El cambio interpersonal se denomina cambio indirecto cuando entre las mercancías y servicios que, en definitiva, los interesados pretenden canjear se interponen uno o más medios de intercambio. La materia que la teoría del cambio indirecto analiza es la referente a las razones del canje que pueden darse entre los medios de intercambio, por un lado, y todos los demás bienes y servicios, por otro. La teoría del cambio indirecto se cumple bajo cualquier supuesto en que aparezca y sean cuales fueren los medios de intercambio utilizados. Cuando un medio de intercambio se hace de uso común, se transforma en dinero. El concepto de dinero es de vagos contornos, por implicar una condición de por sí imprecisa, cual es el “uso común” del correspondiente medio de intercambio. Tal imprecisión, sin embargo, en modo alguno afecta el rigor y certeza de la teoría monetaria.

Para analizar rigurosamente los problemas monetarios venezolanos, sobre todo, la hiperinflación, es preciso observar atentamente la relativa naturaleza atípica de la circulación monetaria en una economía monoproductora y monoexportadora, donde el origen, mecanismos y vías de circulación de los de bienes, servicios y monetarios se diferencian notablemente de una economía avanzada, en la que surgió la teorización monetaria acorde con las características de esta economía, teorización considerada válida, en parte, por la obra de Irving Fischer: Purchasing Power of Money (1911, Poder de compra del dinero).

Muchos comentaristas utilizan erróneamente para estudiar los problemas monetarios venezolanos esa teorización proveniente del funcionamiento de una economía desarrollada, olvidando, además, analizar la estructura de la producción de bienes y servicios, moyormente de ensamblaje industrial, y las vicisitudes de la fuerza humana de trabajo, al par que soslayan las dificultades políticas como si la economía nacional fuese un compartimiento estanco de la complejidad social global, es más, evaden aspectos sicológicos como el problema de la confianza tan indispensable para una nueva política económica, la conciencia nacional pesimista en relación con la existencia de la nación que tal vez sea la causa de desesperanza que impulsa migraciones masivas, un país sin futuro, existencia según la terminología heidegeriana, esto es, si la conducta de los venezolanos conlleva a que Venezuela exista, que la justifique como país tendiendo a civilizado en busca de la construcción de una nación desarrollada, y no simplemente un comportamiento hedonista y corrupto respecto del poder, ocasionando desbarajuste político, institucional, a lo cual contribuye el apoyo indirecto de la MUD.

La creación monetaria en los países avanzados está estrechamente vinculada con la oferta y demanda interna de bienes y servicios, esto es, con el funcionamiento eficaz de una economía monetaria, en contraste con el caso venezolano, en el que la industria petrolera al tener que cambiar cuantiosas divisas en el Banco Central de Venezuela para pagar impuestos, sueldos y salarios, hacer compras locales, etc., genera una acumulación de divisas, dinero extranjero, en forma de reservas internacionales, y un flujo en moneda nacional que tiene muy poca relación con la cantidad producida internamente de bienes y servicios.

Mejor dicho: se contribuye a la inestabilidad monetaria cuando una corriente dineraria originada en el exterior por la exportación de productos de hidrocarburos y casi sin contrapartida interna de bienes y servicios, se añade a otra proveniente del proceso productivo nacional, en forma de sueldos, ganancias, intereses…, haciendo que la unión de ambas corrientes desemboque en la creación de otra más fuerte y voluminosa, que es el flujo monetario definitivamente contrapuesto al de bienes y servicios producidos en el país, siendo el encuentro de ambos flujos el origen del sistema de precios; es decir, este no es más que el mecanismo de conversión de la circulación monetaria en bienes y servicios y viceversa. Por carecer, en parte, de un análisis realista del sector monetario es por lo que desde 1969 se han cometido, en política económica, tantos errores como lo denuncié reiteradamente en su momento, y cuyas consecuencias sufren hoy los venezolanos.

Ha primado la mediocridad e ignorancia de los ministros con responsabilidades que iniciaron con Chávez, que tuvieron la ocasión para enderezar el camino torcido heredado de los últimos 20 años del período democrático.  Peor ha sido después con Maduro. No será fácil, máxime porque ha cundido la mentalidad populista y de soluciones fáciles que siempre empeoran los problemas, como se observa en ciertas propuestas del candidato Falcón.

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@psconderegardiz


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