Conforme a las políticas petroleras previstas en el Plan País, se preservará la propiedad de la nación sobre los yacimientos de hidrocarburos. Sin embargo, puesto que el objetivo es maximizar la producción de petróleo y gas, es evidente que habrá que realizar una cuantiosa inversión.

Basta con señalar que para 1998, cuando Chávez llega al poder, Venezuela producía 3,5 millones de barriles por día. Hoy, según fuentes citadas por la OPEP, nuestra producción apenas supera 1,1 millones de barriles diarios. Es decir, habrá que recuperar más de 2.400.000 barriles diarios, además de compensar el declive natural de los yacimientos.

Durante muchos años la política petrolera se basó en la búsqueda de mayores precios descuidando los volúmenes producidos. Ahora es indispensable recuperar la producción.

El ingreso petrolero es el resultado, principalmente, de dos variables: cuánto petróleo se produce y a qué precio se vende. Pretender equilibrar el gasto público con base en precios resulta imposible, porque se requerirían precios superiores a los 200 dólares por barril. Pretender equilibrarlo sobre la base de producción es una tarea que tomaría muchos años.

Tal afirmación se hace evidente al revisar el estudio realizado por el Grupo Orinoco, presidido por Arnoldo José Gabaldón. Se trata de un extraordinario trabajo coordinado por Francisco Javier Larrañaga, quien sobresale entre los más calificados profesionales de la Pdvsa meritocrática. Allí se constata que en un escenario de crecimiento acelerado le tomaría a Venezuela unos 5 años en alcanzar una producción de 2,5 millones de barriles por día.

Para ello habría que reactivar unos 7.470 pozos cerrados (categoría 2), perforar 3.803 pozos nuevos, realizar 2.700 trabajos de reacondicionamiento, inyectar vapor a 5.209 pozos y aumentar de 26 actuales a 104 el número de taladros operativos.

Proyectando las cifras mencionadas, nos tomaría 9 años alcanzar nuevamente la producción de 3,5 millones de b/d que teníamos en 1998. Casi una década recuperar el nivel de producción que teníamos 20 años atrás. Eso nos habla del nivel de destrucción masiva a que ha sido sometida nuestra industria petrolera.

Conforme a las cifras del Grupo Orinoco, estamos hablando de erogaciones, entre inversiones y gastos, de unos 25.000 millones de dólares por año. Los tiempos podrían acortarse y aspirar a mayores niveles de producción si pudiésemos contar con inversiones más altas que requerirían condiciones jurídicas y fiscales capaces de atraerlas.

El Estado venezolano carece de los recursos para afrontar tal esfuerzo. Si los tuviese, su prioridad debería ser la atención de la crisis humanitaria y un enorme esfuerzo para enfrentar los acuciantes problemas de la educación, la salud, la seguridad y la justicia.

Por tanto le corresponderá al sector privado, nacional y extranjero, un papel vital en la recuperación de nuestra industria petrolera. Tanto más cuanto que la vida útil del petróleo como agente energético se está acortando. Los principales pronosticadores a escala mundial calculan que la participación del petróleo en la matriz energética disminuirá sensiblemente.

La Agencia Internacional de la Energía advierte que la demanda mundial de petróleo seguirá creciendo por unas dos décadas más, pero que a partir de 2040 cederá progresivamente ante otros agentes energéticos menos contaminantes. Tenemos, pues, una “ventana de oportunidades” que nos obliga a actuar de inmediato –para mañana es tarde– a riesgo de que nuestras reservas de hidrocarburos se queden para siempre en el subsuelo.

Visto que ni el precio ni el volumen pueden resolver a corto plazo el problema del ingreso petrolero, la variable que más puede incidir en la recuperación de la economía es el efecto multiplicador de las enormes inversiones que se requieren no solo en petróleo, sino también en los demás sectores de la economía.

Todos los países que disponen de petróleo están también al tanto del tema de la “ventana de oportunidades”. Todos están tratando de atraer inversiones. Sin sacrificar soberanía, tenemos que aplicar una política petrolera que nos permita ser competitivos. Ese es uno de los objetivos del Plan País en materia petrolera.

@josetorohardy


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