Los puntos que esbozaré a continuación tratarán de explicar las características del socialismo, desde la perspectiva marxista, donde Karl Marx plantea que es la fase previa al comunismo.

Pero para llegar a entender la situación que vivimos en la actualidad debemos recordar que pasamos previamente por un proceso revolucionario, ¡les suena! Por ende, la revolución tiene tres fases, caracterizadas por lo siguiente:

  • La clase obrera ejerce su dictadura (dictadura del proletariado) sobre las antiguas clases explotadoras mediante su dominio del Estado. ¿Presidente obrero? Es decir, conformación de sindicatos afines al gobierno, consejos comunales, círculos bolivarianos, colectivos, en fin, toda una gama de organizaciones sociales, para dar la ilusión de una distribución equitativa del poder y de recursos.
  • Nadie tiene otro medio de apropiarse de los bienes sociales sino el del trabajo, pues se ha suprimido la propiedad privada de los medios de producción. Recuerdan las nacionalizaciones, expropiaciones de empresas y tierras productivas. Además, la fragilidad que tiene la propiedad privada en la legislación actual.
  • La distribución de bienes materiales y culturales se realiza en proporción a la cantidad y la calidad del trabajo con que cada uno ha contribuido, es decir: «Cada cual aporta según sus capacidades. Cada cual recibe según lo aportado mediante su trabajo». Aquí entran las bolsas de comida, los bonos de Navidad, Reyes, Día de la Juventud, etc. No importa qué tanto te esmeres, produzcas, te formes académicamente, lo que vale es que todos seamos iguales en la miseria.

Hago esta reflexión porque en los caminos andados hasta ahora, después de 19 años de un proceso fallido, se trató de implantar a sangre y fuego la resolución de las contradicciones, a través de una lucha de clases fratricida, con el fin de cambiar la historia democrática del país. Una seudoideología como falsa conciencia que no permite a los venezolanos comprender las fuerzas que guían su propio pensamiento, deformando las condiciones sociales de existencia, para cambiar una forma de comprender la realidad, a través del culto a la personalidad y dependencia absoluta al Estado para poder sobrevivir.

Una ideología que beneficia solo a una nomenclatura parasitaria y que ha llevado al resto de la nación por el camino del hambre, la desesperación y la muerte, provocando una diáspora de más de 4 millones de compatriotas. Nos conducen inexorablemente hacia un Estado totalitario, a pesar de que tratan de disfrazar nuestra realidad con una democracia que adolece de las libertades más básicas, como son la tolerancia y la convivencia, con un deterioro progresivo de los derechos humanos en la república bolivariana.

Venezuela hace tiempo dejó a un lado el liberalismo, la libertad, el pluralismo y el respeto; solo hay represión, persecución, encarcelamiento, censura a la información, inhabilitaciones y vulneración de las leyes y de la Constitución, todo ello rodeado de peculado de uso, incompetencia y corrupción.

Para entender nuestro momento histórico, los siguientes puntos resumen nuestra realidad:

  1. El Estado es superior, por ende, no reconoce derechos naturales y anteriores. El ciudadano es considerado un minusválido legal.
  2. El Estado es absoluto, absorbe los derechos individuales y las libertades fundamentales. Su fin es instaurar una administración todopoderosa, ante quien los ciudadanos deben sacrificar sus derechos y libertades.
  3. Intervenir en la educación de manera de formar, desde los más jóvenes, simpatías hacia el proyecto revolucionario. Cito la página 26 del Proyecto Bolivariano de Educación Media 2013. “Contribuir en la elevación de la conciencia social, la búsqueda del equilibrio espiritual y emocional de las y los estudiantes, en un marco de valores éticos socialistas, que les permitan desenvolverse en procesos colectivos e individuales, preservar el derecho a la vida y a la felicidad social en los contextos escolar, familiar y comunitario”.
  4. Solo existe el Estado-gobierno-partido. El poder no tiene límites. A los órganos del gobierno, en este caso al Ejecutivo, le otorgan los más amplios poderes, a través de leyes habilitantes y por medio de la asamblea nacional constituyente. Es la situación diametralmente opuesta a la del Estado de Derecho.
  5. Avalan los regímenes de partido único, véase Cuba, Siria, China, Zimbabue, Libia, que combaten de forma virulenta toda forma de oposición real o eventual.
  6. Se sustenta sobre la invención de la emancipación de los excluidos, haciendo de la pobreza una virtud. Esto es utilizado como propaganda política para captar incautos, pero a la vez generar clientelismo político. No hay que olvidar el “dakazo” y el empleo de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, Sundde, para obligar a los comerciantes a vender sus artículos a precios por debajo de sus costos de reposición.
  7. Su fin es instaurar un gobierno de fuerza, opuestos a un gobierno de opinión, tolerancia y respeto a las libertades fundamentales.
  8. Auspicia la lucha de clases y el terrorismo preventivo, pues como dijo el comandante supremo: “Toda revolución requiere nacimientos y renacimientos, muerte y parto; parto permanente de lo nuevo, muerte permanente de lo corrupto y podrido”. Todo lo que contribuya a la rebelión es moral, es revolucionario, es válido.
  9. Se construye un Estado-gobierno-partido basados en el culto a la personalidad, adoración y adulación excesiva de un caudillo carismático y, por lo general, unipersonal. Con la ausencia física de Hugo Chávez, ahora comienza la etapa de su beatificación, es decir, “comandante supremo y eterno”, “gigante”, “líder máximo”, “Chávez, corazón del pueblo”, etc., etc.
  10. Atacan a la propiedad privada y su legitimidad, avalando invasiones y propiciando expropiaciones.

El fin último es lograr que «cada uno aporte según sus capacidades. A cada uno se le da según sus necesidades». ¿Libreta de racionamiento? ¿Cuotas de consumo? ¿Carnet de la patria? ¿CLAP? ¿Bonos? ¿Clientelismo político?

Por ende, aquellos que votaron por Chávez en 1998, en 2006 y en 2012, y en  2013 por Nicolás Maduro, apoyando electoralmente cuanta barbaridad proponían, son responsables directos, soberanos, protagónicos y populares de esta desgracia.

Para finalizar, cito a Dante Alighieri: “No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria”.


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