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El poder para combatir la información falsa está en cada ciudadano, pero hay poderosos factores, dentro y fuera de nosotros, que hacen la tarea más difícil de lo que creemos. La información falsa suele ser muy atractiva y viral. Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachussetts concluyó que las noticias falsas tienen 70% más de probabilidad de ser compartidas que las ciertas. Vean cuán permeables y peligrosas son.

Ahora, para que el ciudadano pueda enfrentarlas necesita técnicas y recursos. Comparto esta pequeña colección de anotaciones que puede ser útil y efectiva para ese fin. Las recomendaciones están apuntadas al consumo noticioso en sitios web y plataformas de social media o mensajería, pero pueden aplicarse por extensión a medios impresos, radio y otros no digitales.

Mi ego se cree más que yo

Este es un principio ridículamente simple de expresar, pero nada sencillo de aplicar: Hay que aplacar el ego. Muchas veces el afán de figuración de nosotros los usuarios hace que rebotemos cualquier cosa que nos llegue sin mirar a los lados. Hay una compulsión implícita en el acto de compartir información: es fácil, nos da cierta notoriedad y, casi siempre de buena fe, creemos estar haciendo un bien público.

Pues no. Al menos 50% de la información en Internet y redes es falsa. Otras mediciones y opiniones elevan ese porcentaje. Cuando me llega información defectuosa de una persona (o sospechosa de serlo) pierdo confianza en ella hasta nuevo aviso. Toda información posterior viene con un sello de duda muy difícil de levantar. No cedan a la tentación de dar un “tubazo” porque pueden dárselo a su propia credibilidad… y eso no puede ser bueno para ningún ego.

NOTA: Tampoco se vale eso de “la mandé para ver si alguien lo confirmaba o negaba”. Si no va acompañado de una explícita advertencia, la mayoría lo tomará como una noticia auténtica y la cadena seguirá incólume. De hecho, aun con advertencia se suele tomar como un dato cierto.

Dudo, luego existo

Es bueno crearse una directriz mental y actitudinal en forma de algoritmo: “Al ver una pieza de información cuya veracidad no puedo determinar → ¡Espera y revisa!”.  

Es decir, duden de todo, absolutamente de todo que no venga de una fuente de comprobada confiabilidad. Con disciplina, con rigor, e incluso al mejor cazador se le puede ir la liebre. Así que guarden un resquicio de duda también para las “buenas fuentes”.

El ABC de la verificación

Hay preguntas que podemos hacernos antes de dar por cierta una pieza de información y, sobre todo, compartirla.

¿Cuál es la fuente? 

¿Es anónima? ¿Dicen que se lo dijeron? Si se lo envió alguien conocido, pregúntele. Si antes de ese alguien conocido hay anonimato, casi con seguridad es falsa. Si las fuentes son blogs desconocidos, amateurs, que solo copian información de otras fuentes y tienen una marcada tendencia a buscar clics a toda costa… estamos en terrenos desconfiables. Ni qué hablar de los audios anónimos de un supuesto militar, desde un sótano mientras escucha los aviones partir con los chavistas que se escapan.

¿Es una noticia? ¿Es de género profesional periodístico? 

Las noticias profesionalmente redactadas contestan las cinco preguntas claves: qué ocurrió, cuándo y dónde, quiénes están involucrados y por qué. Puede o no incluir un cómo. La noticia debe tener fuentes: testigos, organizaciones que atienden el caso, el mismo que la reporta, y todo esto de forma verificable. La noticia suele ser puntual, orientada a hechos, sin trazas de opinión (excepto si son expresadas por una fuente). Su redacción es neutra, no hace juicios de valor. Un titular profesional es descriptivo, no sensacionalista.

¿Presenta pruebas forenses? 

