Andrea Rondón García*

Ramón A. Castro Cortez**

La acción humana es un tratado de economía escrito por Ludwig von Mises. Pero como toda obra de un intelectual de su talla, no es solo un libro de economía. En esta obra se reivindica que todo individuo tiene fines y propósitos; que persigue dichos fines y propósitos para mejorar su situación o eliminar un malestar; en suma, ya no será la asignación de bienes y recursos el énfasis que se da en economía sino el individuo. Traslademos “el individualismo metodológico”, es decir, que todo análisis debe partir del individuo a otros espacios de nuestra vida. En estas líneas intentamos hacerlo a través de una de las tantas demostraciones de resistencia de los venezolanos a la dictadura actual.

Al momento de escribir este artículo, en medio de la grave crisis que vive el país, los venezolanos que exigimos restitución del Estado de Derecho; la destitución de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y de los miembros del Consejo Nacional Electoral; el reconocimiento de la Asamblea Nacional y la celebración de elecciones generales; llevamos 38 días de resistencia a la última de las acciones para desconocer al Parlamento venezolano por parte de la dictadura instaurada en 1999, año en el que se impuso una Constitución por medios distintos a los previstos constitucionalmente.

En estos 38 días los venezolanos hemos resistido de diversas formas llevando al siglo XXI las propuestas de Henry D. Thoreau o más recientemente las de Gene Sharp o Ricardo M. Rojas. Uno de los mejores ejemplos de esto lo constituyó el minuto de silencio que hicieron los jugadores de los clubes de fútbol profesional Deportivo Lara y Deportivo Anzoátegui el domingo 30 de abril de 2017 en un partido oficial del Torneo Apertura.

Aunque la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) no había autorizado este acto en reconocimiento a las personas asesinadas durante las manifestaciones del mes de abril por parte de la Guardia Nacional, la Policía Nacional y lo que se conoce como “colectivos” (paramilitares armados por el régimen), los 22 jugadores hicieron el minuto de silencio tan pronto el árbitro dio el pitazo inicial y el balón fue puesto en juego.

Varias lecciones debemos llevarnos los venezolanos de ese domingo. Tal vez la más evidente es que todos y cada uno de nosotros tenemos el deber ciudadano de manifestarnos en contra de la tiranía desde nuestros ámbitos. No todos podrán marchar y resistir una tanqueta (como valientemente hacen los jóvenes venezolanos en estos momentos), pero desde nuestros espacios (universidades, oficinas, una cancha de fútbol, etc.) debemos obligatoriamente tomar posición frente a la violenta represión de este régimen que desde hace tiempo no oculta su vena totalitaria.

Por otra parte, no es de extrañar que esta muestra de ciudadanía provenga de los jugadores ante el silencio de la FVF. En todo deporte, el jugador es el mejor ejemplo de talento, así como el emprendedor en el libre mercado, así como el individuo en cada uno de los espacios en que se desenvuelve. El jugador es el que actúa conforme a la estrategia, evalúa las formas de ejecutarla, practica el fairplay, y esto último también supone asumir posición política, o sea, preocupación por los asuntos públicos.

A todos en algún momento de nuestra vida nos toca fijar posición, el domingo les tocó a los jugadores del Deportivo Lara y Deportivo Anzoátegui, quienes no rehuyeron su compromiso. Cuando en estos momentos se plantea resistencia y desobediencia civil y algunos preguntan cómo llevarla a cabo surge este ejemplo; o los vecinos de una urbanización de Caracas que impidieron la expoliación de una panadería por parte de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde); o la insistencia por no pervertir nuestro lenguaje.

La actuación de los jugadores de ambos clubes no solo mostró su compromiso con el país y con ellos mismos, sino también dejó al descubierto la actitud cómplice de la FVF que en ningún momento había emitido pronunciamiento alguno por las víctimas de la represión del gobierno durante el mes de abril y los obligó a autorizar el homenaje a dichas víctimas en todos los partidos del Torneo Apertura jugados este domingo 7 de mayo. Si no hubiera mediado la acción decidida de los jugadores, nada de esto hubiese ocurrido, obviándose entonces lo más importante: el fútbol, el talento, o lo que es lo mismo, el individuo y sus capacidades, y anteponiéndose intereses personales que lesionan a otros. Mientras estas organizaciones no asuman el verdadero papel que les corresponde, que es llevar el fútbol nacional a todos los espacios del país y fijar una posición ciudadana cuando ello corresponda, no serán más que meras estructuras decorativas que nunca recibirán el respeto de la afición venezolana.

Nuevamente el individuo, actuando libremente, con convicción y responsabilidad nos deja muchas lecciones que aprender y coyunturas como las actuales, lejos de doblegarnos, nos exigen más como ciudadanos.

* Doctora en Derecho, Universidad Central de Venezuela. Profesora de la Universidad Católica Andrés Bello. Directora del Comité de Derechos de Propiedad del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad).

** Abogado, Universidad Católica Andrés Bello. Profesor de la Universidad Monteávila.


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