Hoy, como nunca antes en los últimos 100 años, la nación clama por una acción compartida de sus ciudadanos que permita su reconstrucción, que nos permita sobreponernos al conjunto de factores negativos que en el presente comprometen todo el esfuerzo de un siglo, dedicado, más allá de errores y defectos, a la consolidación y desarrollo de nuestro proyecto nacional.

Están a la vista los flagelos que consumen tanto el cuerpo como el alma de la nación, nadie escapa de la miseria, la inseguridad, el desorden, la confusión, factores que han minado la estructura del Estado y que amenazan con descomponer la voluntad de todos los ciudadanos, colocando en el horizonte los riesgos del deterioro de nuestras capacidades y el despojo absoluto de nuestros recursos.

Sobran los indicadores que identifican el proceso liquidador que desde el poder gubernamental actual se ha emprendido en contra de la República de Venezuela, políticas públicas caracterizadas por el estatismo, la burocratización, el autoritarismo y una arrolladora corrupción. Con el aditamento de servir a intereses de Estado de otras naciones que se lucran con nuestros bienes.

Han derribado el Estado de Derecho y seducido altos mandos de las FANB imponiendo un régimen continuista y dictatorial, que ha usurpado la legítima Asamblea Nacional, y que gobierna mediante instrumentos supraconstitucionales acompañados de la progresiva militarización de la administración y la creciente represión a la actividad política de los venezolanos.

Está en nuestra comprensión y voluntad disponernos a luchar por la defensa de nuestras conquistas económicas, sociales y políticas, que constituyen derechos en los cuales se sintetiza el progreso alcanzado por la República durante el siglo XX, esfuerzo que se resume en la conquista de un gobierno de transición, destinado a la reconstrucción efectiva del camino democrático y a la superación de la catástrofe económica y social que nos consume.

Rescatar las pequeñas y medianas empresas, además de dotar a los productores del campo de tierra, apoyo económico y técnico, soportes todos indispensables del empleo; recuperar las grandes empresas del Estado compartiendo su capitalización con el sector privado nacional e internacional.

Devolver a sus legítimos dueños los establecimientos “expropiados” tanto de la ciudad como del campo, además de convocar el capital internacional a participar en la recuperación del país, y a seguir siendo parte del crecimiento económico de la nación, son todas tareas del rescate nacional.

Se trata entonces, compatriotas, de que nos movilicemos y luchemos unidos, con criterio plural y en forma consecuente, porque los inmensos problemas que ha ocasionado la manifiesta incapacidad del gobierno nos afectan a todos, y construir, además, un programa compartido y respetado que marque el rumbo de la recuperación de la República democrático y social venezolana, sustentada en una economía próspera y productiva.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!