Decía Karl Popper: “Todo lo que vive busca un mundo mejor”. En efecto, los humanos, los animales, las plantas tratan de mejorar su condición o al menos evitar que empeore. Esto es, en parte, lo esencial de las políticas pos-Maduro: auspiciar que el ciudadano se desenvuelva en un ambiente social donde pueda construir su mundo mejor, que debe estar enmarcado en el modelo de sociedad occidental, la mejor conocida hasta ahora, a pesar de sus defectos, para lo cual es preciso reconstruir dicha sociedad según principios políticos liberales, sobre todo, la libertad de pensamiento y expresión para ejercer el papel civilizador de la crítica en busca de la organización social óptima. Este objetivo general requiere:

Un equipo, una élite, sin que devenga en mafia, claque, capaz, con experiencia y conocimiento de la realidad venezolana, que resuelva problemas, que busque, descubra, encuentre nuevos mundos y nuevas formas de vida, que modele una sociedad destruida y auspicie la creación de valores, o los restablezca, para la gestión pública honesta y eficaz, logre que los ciudadanos se comporten respetando las normas de la convivencia civilizada.

Las políticas no deben reducir más el nivel de vida general, más bien aumentarlo lo antes posible mediante la reducción de la hiperinflación, que entraña disminuir, no financiar, el déficit fiscal, que requiere reorganizar al Estado con menos ministerios, empresas e institutos estatales, burocracia, y, sobre todo, evitar que el BCV emita dinero para aumentar desmedidamente el dinero en circulación, causa primaria del proceso inflacionista.

No habrá nuevas inversiones si no funcionan eficazmente los servicios; hay que privatizar muchas de las empresas que los prestan, lo cual proveerá fondos y divisas, una gestión transparente. Tampoco habrá nuevas inversiones si no hay seguridad jurídica, reforma del sistema judicial, separación de poderes y respeto a la propiedad privada, todo lo cual crea la indispensable confianza.

Parece contradictorio que algunas propuestas propugnen nuevos endeudamientos masivos al par que se negocia la enorme deuda externa existente; creo que es inviable, es difícil que los bancos presten dinero fresco a quien pide renegociar las obligaciones actuales, como también que a Venezuela le regalen 20.000 millones de dólares, máxime con el antecedente de haber malbaratado y robado los abundantes ingresos en el pasado reciente. Renegociar la deuda es perentorio, pero requiere un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para disminuir su servicio que ahora exige nuevas deudas para poder cancelarlo, a la vez que reduce la presión en los ingresos fiscales y las reservas internacionales. Es más, inyectar nuevos fondos a la economía provenientes de nuevas deudas aumentaría el dinero en circulación y aceleraría la hiperinflación. Esto no parece sensato y menos para sostener un presunto tipo de cambio de equilibrio, el cual más bien debería dejarse que flote.

No creo viable la Pdvsa actual, viciada, con rampante corrupción. Hay que pensar en crear una nueva empresa y traspasarle los activos.

Crear confianza es un aspecto crucial que emana de la composición del equipo, de su credibilidad y del programa inmediato de acción.

Para lograr la competitividad de la economía deben funcionar bien los servicios: telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, mantener las carreteras y autopistas; reducir las excesivas tramitaciones ante organismos oficiales.

Lograr perentoriamente nuevas inversiones petroleras; buscar, explotar y refinar petróleo es una actividad que conocemos, sabemos dirigir, es la mejor fuente de nuevas divisas y de recursos para financiar el desarrollo, los cuales recursos también podrían venir de endeudamientos para proyectos específicos, seleccionados.

Auspiciar el regreso de profesionales, técnicos, científicos, creando estructuras de bienvenida para acogerlos.

Emprender el mantenimiento de hospitales, ambulatorios, escuelas, liceos, universidades, que aunado a la recuperación de los servicios crea fuentes de empleo. Con más empleos se reduce en parte la ociosidad y por ende la inseguridad colectiva, que exige, además, reestructurar los organismos de seguridad, de inteligencia y las FAN.

La política económica debe ser integral, fundamentándose en las políticas fiscal y monetaria para eliminar la hiperinflación, al tiempo que se instrumentan la industrial, agrícola, petrolera, con fuerte influencia geopolítica, la agroindustrial, de balanza de pagos, precios e ingresos, auspiciar mecanismos de mercado, dejar actuar al sector privado para lograr la reanimación económica con la utilización de la capacidad ociosa.

Restablecer las libertades, liberar los presos políticos, reestructurar medios radioeléctricos y televisivos.

Pienso que así sería un buen comienzo, ya que es un programa realista y viable políticamente a corto plazo. Hay otros objetivos a mediano plazo y a la larga.

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