Faltan apenas pocas horas (cuando redacto el artículo) para celebrar, en el peor sentido del término, el acontecimiento más anhelado por casi una decena de partidos opositores que conforman la MUD. Las resultas del proceso las conoceremos el día en que salga publicado este escrito. Es imperdonable que a lo sumo cinco organizaciones políticas hayan involucrado indebidamente, directa o indirectamente, a más de 80% de los venezolanos que adversamos al régimen totalitario que nos oprime. Sin embargo, veremos como mal menor la magnitud representada en los votos emitidos por un sector de la oposición. De los pocos adherentes que militan en esos partidos, los que cubre su radio de influencia y de aquellos compatriotas que de buena fe acudieron a votar para consolidar una quimera.

Estoy persuadido de que si viviéramos efectivamente bajo un régimen democrático con todos los poderes públicos funcionando a cabalidad y se efectuaran las elecciones de gobernadores, la robolución no obtendría el triunfo en ningún estado. Si fueren de carácter parlamentario, se obtendrían más de 121 diputados. Si fuesen presidenciales, el opositor designado obtendría más de 80% del padrón electoral. Si así aconteciera y el gobierno intentara a la brava alzarse en contra de la Constitución, la FAN impondría el poder disuasivo de que dispone para enderezar el entuerto.

Estas elecciones primarias de ayer (globo de ensayo, conejillos de indias, un poco parecido al “reflejo condicional” formulado por Pavlov, etc.) realizadas con el visto bueno de Maduro (quien ordenó a sus hordas que no la atacaran) y con la complaciente alcahuetería de los intervinientes, solo nos va a indicar una relativa preponderancia de determinados partidos. En primer término, donde compitieron de manera individual AD, PJ, VP, UNT, AP (el partido del gobernador del estado Lara). Allí veríamos, a escala regional, dónde se inclinaría –en principio– la balanza de simpatías partidistas. En segundo lugar, indicaría hacia dónde se vuelca el peso de las alianzas pragmáticas realizadas a escala regional. Por último, veremos en qué medida llegó la falsa expectativa que crearon los partidos involucrados. Vislumbraremos en la sumatoria nacional hasta dónde llegan los militantes, simpatizantes y quienes votaron, circunstancialmente, por las organizaciones a través de los postulados. Pero esa sumatoria, bajo ningún aspecto, nos indicaría la militancia real aunque relativa de los mismos. Nos revela, eso sí, una inaudita “competencia desleal” entre los partidos a nivel regional.

El segundo aspecto que deseo referir (el primero en puridad real) es cómo se van a contar “los cañones” partidistas en la esperada, pero aún insegura, elección presidencial a celebrarse el año próximo. La “artillería” que apuntalará lo que realmente está en juego para estos partidos. Se trata, sin más preámbulos, del abanderado presidencial de la oposición. Fuera de juego (gracias al vómito administrativo emanado por la CGR) se encuentra el gobernador de Miranda. Fuera está el jefe de VP, privado ilegítimamente de la libertad plena (por la regurgitación de la Sala Penal del TSJ) injustamente preso en su casa. En “arenas movedizas” se encuentra el jefe de UNT. Entonces, para el día de hoy, podemos señalar sin temor a equivocaciones que las “acciones” del coordinador general de PJ están en franco despliegue. En alza en el “mundo bursátil cambiario” político de su partido y de la MUD. Preparado al bate está el secretario general de AD autoproclamado desde marzo del año pasado. De igual manera el gobernador de Lara, quien nunca ha ocultado sus aspiraciones. Concluiríamos entonces, prima facie, que estas primarias de ayer solamente repercutirán en las aspiraciones presidenciales de los ya nombrados y en la de los emergentes militantes de esos partidos. Me imagino entonces a sus principales alabarderos –epígonos de la política de gabinete– fabulando y arrimando “leña para la brasa particular”: Juan Carlos Caldera, Edgar Zambrano, ¿Freddy Guevara?, Timoteo Zambrano y el propio gobernador larense, quien es autosuficiente y no necesita de micrófono alguno.

