La valentía, el arrojo y la dignidad demostrados, durante los últimos 45 días, por nuestros jóvenes, al flamear el tricolor nacional y enfrentar la criminal arremetida de los todopoderosos cuerpos de seguridad del Estado en su lucha por la libertad y la democracia, me hacen sentir inmensamente orgulloso del pueblo venezolano. La acciones realizadas, con inmensa sevicia, por la Guardia Nacional, la Policía Nacional y las bandas mercenarias armadas al servicio de la nomenclatura gubernamental para atacar las manifestaciones, absolutamente pacíficas, convocadas por la Mesa de la Unidad Democrática en contra del régimen madurista, son solo comparables a las criminales medidas ejecutadas por los cuerpos represivos de las más crueles dictaduras de la historia. Su objetivo no ha sido resguardar el orden público, sino impedir, por medio del terror, la expresión de una sociedad, que lo único que pide es que se retome el hilo constitucional y se le permita expresarse a través de las urnas electorales. Las consecuencias son más que dolorosas: 42 jóvenes asesinados y un número no determinado de heridos. Y como si todo eso fuera poco, se ha recurrido también a la tortura de muchos detenidos. Los caídos y demás víctimas de tanta crueldad son héroes que han ofrendado sus vidas y su bienestar personal y familiar para impedir que en Venezuela se imponga, de manera definitiva, una dictadura totalitaria de corte marxista, mediante subterfugios electorales, como la fraudulenta asamblea nacional constituyente estamental, que aspiran convocar. A toda esta barbarie se ha opuesto tenazmente la acción libertaria de la Resistencia Tricolor.

En medio del dolor que producen las noticias sobre las víctimas de esta brutal represión, he tenido que escuchar numerosas declaraciones del mayor general Néstor Reverol Torres, ministro del Interior, Justicia y Paz, quien, sin sonrojarse, miente a los venezolanos al afirmar que los responsables de los asesinatos y los heridos son los miembros de la Mesa de la Unidad y la “derecha fascista”, acusando directamente, y sin presentar prueba alguna, al diputado Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional. El general Reverol debería tener presente que los venezolanos conocen perfectamente bien que el único responsable de la tragedia que vive Venezuela, incluyendo este lamentable número de víctimas, es el señor Nicolás Maduro. Sus desmedidas ambiciones personales lo han conducido a violar flagrantemente el orden constitucional y a reprimir cobardemente al pueblo venezolano. Eso sí, general Reverol, usted debería también tener presente que la justicia, al juzgar a Nicolás Maduro como responsable de esos asesinatos, no olvidará que usted, el general Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa, y el Alto Mando Militar, permitieron que esos hechos ocurrieran. Así mismo, deberán asumir su responsabilidad por haber comprometido el honor y el prestigio de la Fuerza Armada Nacional sometiéndola al escarnio público.

Los hechos de violencia se originan, y usted, general Reverol, lo sabe perfectamente bien, por la tozudez de Nicolás Maduro y de su camarilla en cercenar toda posibilidad por parte de la gran mayoría de los venezolanos de expresar pacíficamente sus reclamos. Son precisamente la Guardia Nacional, la Policía Nacional Bolivariana y las bandas armadas al servicio de la dictadura quienes provocan los hechos de violencia en contra de los manifestantes y la propiedad privada. Usted y todos los responsables de esta situación conocen perfectamente bien la inmensa cantidad de documentación audiovisual que demuestra la falsedad de sus acusaciones. Si lo que afirmo es falso, entonces explique general Reverol, ¿cómo es posible que las bandas armadas puedan circular en costosas motos por las calles de Caracas, blandiendo y disparando armas de fuego, sin que sean detenidos por ninguna autoridad civil o militar? ¿Por qué razón no hay ni siquiera un detenido ni una acusación formal de un solo miembro de esas bandas por porte ilegal de armas de guerra? ¿Cómo pueden ocurrir delitos contra la propiedad sin que aparezca un solo representante de la fuerza pública para impedirlo? ¿Qué medidas ejemplarizantes se han tomado contra miembros de la fuerza pública observados en acciones de saqueos?

Es verdad que la situación del estado Táchira es de inmensa gravedad. El pueblo tachirense ha sido reprimido ferozmente por la Guardia Nacional sin lograr restablecer el orden público. En San Cristóbal, las calles están casi desiertas, centenares de comercios permanecen cerrados y el transporte público se encuentra restringido. En Sabaneta, durante la noche del martes, se reportaron decenas de saqueos de comercios y la presencia en las calles de 80 motorizados armados vinculados a la dictadura. Ante tan compleja situación, el general Padrino anunció el envío de 2.000 guardias nacionales y 600 efectivos de la unidad de operaciones especiales del Ejército como parte de la “segunda fase” del Plan Zamora. Esa acción puede traer consecuencias aun más dolorosas. ¿Qué pasaría si esa situación, como parece puede ocurrir, se generalizara en todo el país? ¿Hasta dónde piensan llegar con tanta e injustificada represión? ¿No sería mucho menos costoso para Venezuela y para la Fuerza Armada Nacional que el ministro de la Defensa y el Alto Mando Militar le solicitaran al presidente Maduro retirar la inconstitucional convocatoria a la asamblea nacional constituyente estamental y presentar, en contrapartida, un cronograma electoral para las elecciones regionales, municipales y presidenciales, acompañado, al mismo tiempo, de la liberación de los presos políticos, el reconocimiento de la Asamblea Nacional y el establecimiento del canal humanitario que tanto necesita nuestro pueblo? No hacerlo comprometerá la paz de Venezuela y justificará la valiente e incansable Resistencia Tricolor.

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