Un veterano dirigente que ha hecho de su profesión una accidentada y ya sólida carrera política, derivada en buena parte por sus reiterativos saltos de talanquera dentro del área opositora, nos acaba de sorprender nuevamente. Ahora con motivo de su ladina y errónea explicación acerca del porqué la directiva de la AN suspendió abruptamente la sesión donde se discutiría la declaración de persona no grata al socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Aducía el diputado que dicho pedimento no era procedente. En lo sustantivo, de acuerdo con su limitada óptica, porque el Parlamento no estaba facultado para emitir ese tipo de acuerdo. Aducía que a tenor de lo establecido en el artículo 9 de la Convención de Viena (1) tal facultad no está contemplada y, por consiguiente, es írrita. En lo adjetivo señalaba que tampoco la precitada solicitud adolecía de errores por no haber sido cernida en el nefasto “cogollo” opositor organizado, mediante la negociación política de rigor en dicho sector.

Esta argumentación carece de fundamentación jurídica y política pertinente. Se deriva de su supina ignorancia al respecto. ¡En un diputado constituye falta gravísima! Confunde de manera inexcusable el área de Derecho Internacional Público que cubre y sistematiza la citada Convención. Esta se refiere de manera exclusiva a los llamados Estados signatarios de la misma. Es decir, regula las relaciones diplomáticas y consulares representadas por los Jefes de Estado respectivos.

Todos sabemos que la presencia del señor Rodríguez Zapatero como mediador y facilitador de “buena fe” en el proceso de negociación política establecido entre el gobierno totalitario y parte de la oposición política organizada, no es ni establece, ni constituye “per se”, una relación obligante entre dos o más Estados (en este caso entre España y Venezuela). Las resultas de la negociación solamente cubren al gobierno nacional con un sector de la oposición en la fallida negociación. El gobierno ha inducido e induce de manera casi coercitiva a un mediador o facilitador de nacionalidad española (quien demostró, demuestra y demostrará fehacientemente su falta de ética e imparcialidad como participante inequívoco de buena fe). Esta persona natural no obliga en modo alguno al Estado del reino de España. De tal manera que esa argumentación carece de sustento jurídico, lógico y político.

De igual modo desconoce el engolado “representante popular” todas las facultades intrínsecas de cada órgano legislativo. Este poder republicano tiene la facultad de legislar. Es decir, crear nuevas leyes y reglamentos. También posee la facultad ineludible de crear diversas resoluciones o actos parlamentarios de rango constitucional. Tales como el de emitir votos de censura a ministros u otros funcionarios de alta jerarquía, aprobar o improbar presupuestos, autorizar o no algunos actos administrativos derivados de la acción del Poder Ejecutivo. También es el “foro político por excelencia”. Es decir, tiene la facultad incuestionable de discutir en su seno cualesquier asunto de interés nacional o internacional. Todas estas atribuciones –sin rango de prelación alguna entre ellas– constituyen las facultades universales de todo Parlamento. En Venezuela, las mismas están enunciadas en la carta magna.

¿Qué pretende el diputado? En principio constituir él y su grupo una especie de instancia superior (“cogollo”) donde se decida la suerte de la república. Su falta de seriedad derivada por sus imposturas, con motivo todas ellas a los recurrentes “cambios de camiseta”, son perfectamente conocidas por la opinión pública. Basta solo con recordar su designación como candidato a diputado en la circunscripción electoral donde desplazó a Yon Goicoechea. Cuando ambos militaban en PJ y el primero provenía de UNT. Luego, el segundo, se inscribió en VP para rumiar su desplazamiento. Para contrariar a posteriori la línea política de este partido por la última elección de alcaldes. Se lanzó de manera anárquica por su cuenta y riesgo. Como resultado de su “aventura” llegó a la meta “detrás de la ambulancia”. Al poco tiempo fue premiado por su organización y readmitido en sus toldas. Es este prototipo de conductas (las asumidas por Goicoechea y Timoteo Zambrano, entre otras) las que coadyuvan al escepticismo reinante por parte de la opinión pública y la ciudadanía en general. Esta falta de coherencia, aunada con la necesaria e irrenunciable ética, es la causa fundamental del descrédito de los muchos que ejercen la actividad política con signos inequívocos de politiqueros o politicastros. También, y quizás lo más grave, es que estas actitudes y hechos reiterativos han permitido (por acción u omisión) que cada día se asiente más el totalitarismo. Sus conductas provenidas en hechos concretos han permitido la consolidación del “golpe de Estado continuado” puesto en escena desde hace más de un lustro. “El gobierno hasta ahora se ha salido siempre con la suya”. Su único objetivo ha sido el de ganar tiempo en su tarea de liquidar tanto la democracia como el republicanismo. Contenidos ambos en la moribunda Constitución Nacional.

