Otra forma de secuestro

 Seré crítico, cómo no serlo, solo un autómata no levantaría su voz en un momento tan crucial y delicado como el que vivimos. ¿Vamos bien? No, ya no, íbamos bien hasta que decidieron –en patético secreto– ir a negociar a Noruega con el verdugo.

¿Negociar? ¿A Escandinavia? ¿Qué coño negociar? ¿Otras formas de tortura? ¿Menos enfermedad? ¿Menos hambre? ¿Que nos quiten un ojo y no dos?

Estamos secuestrados por otra forma de tortura: la psiquiatría.

       

Las fórmulas siniestras

Jorge Rodríguez, alias La Hiena, ha vacilado a los incautos y crédulos negociadores del gobierno de Juan Guaidó con sus récipes y fórmulas siniestras. Miembros rebeldes del Servicio de Inteligencia Bolivariana (Sebin) revelan que en privado el psiquiatra dice lo siguiente: “Me pusieron a negociar con el chofer, el mayordomo, el jardinero y el cocinero de la oposición”.

Abiertamente, los tiene secuestrados con sus falacias y sutiles tergiversaciones. Caen una vez y caerán mil veces más. Se ven tan cándidos y optimistas dialogando con su verdugo.

¿Por qué?

El banquete de las limosnas

Es alias La Hiena quien en el momento más cercano de la libertad siempre engatusa e hipnotiza a los menguados corderos de la democracia. Ha ocurrido muchas veces, ahora es el partido de gobierno Voluntad Popular el que le pone el cuello al verdugo (¿a eso le llaman diálogo?). Impensable hace unos años, los otrora voluntariosos y populares se acomodan con Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo en el banquete de las golosinas y las limosnas.

Caen en las redes de la inacción en el momento menos propicio. Ojalá su fuerza moral reaccione y despabile. Duermen la siesta de la fuerza, espero que no de la fe.

¿Despertarán?

El diván del engaño

La estiercolada de Noruega y Barbados –¿cuál será el próximo destino exótico: Fiji?–, no solo irritó a nuestros aliados internacionales y a la nación entera por la paupérrima y secreta manera como fue planteada la negociación, sino además a los equipos más estrechos del círculo presidencial. Que los principales líderes de VP o Primero Justicia no supiesen nada sobre las vacaciones escandinavas o caribeñas con la tiranía solo comprueba que la psiquiatría está haciendo bien su trabajo. El verdugo sabe lo que hace.

Nos enloquece y aletarga con sus pócimas, nos acuesta en el diván del engaño, hipnotiza nuestra convicción y nos extravía.

¿Lo seguiremos permitiendo?

El penoso desastre

Con toda razón el liderazgo político y el pueblo se quejan. Todos lo hacemos. No hay un solo venezolano consciente que no lo haga. La estiercolada de Noruega merece quejas y más. Solo la soberbia no permite aceptarlo. ¿Soberbia? Sí, ¡soberbia! La misma que hizo que Caldera exculpara al chavismo. Hay que rectificar de inmediato, no puede ser que mientras “dialogamos” con la mafia nos encarcelen, nos torturen, nos asesinen. No puede ser. ¿Es eso negociar?

Nos habían asegurado que las nuevas víctimas del diálogo estaban más preparadas para negociar con el verdugo. No lo están.

Es un penoso desastre lo que hacen.

Los otros verdugos

Estamos perdiendo –otra vez– una oportunidad única de liberación.

La tiranía juega al desaliento y a la división, las está logrando. Noruega ha hecho que perdamos la fuerza y está a punto de hacer que perdamos la fe. Si no reaccionamos con algo de dignidad y de honor, no habrá manera de liberarnos en el corto plazo.

¿Será que reaccionamos? No culpemos a la desesperación crítica, veamos cuál cuota de responsabilidad tenemos en ella. Venezuela está agotada. Tengamos piedad de ella.

Sí, dialogantes, tengan piedad, no sean a su vez nuestros verdugos…


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