Las versiones. Sin ánimo de objetar las razones de seguridad esgrimidas por la Alcaldía de Doral para clausurar el Paseo de las Artes, resulta un hecho indiscutible que la medida afecta en forma directa a la comunidad artística de venezolanos que se han refugiado en el sur de Estados Unidos.

El Paseo de las Artes fue inaugurado el 15 de abril de 2015 por iniciativa –entre otros– del venezolano Miguel Ferro, quien es uno de los principales promotores e inversores. Está compuesto por 8 contenedores alineados que permiten la actividad microteatral simultánea. Desde la apertura hasta el momento ha cumplido 25 temporadas, ha ofrecido al público 263 montajes, ha recibido a 170.000 espectadores y ha dado trabajo a 600 actores, convirtiéndose en una valiosa opción de entretenimiento para quienes residen o visitan la ciudad de Florida.

En los afiches publicitarios han aparecido los nombres de muchos compatriotas que nutren la diáspora y han encontrado en el lugar una opción para seguir compartiendo su talento y para redondearse algunos dólares que les permitan amainar la rudeza implícita en un nuevo comienzo, lejos de la patria.

Sin embargo, es bueno hacer a un lado las pasiones. La decisión ejecutada el domingo 28 de enero de 2018 emanó de un tribunal que vela por el cumplimiento del Código Estatal de Construcción. Según declaraciones de voceros del organismo encabezado por el alcalde Juan Carlos Bermúdez, en abril de 2015 se otorgó un permiso temporal para el inicio de operaciones. Ese permiso fue renovado en varias oportunidades, hasta que en noviembre de 2017 caducó definitivamente, aunque permitieron la actividad hasta enero para no perjudicar la temporada navideña.

En el período transcurrido, es decir, más de dos años y medio, no fue atendida la solicitud de elevar los contenedores (ubicados a ras del suelo) para que, en caso de inundaciones, no corran peligro las vidas de quienes puedan estar dentro con la única posibilidad de evacuar por la puerta de entrada.

Obviamente, hay dos caras de la moneda. Una muestra la preocupación de quienes ven afectada su fuente de trabajo y la posibilidad de hacer cultura. La otra muestra la preocupación de quienes deben velar por el bien común ante potenciales fenómenos naturales. Una expone la creencia criolla de que lo temporal termina siendo definitivo. La otra habla de la prevención en un país donde hay que pararle a la ley. 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!