Reaparece cíclicamente la vieja táctica gobiernera. Estamos a escasos días de celebrar un nuevo sainete electoral para elegir concejales. De igual modo, el próximo enero comenzará el nuevo período presidencial del “paisano” (al decir del presidente Pastrana). Estos dos hechos puntuales están enmarcados en la estrategia de la “robolución”. Sus consecuencias serán de carácter nacional e internacional. Ambos eventos están consustanciados con la intención de desempolvar el proceso de negociación política a través del diálogo infecundo entre los factores ya conocidos.

En lo internacional el jefe de la diplomacia española ha aseverado (compromete su apreciación al Estado) que Nicolás Maduro será, a partir de enero, un presidente ilegítimo. Con las derivaciones que se producirán en otros gobiernos y organizaciones internacionales. En lo nacional el fraude electoral “está cantado”. Para ello, nuevamente, la dictadura cuenta con el apoyo de las arpías (incluyendo al obeso opositor juramentado ante la ANC) que forman parte del ministerio de elecciones del gobierno asentado en Miraflores. En breve y como producto de toda clase de delitos electorales la casi totalidad de los concejales que se elegirán serán “rojos rojitos”. Estos implementarán el llamado poder comunal al alimón con la nueva constitución producto de la ilegítima asamblea nacional constituyente.

Comentario aparte merece la contundente declaración del canciller socialista español. ¡Los socialistas dan para todo! Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez son todos militantes socialistas. Los chilenos Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y José Miguel Insulza, de ingrata recordación para los venezolanos, son de igual modo socialistas. El uruguayo Luis Almagro, a su vez, es socialista (los compatriotas le debemos agradecimiento eterno). En estos casos puntuales (y en muchos otros) las contradicciones existentes entre los cultores de esta ideología son evidentes y se constatan “a flor de piel”. El “internacionalismo socialista” –no comunista– “no da pie con bola”. Su acelerado descrédito derivado del pragmatismo acomodaticio que los distingue, además de la falta de coherencia (siempre necesaria) se hace, día a día, más ostensible.

Mañana la AN debería tomar una decisión definitiva con motivo a la propuesta contentiva de la declaración de persona no grata al socialista de marras. Pienso que no deberían “estirar más la arruga”. Procrastinar no es lo deseable. ¡Es dañino en grado sumo! Hace años un cómico venezolano nos hacía reír con su recurrente e interrogativa frase: ¿Tú eres marisco o molusco?

La opinión nacional e internacional es acorde en conceptuar al Poder Legislativo venezolano (la Asamblea Nacional) como un órgano inexistente por lo inocuo. ¿Murió asesinado por la dictadura, o como Chacumbele, o al alimón? Lo cierto es que el Capitolio se ha convertido de hecho y de derecho en un simple elefante blanco. Un simple adorno a todas luces inofensivo. Un facilitador (por acción u omisión) para que la dictadura totalitaria haga de las suyas impunemente. Si viviéramos en el ancestral Egipto, el de los faraones, podríamos aseverar sin duda alguna que la casi totalidad de los diputados se han convertido en “eunucos políticos”. Está en sus manos corregir la apreciación. O en su defecto, ratificar esa lamentable condición.

Notas:

1.- Artículo 9 de la Convención de Viena dixit: “1. El Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de su decisión. Comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona non grata, o que cualquier otro miembro de la misión no es aceptable. El Estado acreditante retirará entonces a esa persona o pondrá término a sus funciones en la misión según proceda. Toda persona podrá ser declarada non grata o no aceptable antes de su llegada al territorio del estado receptor.

     2. Si el Estado acreditante se niega a ejecutar o no ejecuta en un plazo razonable las obligaciones que le incumben a tenor de lo dispuesto en el párrafo 1. El Estado receptor podrá negarse a reconocer como miembro de la misión a la persona de que se trate”.

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