Una de las imágenes más terribles que hemos visto en estos últimos días fue la de la señora Elizabeth Salazar que, en protesta para recibir medicinas para su tratamiento oncológico, mostró su seno consumido por el cáncer.

Este hecho se produjo en días cercanos a las declaraciones de la viceministra Indhriana Parada, en Ginebra, que en el marco de la Asamblea Mundial de la Salud enumeraba una serie de avances gubernamentales en esa materia, mientras, al mismo tiempo, se alertaba en el país del resurgimiento de enfermedades erradicadas, como la polio. También en esos mismos días se sucedían los pronunciamientos del ministro Luis López que negaba la crisis de salud a la vez que culpaba a las sanciones internacionales por la falta de fondos para traer medicamentos.

La protesta de la señora Salazar generó enorme revuelo en la opinión pública nacional e internacional, y su valiente gesto no solo evidenció la desesperada situación de miles de venezolanos, sino que también contradijo de manera contundente el discurso oficial que niega la enorme escala de la crisis de salud que vivimos y la responsabilidad del gobierno en ella.

Por el contrario, el régimen criminaliza a quienes padecen la crisis y claman por soluciones, ejerciendo una represión brutal de las protestas que se vienen ocurriendo sobre este problema a lo largo del país. Una muestra de ello fue lo sucedido el pasado 10 de mayo en el hospital Vargas en el que grupos armados ligados al gobierno atacaron a los líderes sindicales de Fetrasalud, Pablo y Mauro Zambrano, y al personal de la institución, que se manifestaban de forma pacífica por las terribles condiciones de ese centro asistencial.

Estas acciones gubernamentales muestran la verdadera naturaleza de un modelo violento y opresivo y no hablan solo de indolencia e incapacidad. Señalan una estrategia del régimen para privar de servicios básicos y atentar contra las condiciones de vida de la gente, para mantener sometidas a las personas. Generar un estado de caos y colapso, en el que amplios sectores de la población viven sometidos a enormes dificultades para satisfacer las necesidades más básicas de supervivencia.

No hay duda de que solo con un cambio político podrá darse una transformación a esta enorme crisis, pero para poder sobrevivir al actual estado de las cosas, frente a un gobierno hostil y destructivo, muchas personas están reaccionando desde las herramientas de la convivencia y la solidaridad. No solo acuden a grupos y organizaciones en las que puedan conseguir insumos o fondos para tratamientos, sino que se integran a redes de apoyo que permitan ampliar su capacidad de respuesta.

En nuestro caso, en el municipio Libertador, hemos venido desarrollando iniciativas como la Red Solidaria en la que líderes e integrantes de comunidades se articulan entre sí para hacerle frente a diversos problemas de la comunidad, compartir información o generar vínculos con otros sectores y grupos.

En medio de la crisis de salud, la Red ha funcionado de distintas formas. Desde personas que donan medicamentos o dan información sobre dónde ubicarlos en distintos sectores de la ciudad hasta vecinos con vehículo propio que brindan traslado a centros asistenciales en momentos de emergencia. Por ejemplo, frente a situaciones como la imposibilidad de enviar por mensajería medicinas a familiares en el interior del país, uno de los miembros de la Red logró articular el envío de fármacos a su madre en la Costa Oriental, con el apoyo de otros miembros que se ofrecieron a ayudar.

Este trabajo de resiliencia y organización de las personas frente a la situación de colapso y caos que vivimos habla de la necesidad de apelar a valores convivenciales como base para contrarrestar el feroz hostigamiento del régimen y su modelo. Ya todos perciben al grupo en el poder como una fuerza hostil, semejante a un ejército invasor, en guerra en contra de la población para someterla. Una guerra que afecta alimentos, trabajo, educación, seguridad, salud. Una guerra a la que no podemos responder desde la violencia sino desde la solidaridad y el encuentro real entre todos para poder superarla.

robertopatino.com


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