La prensa profesional, cuando reporta un hecho, le da contexto con evidencias: documentos verificables, declaraciones grabadas, fotografías, videos, audios. En otras palabras, pruebas que pudieran presentarse en una corte de ley en un país con sistema judicial confiable (obviamente no Venezuela en este momento). Asuma una actitud escéptica, no lo crea si no lo convence con evidencias. ¿Son verificables las evidencias? ¿Son plausibles? ¿Están abiertas a la confirmación? ¿Si usted fuera miembro de un jurado, las daría por ciertas? Si el medio no es conocido, si el autor tampoco y las fuentes son anónimas… la probabilidad de certeza es muy baja.

¿Tiene resonancia en medios reconocidos, en Google News? 

Vaya a Google News o cualquier otro buscador de noticias, copie el titular de la noticia y vea si esa u otra similar tiene presencia en los resultados. Si hay otros medios reconocidos que la reportan, es una noticia auténtica y no una fabricación. Ya eso es bastante.

(Vale decir que Google Search también puede hacer la tarea, pero Google News es más preciso).

¿Tiene conversación solo en redes y entre el público en general? 

Si la “noticia” solo rueda en redes como Twitter o Whatsapp, publicadas y rebotadas por cuentas personales, es casi con seguridad un rumor sin fundamento. No la rebote hasta que sea validada por fuentes confiables. Si lo que rueda es un rumor, una pieza de información sin estructura periodística, escrita o dicha en lenguaje coloquial, encienda las alarmas de la desconfianza.

¿Sesgo político o ideológico? 

Toda persona tiene derecho a preferencias políticas, culturales, deportivas, etcétera, y expresarlas abiertamente, pero una noticia se supone que es “neutral”, no favorece o condena, solo describe o reporta una realidad. Cuando usted vea sesgo o preferencia, desconfíe. No significa que una noticia tendenciosa sea falsa por sí misma, pero lo cierto es que la mayoría de las noticias con sesgo son parcial o totalmente falsas o, al menos, incompletas. Por ejemplo, esconden datos que perjudican su matriz de opinión, exageran defectos de un contrario y usualmente fabrican “datos” para que se ajusten a sus intenciones.

¿Qué credibilidad tienen los medios que la presentan? 

Si la noticia no está reseñada en medios conocidos y confiables, hay que desconfiar. ¿Conoce usted esos medios? ¿Tienen apariencia y contenidos profesionales? Vaya a Google News y escriba el nombre del medio en el buscador. Si no aparece, ya ese es un indicio. Examine el medio que lo contiene: ¿Son visibles los representantes y/o autores? ¿Se identifica la organización que edita el medio, sus editores y personal? ¿Hay visos de tendenciosidad, manipulación? ¿Hay estímulo a la emocionalidad?

¿Hay al menos un tipo reconocido de noticia falsa o contenido problemático? Un periódico o revista confiable genera contenido propio, de agencias o colaboradores identificados.

Más sobre grados de confianza a los medios 

Otra estrategia es cotejar los diagnósticos y predicciones que hace un medio contra los resultados. Si expone lo que en la práctica ocurre y si permite predecir con un buen grado de asertividad, el medio merece nuestra confianza. 

Ojo con las fechas

A veces “el notición” es una noticia vieja revivida por alguien que no lo sabía.

Buscar en redes

Repita las búsquedas en Facebook, Twitter, Whatsapp, foros tipo Reddit. Si encuentra una noticia débil en referencias, repetida exactamente igual en blogs o posts de social media, es muy probable que sea una noticia tendenciosa o deficiente falsamente amplificada. Mejor no compartirla hasta comprobarla.

Una lista de emisores confiables

Visite cuentas de social media de reconocida confiabilidad (tome en cuenta que hasta ellos se pueden equivocar, pero no todos a la vez), solo para ver si la han compartido o comentado. Las cuentas certificadas son las más confiables. Pregúnteles o llame a un amigo.

Imágenes

En Google Chrome uno coloca el cursor sobre una foto, clic en el botón derecho del ratón y en el menú que aparece haga clic en “Buscar foto en Google”. Le dirá todas las apariciones de la foto que registra el buscador. Podrá verificar si corresponde a lo que dicen que es y la fecha de publicación.

Si todo falla

Escríbanos a [email protected]. Por lo menos lo aguantaremos de compartir la información dudosa hasta que verifiquemos.


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