Comenzamos el año 2019 con un jueves negro que agrava la ilegitimidad del dictador, la consecuencia inmediata es que “toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos”. El período de la tiranía ha terminado y se inicia una etapa oscura. La dictadura se aferra al ejercicio del poder por la fuerza, generando el más grande e inmerecido sufrimiento del pueblo venezolano de toda su historia. No tenemos presidente electo ni comandante en jefe de la Fuerza Armada. Entramos en una severa crisis de gobernabilidad, con altísimos niveles de incertidumbre, un país sin reglas es extremadamente volátil, inviable. Los poderes fácticos disolvieron el marco constitucional venezolano. “Ay de aquellos pueblos cuyos jueces merecen ser juzgados”. Si no hay justicia ni castigo ejemplar se cometerán actos de venganza. No procede el borrón y cuenta nueva. Se materializó un abierto fraude de la Constitución, se realizó un acto de fuerza y se robaron las elecciones. Se cometió la más vil traición a la patria. No pudo arrancar peor el año. Maduro ha sabido maniobrar para mantenerse, solo lo soporta los pilares fácticos, no gobierna porque nunca ha sabido gobernar. La tarea es agotarle el margen de maniobra que lo mantiene en el poder. La fuerza no funda la legitimidad y tampoco mata el derecho, el pueblo los conserva y lucha por materializarlos.

Nos enfrentamos a una situación inédita, el mal se ha instalado a la fuerza y de hecho, por eso la lucha debe desplegarse sin descanso día y noche con plena conciencia hasta la eyección de quienes encarnan un Estado criminal. Procuramos la ruptura histórica de un sistema, muy diferente a un mero cambio de gobierno. No dejemos de enarbolar y ejercer la esperanza, que tiene la potencia de una virtud cardinal, que encierra en sí el poder de Dios. Trabajemos para ir conformando cada día una alineación de las mejores fuerzas del país. Grande es la sombra pero mayor la luz.

Vivimos momentos definitorios, lo que está pasando con la comunidad internacional es inédito, nunca se había dado mayor apoyo en América a quienes luchan por la restitución de la democracia, el Grupo de Lima y la OEA desconocen al dictador usurpador. Es la hora de estar a la altura de la demanda histórica. La Asamblea Nacional, único poder legítimo, tiene la palabra y le corresponde actuar. Es claro el mandato del frente interno y externo para que asuma la representación del pueblo venezolano ante la vacante de presidente electo, avanzar sin demora hacia la transición y convocar elecciones libres. También tiene un papel histórico el TSJ legítimo en el exilio, que se ha comportado a la altura de las circunstancias y sabemos que siempre está dispuesto a actuar para recuperar la democracia que nos han robado.

¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!


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