Don Rómulo nació en el pueblo de Guatire, Distrito Zamora del estado Miranda, el 22 de febrero de 1908, según consta en partida de nacimiento inserta en su expediente universitario. Fue presentado ante el jefe civil por su padre, Luis Betancourt, de 36 años, casado, comerciante y natural de las Islas Canarias (España), siendo su madre Virginia Bello de Betancourt. Inició sus estudios primarios en Guatire a cargo del maestro Juan José Fermín. Luego de mudarse su familia a Caracas culminó allí la primaria y cursó la secundaria en el célebre Liceo Caracas, que en aquellos tiempos era dirigido por el maestro don Rómulo Gallegos, plantel donde conoció a condiscípulos como Jóvito Villalba, Raúl Leoni, Elías Toro, Isaac Pardo, Miguel Acosta Saignes, Juan B. Fuenmayor y otros. Terminando los estudios secundarios ya escribe y publica en revistas reconocidas como Billiken de Caracas, en 1925.

Anexo a su expediente universitario consta el Certificado de Suficiencia en Instrucción Secundaria, sobre el examen integral rendido en Caracas el 14 de septiembre de 1925, en el que obtuvo la calificación promedio de 19 puntos y mención sobresaliente. Conforme a ello Rómulo Betancourt solicitó al rector de la Universidad Central de Venezuela, doctor Plácido D. Rodríguez Rivero, se le confiriera el título de Bachiller en Filosofía y Letras en fecha 24 de mayo de 1928, para lo cual presentó los recaudos de ley y 25 ejemplares de la tesis Cecilio Acosta, para lo cual se le designó un jurado compuesto por los doctores J. M. Hernández Ron (secretario de la UCV), P. Acosta Delgado y Francisco Manuel Mármol. Dicha tesis es estudiada, admitida y aprobada por el jurado el 25 de mayo de 1928. En virtud de lo cual Betancourt recibió el título de Bachiller en Filosofía de la Universidad Central de Venezuela. El grado de bachiller era un título universitario y lo habían recibido importantes personajes de nuestra historia, como lo fue nada menos que Andrés Bello.

Apenas iniciando los estudios de Derecho en la UCV, con 20 años de edad, Betancourt trabajaba  en un bufete de abogados y en los negocios de su padre, pero también se involucró de inmediato al renaciente movimiento estudiantil en la Federación Venezolana de Estudiantes, desde donde nació la primera protesta organizada y moderna contra la tiranía del general Juan Vicente Gómez a partir de los eventos de la Semana del Estudiante durante el mes de febrero de 1928 y también por la fracasada insurrección militar del 7 de abril de ese mismo año. Persecución política, clandestinidad, cárcel y exilio marcaron ese temprano bautizo político de Betancourt.

Curazao, Colombia, Costa Rica, Santo Domingo, Panamá y Trinidad fueron los destinos iniciales de su exilio. Luego, hacia 1930, pasó por Perú y Bolivia, completando con ello una formación política derivada de sus relaciones con líderes que iban desde el clásico caudillismo hasta el marxismo y el aprismo. Principalmente en Barranquilla, con la fundación del partido ARDI (Alianza Revolucionaria de Izquierdas) y la redacción del Plan de Barranquilla, como también luego con su adscripción al Partido Comunista de Costa Rica, se modela la primera personalidad política del Betancourt relativamente radical quien, después de enero de 1936, de regreso en Venezuela y a fuerza de estudios y práctica política en oposición al gobierno del general López Contreras, irá decantando su arsenal ideológico y su proceder político, evolucionando desde el partido ORVE (Movimiento de Organización Venezolana) hasta el PDN (Partido Democrático Nacional) en 1937 y, finalizado su segundo exilio en Chile, finalmente fundó Acción Democrática en 1941, culminando su trayecto hacia la socialdemocracia policlasista, distanciada acertadamente de los extremismos de izquierda y derecha.

Esa llamada “enfermedad infantil del izquierdismo” había penetrado en diversos grados a casi toda la generación de 1928; sin embargo, en casos como el de Betancourt la formación juvenil inicial y universitaria, así como la influencia de maestros humanistas como Gallegos, Paz Castillo y Parra León, debió haber pesado lo suficiente como para definir en él una personalidad política progresista pero democrática. Ello es detectable en su tesis de Bachiller en Filosofía y Letras, dedicada al estudio del pensamiento y obra del humanista venezolano Cecilio Acosta, donde encontramos la base inicial del verdadero Rómulo, orgulloso de ser un ucevista, como él mismo lo declara: “En la Universidad Central, matriz de más de un varón ilustre” (p.3 de la tesis), proclamando la necesidad de una reforma universitaria inspirada en las líneas esbozadas por el humanista Cecilio Acosta en su obra: “Cosas sabidas y por saberse” (publicada en 1856), así como haciendo premonición, en su propia tesis, sobre el destino de asumir el progreso de Venezuela para con su propia generación (llamada luego Generación de 1928) sobre la base de este tipo de ideario  universitario basado en el humanismo reformista:

“Y me imagino que está reservada a mi generación –la última de Venezuela intelectual– todo el orgullo de ser ella quien incorpore esa vida y esa obra eminentes, como eficientes factores de evolución, a las corrientes de la vida nacional”. (p. 6 de la tesis)

Betancourt apreciaba mucho antes que el izquierdismo precario de su grupo generacional, la capacidad del maestro Cecilio Acosta como escritor, jurista, economista y profesor de la UCV, para armonizar los avances externos a nuestro medio social. Vemos esa capacidad política progresista y adaptativa en su gestión como presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno entre 1945 y 1948. En la apertura democrática y social de su primer gobierno, entre muchos avances destaca la creación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCV (hoy Humanidades y Educación) con el Estatuto de Universidades Nacionales de 1946, poniendo al doctor Mariano Picón Salas a la cabeza de ese proyecto académico.

Igualmente, al regreso de su tercer exilio en Estados Unidos, luego de la caída de la dictadura del general Pérez Jiménez en 1958, al asumir por elección popular la Presidencia de la República entre 1959 y 1964, reinició el programa político socialdemócrata: progreso, democracia y estabilidad eran la base de los valores de un Betancourt asediado por los extremismos y violencia de izquierda y derecha, siendo él quien logró avanzar en política interior y exterior hacia la modernidad republicana que Venezuela reclamaba desde el siglo XIX. Su obra política y de gobierno lo hace el personaje civil más importante del siglo XX. Retirado gradual y parcialmente de la actividad política desde 1964, sin ambiciones reeleccionistas y viviendo entre Venezuela, Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña y Suiza, recibió el doctorado honoris causa de prestigiosas universidades como Harvard y California, entre muchos otros reconocimientos.

Falleció en Nueva York el 28 de septiembre de 1981. Por todo ello Betancourt fue el político más importante de la segunda mitad del siglo XX venezolano y para muchos de nosotros el padre de la democracia representativa y alternativa, como de la socialdemocracia venezolana; sin embargo, sus restos no reposan aún en el Panteón Nacional, como los de muchos tiranos, sus familiares y acólitos que fueron inhumados allí sin contar con otros méritos que la obscuridad de sus propias sepulturas.

Fuentes:

Archivo Histórico de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, Libro de Grados de Bachiller en Filosofía y Letras, 1928, A-B, Volumen Nº  148,  Expediente No. 26.

Tesis de Bachiller: Cecilio Acosta, Caracas, Editorial Sur-América, 1928.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!