El tercer aspecto –quizás el más importante– a ponderar es la necesidad impostergable de crear un instrumento unitario opositor. Que trascienda en esta etapa la mera concepción electoral. La razón es sencilla, solamente queda por elegir las asambleas regionales, concejales, alcaldías y presidencial. ¡Todas inciertas! Insistir en el tema de la conveniencia o inconveniencia de participar en eventos electorales patrocinados por el gobierno dictatorial con el CNE y demás poderes públicos constituidos es estúpido. Seguir gastando tinta obtenida del inagotable tintero es inocuo en la actualidad.

En tal sentido, se hace necesario recurrir a las invalorables fuentes de la conciencia nacional para hacer posible la estructuración de un amplio movimiento cívico cuya concreción resulte en un organismo ágil y capaz para emprender la ardua, pero patriótica tarea de conciliar todas las voluntades para acabar con el totalitarismo reinante. En la actualidad existe un amplísimo grupo de individualidades con peso específico propio que han sido soslayadas por los cogollos redivivos. Existen también innumerables organismos representativos de la sociedad civil. Los estudiantes que no se trasnochan por imaginar concejalías, diputaciones y alcaldías inmediatas. Los obreros y sindicatos desarticulados y los diversos gremios profesionales y empresariales. A estos importantes factores se les debe agregar (como elemento insoslayable) dos figuras públicas, conjuntamente con los partidos creados por ellos, quienes han demostrado auténtica vocación de lucha. Quienes han obviado las legítimas aspiraciones políticas que poseen, pero que han entendido que no es la hora ni el momento de propiciarlas y llevarlas a cabo. Me refiero al alcalde metropolitano preso, Antonio Ledezma, y ABP; y a la señora María Corina Machado y Vente. La ocasión es propicia para la inclusión de otros partidos que han sido desdeñados por la MUD y que no han puesto “todos sus huevos” solamente en la “canasta electoral”. De igual manera –casi como un aldabonazo– para llamar a la reflexión al líder de VP, para retomar el camino extraviado de manera circunstancial.

La estrategia es única: ¡nuevo gobierno! Las tácticas deben ser claras, concretas y sin eufemismos. No más recurrentes y cansones ejercicios aeróbicos, trancazos;, plantones, cacerolazos etc., todos repetitivos, aburridos y, por ello, inútiles. Reiniciar la protesta cívica en la calle. Combativa y resuelta en concordancia con el republicanismo global. Desempolvar los medios  tradicionales de protesta (huelgas y paros) adaptándolas a las nuevas realidades económicas, sociales, políticas, tecnológicas y hasta virtuales. Al alimón se debe redactar un auténtico plan de gobierno para la eventual transición política y hacerlo público. Señalar expresamente la persona que habrá de encabezar la transición y la metodología para su escogencia. Preferiblemente por vía de consenso. Conjuntamente, en lo posible, señalando el equipo técnico-político que le acompañará y asesorará desde el inicio del proceso.

La mayoría de los pacientes e impacientes venezolanos opositores no nos hemos encandilado ni creemos en pajaritos en estado de preñez. A raíz de la falsa expectativa creada tanto por el gobierno nacional como por la MUD, relativa a la tardía y demorada elección de los gobernadores y de sus consecuencias. Yo no voté en las llamadas primarias, ni lo haré tampoco en la de gobernadores. Respeto la decisión asumida por quienes lo hicieron ayer; y por quienes lo harán ilusoriamente en octubre. Cada quien que asuma sus propias responsabilidades tanto a escala personal como colectiva. Entonces, responsablemente propongo (con el ruego de que se me excuse la inexistente intención de realizar algún ejercicio de pedantería o de despropósito alguno) a todos los venezolanos que no nos disfrazaremos en el inminente carnaval electoral para que pensemos con la mente fría y con el corazón ardiente en la propuesta proyectada. Que estudiemos su innegable viabilidad y utilidad. Que la implementemos a partir del 15 de octubre (contamos con treinta días previos para organizarla; y aplicarla una vez consumado el proceso electoral sin haberlo entorpecido, independientemente de sus resultados). Allí, inexorablemente, constataremos las predecibles consecuencias. Por ello debemos estar prestos a irrumpir con decisión y coraje republicano en ejercicio pleno de actividad pública participativa con el nuevo instrumento a ser creado. Debemos retomar la calle sin abandonarla con resolución y sin desmayo alguno hasta la constitución del nuevo gobierno.

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