Cuando uno lee los libros de historia que se usan para enseñarles a nuestros niños y jóvenes el camino recorrido por Venezuela para constituirse como nación, se observa que en esa historia sobresalen tan solo aquellos hombres que protagonizaron la gesta independentista, tal como señala Rodríguez Salas en La otra Venezuela. Nadie les quita los valores a estos grandes hombres, dice Rodríguez, “pero es que han quedado en el olvido nuestros grandes héroes civiles, que han forjado gran parte de nuestro legado histórico y que tal vez han hecho un trabajo minucioso pero de gran profundidad y en muchos casos de mayor valor. La perspectiva que han desarrollado de nuestra historia pareciera exclusivamente militar y ha sido el rasgo distintivo por mucho tiempo, una realidad incompleta y profundamente mutilada”.

Ciertamente, profundamente mutilada, y arrinconados en el baúl del olvido los nombres de personajes como Cristóbal Mendoza, Lino Gallardo, Juan Germán Roscio, José María Vargas, Fermín Toro, Cecilio Acosta, Teresa Carreño, esta última cabalgando entre ambos siglos XIX y XX. En el siglo XX, Teresa De La Parra, Guillermo Meneses, José Antonio Ramos Sucre, José Rafael Pocaterra, Salvador Garmendia, Antonio Lauro, Ernesto Mayz Vallenilla, Luis Castro Leiva, Arturo Uslar Pietri, Ana Teresa Torres, Alfredo Coronil Hartmann y no sigo porque llenaría el espacio con tantos nombres que merecen un lugar especial en nuestra historia venezolana; hombres y mujeres, incluso nacidos en otras latitudes, que enriquecieron y siguen enriqueciendo la vida civil venezolana; bastaría con nombrar a Juan David García Bacca, quien en el campo filosófico dejó una huella imperecedera. Valores políticos, literarios, musicales, filosóficos, médicos.

Una historia basada en valores militares, paradigmas guerreros fue moldeando una ciudadanía sin grandes referentes civiles. Así fueron ensalzadas las batallas, los triunfos bélicos; se habla de un hombre aguerrido, de una mujer guerrera, de un joven batallador; pero no se alude a la sapiencia, a la civilidad, a la bonhomía; se desprecia los libros, se ve la poesía como algo superfluo, vano; mucho menos se valora la filosofía; esos son valores de “hombres y mujeres débiles”. Algunos conceptos indispensables en la conformación de una sociedad, como la virtud cívica, la ciudadanía, por nombrar solo algunos, se fueron convirtiendo en conceptos vacuos. Así vemos cómo, incluso en la lengua, en los gestos aparecen vocablos, ademanes que reflejan ese modo de entender la vida de la nación. Se saluda con la mano en la frente; una elección es una contienda electoral; hay una lucha por el control de los medios; existen enemigos, los cuales deben ser vencidos… De hecho, oímos cómo se habla de los traidores a la patria, del enfrentamiento entre facciones, de ataques; se volvió popular la expresión rodilla en tierra. Podría recordar en este momento el Libro de Job (VII: 1) donde se lee: Militia est vita hominis super terram, et sicut dies mercenarii dies ejus (“Milicia es la vida del hombre sobre la tierra, y como días de mercenario son su días”).

De esta manera, se construyó una historia donde los referentes son los héroes militares. No tenemos intención de minusvalorar a los grandes guerreros independentistas, pero es indispensable rescatar a nuestros héroes civiles. Se ha ido armonizando un contexto adecuado para consolidar un determinado proyecto político. Como resultado tenemos un imaginario colectivo donde sobresalen los valores beligerantes y, en consecuencia, se desdeñan conductas que pertenecen a un ámbito diferente.

Esa reivindicación de las grandes figuras civiles de nuestra Venezuela es una tarea que el Centro de Investigación y Estudios de la Venezolanidad (CIEV) ha venido realizando. Este viernes 26 de octubre, en la UPEL-Instituto Pedagógico de Caracas, y con el auspicio de la Sociedad Venezolana de Filosofía se llevará a cabo un homenaje a una de esas figuras que nos llenan de orgullo, don Cecilio Acosta. Será el III Simposio de Filosofía que esta organización realiza y al que invito a mis lectores a asistir. Venezuela no solo es montañas y riquezas minerales. Venezuela ha tenido y sigue teniendo el talento necesario para sacarla del marasmo en el que se encuentra en estos momentos.

 


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