún continúan secuestrados 302 compatriotas! Lo paradójico del asunto es que todos los liberados políticos son objeto de aquello que el vetusto derecho romano designó como capitis deminutio. Es decir, de hombres que no gozaban las prerrogativas que el ordenamiento jurídico de entonces otorgaba a los que consideraba ciudadanos: “hombres de segunda categoría”… Cuando Hugo Chávez y sus compañeros fueron objeto del indulto presidencial que les otorgó la libertad plena, a ninguno de ellos se les aplicó restricción alguna. Cuando en la llamada cuarta república los diversos gobernantes establecieron medidas parecidas, a los beneficiados se les otorgó libertad plena… “La venda de la justicia” se encuentra carcomida por polillas, rojas, coprófagas y muy devoradoras.

Esta patética y triste realidad no ha sido obstáculo para que una especie de aprovechado “social pagano” se autodesigne –de manera sibilina y utilizando vergonzoso pescueceo– la coautoría intelectual y demoledora que hizo posible el gesto de “magnanimidad de Maduro”. Sin pudor alguno señala que ahora –nuevamente– están dadas las condiciones objetivas para negociar políticamente con el régimen. En esta futura y celestinesca negociación seguramente representará exclusivamente a su progenitor.

OEA. Todo indica que a nuestro país le será aplicada una sanción formal. De alguna manera parecida a la que se hizo con Cuba comenzando la década de los sesenta. Es necesario comentar algunas diferencias entre la medida inminente que se avizora, con la de aquel entonces. El régimen cubano imperante fue consecuencia de una revolución armada. La “legitimidad de origen” no resultó de procesos electorales ni de algún tipo de metodología democrática. Entonces, la legitimidad de origen por medio de la lucha armada fue apropiada y justificada puesto que se enfrentó a una dictadura militar, asesina y corrupta, como lo son todas. La sanción no fue por el origen, sino por sus consecuencias. ¿Cuáles fueron estas? Los hermanos Castro consideraron que estaban revestidos, con una especie de “patente de corso”, para propiciar múltiples procesos de insurrección armada en contra de gobiernos democráticos, derivados de elecciones libres. Y, por ende, con incuestionable “legitimidad de origen”. Por aquella actitud tozuda del comunismo cubano de intentar implantar su prototipo de régimen, “a la brava” y sin respetar la soberanía nacional de los países agredidos, fue que la OEA el 31 de enero 1962 expulsó del órgano regional al totalitarismo cubano.

 En junio de 2018 la OEA cuestiona sin eufemismos de ninguna especie la legitimidad de origen del régimen representado por Maduro y su combo. La OEA no ha colocado a los ductores del Estado venezolano en el limbo. Por lo contrario. Lo sitúa en un terreno perfectamente delimitado donde es menester reubicarlo nuevamente en la senda de la legitimidad, de la legalidad y del republicanismo. Es decir, de la democracia sin adjetivo acomodaticio alguno. Para llegar a la meta propuesta ha dado el primer paso el órgano multilateral regional competente. Es competente en virtud de que Venezuela es miembro de pleno derecho del organismo. Y ha suscrito la denominada Carta Democrática signada en Lima el 11 de septiembre de 2001. Esta determinación es suficientemente diáfana. Conviene resaltar que la situación venezolana ha sido objeto de estudio a escala mundial. Ha trascendido el ámbito americano. La ONU y la Unión Europea vienen tomando –no con la rapidez deseada– medidas de carácter económico, político y diplomático que coadyuvarán a la restitución plena de la democracia venezolana. Podríamos concluir, entonces, que nuestro país figura en la agenda internacional como un “problema cierto y grave” que trasciende el ámbito regional para colocarlo en el inequívoco rango a escala mundial.

La claridad y gravedad con la que el resto del mundo percibe la situación coyuntural venezolana, y las formas y los modos para superarla, no es compartida en su conjunto por el amplio sector que excede 80% de la población. La que en su totalidad constituye la oposición organizada o desorganizada. No existe unidad de criterio –es bueno resaltarlo– para el uso de los medios o las tácticas idóneas para obtener el pronto cambio de gobierno como única estrategia. Solo así, de esta manera, se hará viable el efectivo tránsito hacia la democracia. Con verdadero sentido social y a través de la Constitución. Sostengo, como muchos compatriotas, que el totalitarismo no cederá gratuitamente ningún espacio para facilitar la solución de lo sustantivo del aprieto. Este cambio debemos propiciarlo los venezolanos civiles y militares “al alimón”. Con acciones y hechos concretos para que de acuerdo con lo establecido en la carta magna reestablezcamos su espíritu, propósito y razón.

[email protected]


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!