Muy posiblemente, al momento que salga este artículo la abstención haya sido la protagonista del proceso electoral de este domingo 9 de diciembre. Y es que si en algo ha trabajado el gobierno es en hacer estrategias que creen desconfianza en el voto popular como medio para derrotarlos, porque si algún enemigo tiene el régimen es el voto.

La última vez que nuestros centros electorales estuvieron llenos, el 6 de diciembre de 2015, obtuvimos una contundente victoria.

“Perdimos una, la batalla de 2015, las elecciones a la AN. Nosotros asumimos la derrota, nos reorganizamos y comenzamos a reunir fuerzas”, dijo recientemente Diosdado Cabello en su programa. La estrategia: aniquilar la del contrario más que reunir fuerzas porque saben que solo tienen entre 5 millones y 6 millones. Muchos dirán que estoy exagerando, que ni siquiera cuentan con esa cifra.

Hace 20 años el chavismo llegó al poder. ¿El resultado?: más de 85% de empresas privadas han cerrado, más de 3 millones de venezolanos han emigrado, enfermedades como el paludismo, la malaria, la tuberculosis y la lepra han reaparecido. El salario (al día de hoy) es de menos de 8 dólares mensuales producto de la hiperinflación anual que ya pasa 1.000.000% y que tiene ya a casi la mitad de nuestro pueblo en pobreza extrema.

Hay que recordar que el teniente coronel que dio un golpe de Estado y fracasó entendió que tenía que meterse por el carril de la política para embutirnos su proyecto revolucionario fracasado. Veinte años después, muchos que se le oponen insisten en acariciar lo del golpe.

Asusta ver la cantidad de gente que está dispuesta a participar solo si la victoria está garantizada y que solo saben jugar a ganar. Tienen un grave problema de manejo de expectativas y frustración. Y no manejan los conceptos de ganancia o pérdida relativas.

Habría que estar ciego para no reconocer que siempre fuimos minoría frente al chavismo. Pero eso empezó a cambiar a partir de 2012, y en 2015 demostramos ser la nueva mayoría. Tanto que costó y ahora que somos la gran mayoría (85%) no la ejercemos, no votamos.

Abstención que, por cierto, fue determinante en la victoria de Hugo Chávez en el 98, le dio la Asamblea Nacional en 2005 para que avanzaran en su proyecto autoritario, y acabó con la mayoría opositora en el último año. Y algunos todavía piden evidencias de su fracaso. ¿Será que quieren ver cadáveres?

Quienes están ofuscados contra el voto, llaman a la guerra, pero no tienen ni siquiera una china.

Es momento de que reconozcan, en honor a la verdad, que la abstención de 2005 fue un suicidio político que no logró nada, solo condujo a perder casi todos los espacios de poder incluido el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral. La de 2017 y la del pasado 20-M tampoco logró nada. Entonces: ¿por qué insisten en abstenerse?

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