En el documental Five Came Back, recientemente estrenado por la plataforma Netflix, se estudia el lenguaje de la propaganda de la segunda guerra mundial, desde la perspectiva de los aliados.

El lanzamiento de la película no resulta casual en la época contemporánea. El filme sirve como patrón para analizar el discurso bélico del tiempo presente, dentro y fuera de Estados Unidos. Por supuesto, la cinta analiza el valor de un archivo generado en un momento determinado de la historia. Pero la propuesta alcanza una dimensión universal, capaz de hacerla próxima a la realidad de países distantes. En el caso de Venezuela, las ideas vertidas en el trabajo audiovisual confirman su plena vigencia.

Para empezar, Five Came Back nos interpela, utilizando los recursos del montaje intelectual, la edición del material encontrado y la fotografía de entrevistados de lujo en plano frontal.

Steven Spielberg, Guillermo Del Toro, Francis Ford Copolla, Lawrence Kasdan y Paul Greengrass ofrecen testimonio directo a cámara, de una forma minimalista y despojada, con un clásico fondo de color oscuro.

La urgencia del tema obligar a ser austeros, reflexivos y comprometidos para hablar de la obra de cinco colosos de Hollywood: John Ford, George Stevens, WiliamWyler, John Huston y Frank Capra.

Todos ellos entendieron la necesidad de enfrentar al enemigo común con las estrategias aprendidas en el sistema de estudios. Otras técnicas las descubren o conocen en el campo de batalla por ensayo y error.

Desde el cobijo de la propia frontera amenazada, emplean la caricatura, el humor negro, el lenguaje animado, el diseño gráfico y el estilo de los discursos de la vanguardia, a efecto de subvertir y sabotear las imágenes procesadas por la maquinaría de lavado cerebral del partido Nazi. Así combaten y desmitifican el maligno ideario fomentado por “El Triunfo de la Voluntad” de Leni Riefenstahl.

En tal sentido, “Prelude to War” de Capra desestabiliza el orden del discurso fascista, recurriendo a las armas de la incorrección política y las metrallas de los géneros populares. Natural antecedente de los memes y las piezas satíricas, ensambladas con retazos y desechos de la pésima programación chavista. Involuntariamente, la hegemonía mediática inspira réplicas iconoclastas. El antídoto se crea en el seno de la enfermedad crónica.

Fuera de los límites protegidos, los realizadores invitan a salir de la zona de confort para registrar la acción heroica de los defensores de las causas justas. Humanizan a los soldados, considerados mera “carne de cañón”. Exponen las verdades omitidas por la censura. Es decir, el peligro, la posibilidad de morir, las secuelas del stress postraumático, el círculo vicioso de la violencia, la carnicería administrada por el complejo militar industrial. A propósito, recordar el impacto de títulos como Let There Be LightUndercover: How to Operate Behind Enemy LinesThe Negro Soldier y The Battle of San Pietro.

Por último, Five Came Back cierra filas en torno a tres llamados a la acción. Uno, abandonar la pasividad e intervenir cuando las circunstancias lo ameritan. Mensaje destinado a sembrar conciencia y a cambiar la mentalidad conformista del milenio. Dos, comprender las causas y consecuencias de una conflagración, a la espera de construir un futuro mejor. Tres, no olvidar. George Stevens denuncia los estragos del genocidio del holocausto en “Concentration Camps”. Su metraje constituye una prueba penal en los juicios de Nuremberg. Por tanto, tiene relevancia capturar en video los crímenes cometidos por la gendarmería oficialista. Los delitos de la represión salvaje no prescriben. Son evidencia para el país del mañana. 


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