Se habla de cambiar el rumbo de la economía a causa de la acuciante crisis de todo orden que sufren los venezolanos, debido a las desacertadas políticas y omisiones del desgobierno, dictadura, chavista. Los comentarios expresan todavía meros deseos, pues no se han expuesto ideas concretas por ningún sector político ni grupo profesional y mucho menos por el desgobierno e individualidades pretendidamente preparados para hacerlo, tímidamente asoman propuestas generales que muestran el desconocimiento de las motivaciones últimas de nuestras vicisitudes, por lo cual siempre fracasarán.

Los deseos de cambio surgen porque las pésimas actuaciones gubernamentales, cuyo objetivo fundamental fue, desde el comienzo,  disminuir el consumo, puesto que Giordani y sus muchachos atribuían nuestras tribulaciones económicas al presunto consumismo de los venezolanos (favor leer prensa de la época y publicaciones oficiales), esto es, buscaron en cierta manera enfriar la economía, les parecía muy alto nuestro nivel de vida financiado, sobre todo, por ingresos petroleros y endeudamiento, que, por lo demás, desembocaba en inflación moderada, aunada con un descenso de la producción nacional per cápita al crecer más la población que el producto interno bruto, es decir, la producción nacional.

Pero esa disminución del consumo ha acarreado un empobrecimiento general, una violenta disminución del poder de compra, del nivel y calidad de vida, por la espiral inflacionista, roedora implacable de ingresos y ahorros, de los frutos de la prosperidad económica, y demanda nuevos desvelos para tratar de detenerla, puesto que de nada valen los rendimientos económicos si son erosionados por la hiperinflación, que, además, es inigualable por aquellos, dados los altísimos porcentajes de esta. Entre los más perjudicados están, por supuesto, los consumidores y las empresas estatales, pues muchas de estas con sus crónicos rendimientos negativos, ahora tienen que buscar más dinero para financiar sus gastos inflados y excesivos en numerosos casos.

Estos gobiernos chavistas recibieron una economía recesiva y moderada inflación, con problemas viejos y nuevos,  con dificultades estructurales en la industrialización debido a la pésima instrumentación de la sustitución de importaciones, pero se producía en el país más de 80% del consumo nacional y en muchos casos hasta 100%; el desastroso objetivo mencionado supra al par que se registra una excesiva expansión monetaria llevaron  a un recalentamiento insoportable de la economía nacional, por lo cual ahora la política económica, el reto, por así decir, es enfriar la economía, mejor dicho, disminuir la inflación, que es la mejor manera de elevar el poder de compra de los ingresos, sin que la producción nacional siga retrocediendo, sin que continúe la contracción del producto interno bruto, cuya disminución ya llega a más de 50% en los últimos 5 años. En otras palabras, no se trata de promover más desempleo, de un saneamiento fiscal que arroje más intranquilidad social, ni tampoco de endeudar más al país para presuntamente sanearlo y luego endeudarse con la banca internacional para cancelar las deudas con organismos multilaterales, lo cual es de insensatez ilimitada.

La Economía no es como la Homeopatía, esto es, las patologías económicas no se superan con más inflación ni con más desempleo, ni mortificaciones sociales. Si es probable y posible delinear una política económica adaptada a la realidad particular de la economía venezolana, con políticas específicas que ataquen los problemas coyunturales y estructurales, que estimulen la esperanza, creen expectativas positivas en cuanto al futuro del país, que no generen más incertidumbres con nubarrones en el panorama económico como es el anuncio de Maduro: “Voltearé la economía a partir del 20 de agosto”.  No se trata de medidas parciales, más bien de un conjunto integral coherente que aborde las dificultades en sentido global. ¿Quién del gobierno tiene esa mentalidad para pensar en torno a la globalidad y coherencia de las políticas? Ninguno. Circulan por ahí propuestas carentes de viabilidad política, como que la economía fuese un compartimiento estanco en la sociedad, como que fuese para provocar estragos en la población.

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@psconderegardiz


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