Me importa un bledo lo que salgan a decir mis acérrimos adversarios, máxime aquellos cuya senilidad les alegra que los venezolanos no tengan servicios básicos de agua, electricidad, gas y transporte, que los hospitales no funcionen, que los institutos educativos se encuentre colapsados, o que les dé risa ver que una quincena del salario mínimo o pensión de los venezolanos sea de 9.000 bolívares, que apenas alcance, en el mejor de los casos, para un kilo de carne.  Es decir, el hecho de que me critiquen quienes apoyen a un régimen que dice ser “socialista” y somete al pueblo a tener ingresos de 5 dólares al mes demuestra quiénes están afectados en su condición mental, más aun cuando se viven tales condiciones sociales con una hiperinflación que superó 2.000.000%.

Ante tal magnitud de crisis social, el madurismo no tiene capacidad de solucionar los problemas del país. Han sido seis años consecutivos de hundimiento de la economía, colapso de los servicios públicos, destrucción del salario, y de un prolongado hecho de aniquilamiento social que ha originado que aproximadamente 80% de la población se encuentre en condición de pobreza, al punto de que vemos a los niños, mujeres y hombres como mendigos en las calles, o tratando de encontrar en la basura cualquier desperdicio que les pueda mitigar el hambre.

Aunque el madurismo, con la visita de la Comisión de Derechos Humanos enviada por Michelle Bachelet, intente disfrazar la realidad llevando a tales integrantes hasta los espacios que han maquillado en relación con cárceles u hospitales, o que durante estos días habiliten los comedores escolares para dar algunas comidas a la población más necesitada, la verdad es que en la praxis bastaría preguntar sobre estos últimos a una muestra de docentes y estudiantes para testificar, si efectivamente esos sitios han funcionado o, por el contrario, se han mantenido cerrados la mayor parte del tiempo durante el sexenio madurista.

El país está prácticamente paralizado aunque se vea algún tipo de actividad económica que, por razones obvias, deben seguir tratando de mantenerse activas. El hecho de que el madurismo haya “recuperado” parcialmente el suministro de energía eléctrica, es solo eso, una recuperación parcial, porque la próxima crisis está a la vuelta de la esquina.

Del mismo modo, es de tal degradación pensativa lo que ocurre en la cúpula del poder que los sectores más radicales han desempolvado la tesis que propuso Jesús Martínez  –lo reto para que me desmienta, así como quienes le acompañaban¹– cuando este, desde 2013 en el sector Los Caracas –en el estado Vargas– antes de las elecciones presidenciales con motivo de la muerte de Chávez, propuso que si Maduro llegara a perder tales comicios había que envenenar las aguas para generar un caos, porque “no podía entregarse el poder”.

Ante tal realidad, el hecho de que durante estos días, incluso se haya visto el agua que salga totalmente negra por los grifos y tuberías en algunas zonas del país, máxime ante tanta angustia social, esa relación, causa y efecto, no es casualidad. Pareciera un “ensayo” sobre la próxima acción de terror sobre la población.

Tampoco es casualidad que Maduro nos hable de la misión “tanques azules” y que además de decirnos que nos dotemos con velas y linternas, asegure que tienen listos 50.000 de esos almacenadores de agua, para enfrentar la supuesta guerra que ahora nos viene después del desastre eléctrico. Me pregunto: ¿Piensan dotar a algunos espacios de agua debidamente identificados con esos tanques mientras el resto de las aguas que pudieran llegar por las vías convencionales lleguen a ser objeto de contaminación o envenenamiento? ¿Será esa la razón por la cual en la residencia de la presidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales esta solo recibe suministro de agua por camiones cisternas?².

También nos llama la atención que haya sido a partir de nuestras denuncias que hasta Remigio Ceballos, el posible sustituto de Padrino López en el Ministerio de la Defensa, ahora salga a “inspeccionar” la planta de agua del sector de Macaracuay, en Caracas, ¿Por qué lo hace?³ ¿Es que ellos, como cúpula militar, tienen miedo de nuestra denuncia, y ahora quieren cerciorarse de que esos radicales maduristas no lleguen a cumplir sus amenazas que conocen son públicas entre sus espacios de inteligencia?

Tenemos elementos de pruebas y convicciones sobre lo que hemos dicho. El peligro radica en esos resentidos sociales y políticos que no aceptarían la caída de su putrefacta “revolución”, y con tal de culpar al “imperio” o un eventual gobierno de transición, no les importaría llegar hasta esos niveles de venganza social y colectiva, porque pudiera darse la pérdida del poder del madurismo.

Como docente, defensor de derechos humanos y ciudadano, estoy en la obligación de alertar a la población ante la posible consumación de un hecho de esta gravedad y magnitud que pondría en riesgo miles de vidas en el país. Reto nuevamente para que me desmientan a quienes he señalado como responsables de esta posible barbarie, y asumo todas las responsabilidades de rigor. El pueblo debe estar alerta. El madurismo agoniza, pero sus criminales están allí. Ante la inminente caída de Maduro, hecho de magnitud que podría generar un genocidio, no pueden ser descartados como el posible envenenamiento del agua. Tenemos que estar alertas.

¹ https://twitter.com/jvivassantana/status/1107651673902772224

² https://twitter.com/jvivassantana/status/1106700221466185728

³ https://twitter.com/jvivassantana/status/1107625457984434186


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