Aun cuando la presión internacional le continúa cerrando cada vez más el cerco al gobierno venezolano y la declaración del Grupo de Lima desconociendo a Nicolás Maduro a partir del 10-E, no quiere decir que ahora esto tenga como consecuencia directa su salida de la Presidencia de la República.

Ya vimos que la abstención no tiene eficacia política, por ello mi invitación a la dirección política es a que sean responsables y que no sigan vendiendo falsas esperanzas.

No podemos acostumbrarnos a la permanente depauperación económica y social a la que nos ha obligado a vivir el régimen: ir al trabajo en las perreras, tener la ropa y zapatos deteriorados, que el sueldo no alcance para los gastos básicos, hacer cola para todo y tener que esperar –como una migaja– la caja CLAP (al que le llega). Ni hablar de los servicios de agua y luz, ni de las penurias de quienes no tienen acceso a las medicinas y a la salud.

La realidad es que las grandes mayorías hambreadas que aún resisten en el país claman por cambios económicos que detengan la debacle. La dirigencia política que no entre en sintonía con este clamor, no tiene nada que buscar, por más duro que griten sus consignas.

Por eso les decimos a los compañeros que se dejan llevar por la minoría 2.0 que es necesario dejar a Rodríguez Zapatero tranquilo. Ya se sabe que no es un negociador imparcial, pero es la carta que maneja el gobierno de Maduro ante cualquier proceso de negociación. Ellos están en su derecho. La oposición que cree en la negociación como mecanismo político para solucionar la crisis, que nombre a su propio facilitador para que se entienda con Rodríguez Zapatero. Se le está dando demasiada relevancia al tema, cuando el verdadero problema es la crisis que vive Venezuela, y el deber es buscar y aportar soluciones para su salida.

Me decía un ciudadano de a pie, de ese 80% que hoy está sufriendo por las malas políticas de este gobierno, pero también por esa oposición “radical” e incoherente, que su sueldo no le alcanza para comprar: un pollo, un cartón de huevos y un kilo de queso. “¿Qué carajo me importa si declaran a Rodríguez Zapatero, persona no grata o no? Eso no cambia mi realidad, ni producirá la salida de Maduro”.

Mi llamado es a que la dirigencia política tiene que conectarse con la realidad de la gente. Más que pedir unidad, hay que unirse no solo para una foto, sino para lograr la salida de este gobierno de manera constitucional, pacífica y democrática.

Para ello hay que tener claros los criterios a seguir, las propuestas y acciones comunes que hay que desarrollar.

El problema, más que Nicolás Maduro, es el sistema que desde hace muchos años comenzó a instaurar Hugo Chávez y Maduro ha trabajado para consolidar a paso de vencedores.

Desde Unidad Visión Venezuela invitamos a trabajar unidos desde la política seria, que combatamos el sistema económico, político y social que Fidel Castro, a través de Chávez, instauró en nuestro país y que el intergaláctico irradió por América Latina.

La unión nos fortalecerá, la discordia entre los partidos y los representantes de la oposición alimentará más y más a un monstruo: el madurismo y su corruptela, y no nos lleva a nada, ese radicalismo le ha hecho un gran daño al país; si somos demócratas debemos respetar las opiniones y puntos de vista de los demás.

Por ello nuestro otro llamado es a que esa oposición “radical” enfile sus baterías contra el verdadero enemigo, que no es otro que el gobierno, con la misma fuerza que lo hace contra nosotros mismos. La negociación es un principio de la política. Y esto es un problema político.

La gente, que está justamente molesta, no quiere diálogo. Entonces estos “políticos” dicen que nada de diálogo, aunque en el fondo saben que en determinado momento y condiciones habrá que hacerlo. Lo correcto es explicar el tema. Nuestro pueblo entiende y nos acompaña cuando se le habla claro. En política hay que sumar más que restar. Unámonos por Venezuela.

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