Qué pecado tan horrible hemos cometido los venezolanos que para expiarlo nos hemos visto sometidos a esta gran maldad. Hoy todos los que siguen en el país y los que se han tenido que ir sufren y padecen el infortunio de vivir una vida difícil, dividida, con carencias, y que el mundo nos mire con desprecio y desdén cuando no hace más de veinticinco años se nos miraba con respeto y admiración en una gran cantidad de ámbitos. ¿Qué nos pasó?

Cambiar el pasado es imposible, pero cambiar el futuro no, eso lo podemos hacer, lo cual empezará en el momento que asumamos nuestra responsabilidad ciudadana y reclamar con contundencia lo que es nuestro por derecho.

El reclamo ciudadano es fundamental y no solo al régimen sátrapa que nos ha sumido en la más profunda pobreza, sino también a la oposición que en sus innumerables improvisaciones no ha logrado el cambio político necesario. Que ninguna acción quede sin reclamo ciudadano de unos y otros.

Cuando veas la barba de tu vecino arder, pon la tuya en remojo… este antiguo refrán popular que simplemente señala el aprender de los males ajenos, nunca ha sido aplicado en Venezuela. Desde el inicio de la era del mal o como titula Gustavo Tovar-Arroyo su documental, Chavismo, la peste del siglo XXI, muchos vislumbraron lo que se nos venía, pero se hicieron oídos sordos, por conveniencia o incredulidad, al menos yo lo pienso así porque las señales estaban ahí, por ejemplo su amor por la Revolución cubana, o es que nadie sabía la miseria reinante en Cuba. Ahora, como muchos lo habíamos anunciado, el atentado contra el tirano (sin caer en teorías de conspiración si fue o no) dio el motivo que necesitaba el régimen para iniciar nuevas persecuciones. Ahora sumamos a Julio Borges y Juan Requesens, nuevas cabezas de turco; lo más triste es que de nuevo la inacción de la oposición, tal como pasó con Rosmit Mantilla, Gilber Caro, Renzo Pietro, Freddy Guevara, solo escuetos pronunciamientos pero acciones nada, ¿les dejaremos solos también?  como dejamos a tantos otros.

¿Qué espera la Asamblea Nacional para llamar a la insurgencia popular generalizada? ¿Es que acaso ellos llegaron a diputados sacando su puesto de una caja de jabón? ¿No fue acaso una aplastante mayoría de votos lo que los puso ahí (la Asamblea)? ¿Por qué no cuentan con el pueblo que les asignó la responsabilidad?, ¿están castrados?

Ciertamente, muchos de ustedes lectores saldrán a la primera a decir: ¡Esos están vendidos!, ¡todos son colaboracionistas!, ¡tienen el rabo de paja y por eso no hacen nada! Si bien se pueden dar por ciertas algunas de estas aseveraciones, también es cierto que son una minoría, porque creo fervientemente que una gran mayoría de nuestros diputados si están por la labor, la pregunta es cuándo la harán.

El camino para acabar esta pesadilla es salir a la calle en protesta contundente, pacífica pero inflexible; este régimen tiene que irse y se debe estar en la calle hasta que se logre. Lo único que nos ha dado esta dictadura es carencias, hambre, humillaciones, torturas y divisiones. Veinte años para expiar un pecado es suficiente. Sin temor y unidos lo podemos lograr.

Fuerza y fe.

@DiazEstebanez

 www.maximodiaz.com


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