I) Ratificamos que lo menos que debemos hacer por una parte es reconocer y oficializar ante nosotros mismos, el país y el mundo entero que en lo personal, familiar y como nación venezolana estamos en una situación de hambre, y no solamente carencia de nutrientes básicos para la sustentar la vida biológica, sino de todo aquello que favorece una vida digna. Es decir, tenemos hambre de buena salud, hambre de salarios con poder adquisitivo pertinente, hambre de presupuestos justos para la operatividad académica-administrativa y fortalecimiento de la infraestructura universitaria y del país, hambre de seguridad, hambre de querer quedarse en nuestro país, hambre de tener una buena vida pero producto de nuestro trabajo y estudio decente… sin que nadie nos regale nada, etc.

II) Con urgencia necesitamos una tregua a favor de la población venezolana que no pertenecemos al grupo que tienen privilegios. Porque con el respeto debido, pero con la mayor franqueza, es una exageración y grosería imperdonable la forma indiscriminada como aumentan a diario (e incluso en cuestión de horas o minutos) los precios de los productos ante los ojos atónitos de todos, además del silencio y complicidades de las autoridades competentes. Adicionalmente, es muy fácil gobernar por decreto o con la fuerza para controlar todo en absoluto y de esta forma restringir o limitar la libertad en sus diversas dimensiones (como la económica), o adelantar una gerencia empresarial basada fundamentalmente en los ajustes continuos de precios…

III) Por otra parte, en fecha reciente, decíamos que el salario era insuficiente e indigno y nos encontrábamos con el dilema de que “si teníamos para comer no teníamos para la salud o para pagar el pasaje”; en la actualidad, con los estragos generados por este “conflicto”, los que dependemos de una renta fija (porque nuestro trabajo es a dedicación exclusiva) “no tenemos ni para comer, ni para salud, ni para nada”. Además, nada es accesible en relación con la estructura salarial actual. Existen categorías de poder de compra agravante y ninguna de ellas representa un salario como el establecido en el artículo 91 de carta magna. En todo caso la mayoría de asalariados tenemos un “infravital” que no llega ni al nivel de limosna digna.

IV) Sin embargo, contradictoriamente, existen fuerzas que han retrasado el colapso inevitable. Hay venezolanos con poder adquisitivo agravante en un sistema económico completamente disfuncional. Pero esta “capacidad de compra” que ha “mejorado” en una parte de la población, más que resolver la situación lo que hace es empeorar y agravar todo.

V) Adicionalmente, un principio económico guarda relación con la expresión: “ningún almuerzo es gratis”. La señal televisiva “exclusiva” y monopólica del mundial de fútbol es compartida con los venezolanos en un porcentaje importante gracias a la inversión por parte de una empresa o empresario venezolano. Nada es gratis en esta vida que en esencia es capitalista. No es casual, entonces, el ajuste de precios de los productos que genera esta empresa. Pero para que realmente sea eficaz este propósito de ajuste deben considerarse todos los factores considerados en el “índice de poder adquisitivo pertinente” (IPAP). Así mismo, en términos económicos, la solución es relativamente sencilla para resolver la perversidad del juego de la inflación y la devaluación. Implica un costo político, pero al seguir retardando lo que debe hacerse para enfrentar, neutralizar y revertir la enfermedad crónica que padecemos, cada día será aún mayor la pérdida en lo social, económico y lo ético.

VI) En efecto, sufrimos los rigores de una tragedia en el formato de “emergencia compleja humanitaria”. Por ello, ningún continente en el mundo puede evolucionar favorablemente sin la integración sinérgica de las vías de comunicación, medios de comunicación, estructura educativa, institución universitaria, sector empresarial, sistema hidroeléctrico, plataforma de salubridad, seguridad alimentaria, etc. Consiguientemente, el cuerpo económico y social de Venezuela se agrava cada día. Debe ser atendido cabalmente de inmediato: nunca tuvimos que haber llegado a esta fatalidad.

VII) Factor detonante de la crisis: cuando se desmantela directa e indirectamente el sistema educativo en todos sus niveles se propicia la decadencia continuada de cualquier nación con implicaciones negativas a todos sus vecinos internacionales. Urgente que se invierta en las universidades. Existe una descapitalización del recurso humano altamente costosa. Sin todo este talento y personal capacitado la recuperación será mucho más difícil…

VIII) Raíz de la complejidad: posiblemente en la frontera colombo-venezolana está el epicentro de la onda expansiva con facetas económicas y antieconómicas, es decir, donde nace, crece, se reproduce y vuelve a nacer, crecer, reproducir y así iterativa e infinitamente. Un ejemplo al respecto: el aumento de la gasolina está en función de varios aspectos, pero para aplicarlo debe hacerse en términos de un “ajuste en reverso en continuo” (ARC): un precio fijo en el tiempo no es la solución sino el agravamiento…

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