¡Los venezolanos somos una vaina seria! Somos nuestros principales saboteadores. A todo le ponemos un pero. Opinamos sin tomarnos ni siquiera la molestia de revisar de qué se trata. La inquisición tuitera ya estaba alborotada porque daban como un hecho la apertura de un diálogo entre gobierno y oposición. ¡Hasta nombres lanzaron para esa reunión! Pero no, deberán cambiar el blanco de los ataques porque, hasta hoy, eso no está previsto.

«Desde la Unión Europea vamos a explorar las posibilidades de establecer un grupo de contacto para ver si existen las condiciones para facilitar el inicio de un proceso político en Venezuela, no de mediación porque no hay condiciones para ello, no hay condiciones para un diálogo», así de categórica fue Federica Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea para la política exterior, al hablar el lunes del tema analizado previamente en reunión con todos los cancilleres de la Comunidad Europea.

Además, Mogherini les tumbó el argumento de que cambiarían sanciones por diálogo: «Todos saben que hemos introducido sanciones para quienes son responsables de violaciones de derechos políticos y humanos, y eso va a seguir adelante». ¿Así o más claro?

Tenemos que agarrar mínimo, retomar la coherencia si es que alguna vez existió. Venezuela está a pique de cualquier cosa que usted se pueda imaginar, y las consecuencias serían tan graves que el mundo entero, o por lo menos las potencias, quieren evitar a toda costa su explosión.

Pero estemos claros en algo y actuemos en consecuencia: ningún país se mete en este paquete porque nosotros, los venezolanos, seamos chéveres; lo hacen precisamente porque son víctimas de todo lo que aquí sucede. Por ejemplo, los gobiernos de Latinoamérica tienen que lidiar con un éxodo masivo que les afecta sus presupuestos y a su propia gente, los gringos y los europeos han tenido que bajarse de la mula con millones de dólares o euros, según sea el caso, para ayudar a los gobiernos cercanos, y además sus sistemas financieros han sido vulnerados con mucha plata de dudosa procedencia.

Por esta razón nos encontramos en las declaraciones de la Alta Representante de la UE cosas como «hay que darle una solución política y democrática a la crisis en Venezuela. No queremos generar expectativas, solo estamos explorando posibilidades, porque en ausencia de un proceso político, las tensiones empeorarán… Lo que no queremos es esperar a que todo esto ocurra y empeore».

Pero, en resumidas cuentas, ¿qué pasa si la Unión Europea convoca a un diálogo? ¿Por qué patear la mesa sin antes intentarlo, o es que acaso ellos son cogidos a lazo y van a meterse en un berenjenal sin tener cartas de presión bajo la manga y que, obviamente, no nos las van a decir? ¿Acaso las negociaciones y acuerdos no son parte necesaria de la política? ¿Queremos o no queremos ponerle fin a este drama nacional? Entonces, juguemos todas las piezas necesarias para intentarlo.

No queramos ser más papistas que el Papa. Nos están tirando un salvavidas y estamos empeñados en dejarle nuestra salvación a Dios. Utilizamos una dignidad y un orgullo mal entendidos. En lo que todos debemos trabajar es en la unidad porque de ella, y solo de ella, depende nuestra victoria. Seguir como islas, y lo peor, sacándonos los ojos entre nosotros mismos, solo hará que el mundo entero nos dé la espalda.

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