En un país, dónde la quincena sólo alcanza para comprar un kilo de azúcar y un cartón de huevos, cualquiera que tenga un poco más de posibilidades se convierte en una personalidad de alto perfil y por tanto, en una potencial víctima del hampa.

La Venezuela de hoy se caracteriza por nivelarlo todo por debajo, es un modelo de empobrecimiento general marcado por la improductividad y la dádiva. Es un país en el que tener un carro propio o poder hacer un mercado que alcance para dos semanas te hace diferente, casi un privilegiado de la miseria. Resulta entonces casi imposible escapar de una realidad con tan marcada diferencia entre los que comen de la basura y los que tienen un salario que les alcanza para sobrevivir.

Pero ¿Cómo podemos protegernos en un entorno en el que por tener un celular ya somos apetecibles para la delincuencia? Aquí comparto algunas medidas básicas de seguridad que siempre pueden ayudarnos a sortear mejor esta situación.

Comencemos por la clave número cero y que es la base de cualquier estrategia y acción para vivir más seguros; se trata de la prevención. De ella, deriva prácticamente toda recomendación. Y es así, porque la prevención es la forma más económica, de mayor impacto positivo y de efectos más duraderos que tiene la seguridad.

Evalúa lo que te rodea: en estos tiempos complicados estamos obligados a entender el mundo que tenemos a nuestro alrededor. Aprende a estar en el aquí y en el ahora. Desarrolla consciencia del riesgo y enseña a otros a visualizar las consecuencias de exponerse a peligros innecesarios. Todos tenemos intuición hacia el riesgo, seamos receptivos a escucharnos y hagamos caso a lo que nos dicta el instinto de supervivencia.

Exhibir el éxito tiene sus riesgos: cuida tu apariencia, pero no derroches lujo. Vivimos entre tantas amenazas que hasta las más mínimas señales de estatus te pueden transformar en una víctima. Aprendamos a ser humildes al hablar y al actuar. Moderemos las palabras y la información que compartimos. Es fácil verse tentado a comentar sobre lo que tenemos, lo que hacemos o dónde viajamos. En estos tiempos no resulta seguro hacer pública información que va a elevar nuestro perfil, guardemos nuestros buenos momentos para mejores tiempos. Otro factor que incrementa nuestros riesgos es la cantidad de dinero en efectivo y el número de tarjetas de crédito que llevamos cuando estamos en la calle. Debido al pobre poder adquisitivo del dinero, necesitamos demasiados billetes para comprar muy poco. La clave aquí es llevar lo mínimo necesario, por mucho que tengamos, no nos va a alcanzar para cubrirlo todo. Si está en tus posibilidades ten dos tarjetas de débito y una o dos tarjetas de crédito contigo, no necesitas más.

La calle no es para los distraídos: debemos entender que las ciudades de nuestro país son muy peligrosas. Cuatro de nuestras urbes más grandes están en la lista de las diez más peligrosas del mundo. Transitar desprevenidos, inconscientes del entorno y sin medidas mínimas de protección te convierten en la víctima perfecta. Gente caminando por la calle hablando por un celular que cuesta veinte o treinta salarios mínimos es un ejemplo que veo a diario. la nocturnidad por su parte, es por excelencia el espacio y el momento preferido por la delincuencia. De noche nuestras posibilidades de acción son menores y tenemos menos recursos disponibles. Dos variables necesarias para ser víctimas del delito es estar en el momento inoportuno y en el lugar incorrecto. ¿Por qué poner gasolina de noche cuando lo podemos hacer a plena luz del día?

 Valora a tu familia y protege tu casa: el hogar es la sede de la tranquilidad. Haz de tu familia una fuente de certezas. En un mundo lleno de incertidumbre, cuidar a nuestros seres más queridos debe ser nuestra prioridad. Ocúpate de saber dónde están tus hijos, qué hacen y quiénes los acompañan. Abre las puertas a compartir tiempo en familia. La cercanía es una forma de seguridad. Pasarla bien no es un deporte extremo. La diversión no puede tener como precio la vida. Consumir alcohol en exceso, permanecer en la calle hasta horas de la madrugada o visitar lugares peligrosos puede sobre exponerte y hacer de ti una víctima muy fácil. Convierte tu casa en tu lugar de reunión, es más seguro y mucho más económico. Como recomendación complementaria, en estos es clave hacer de tu hogar una fortaleza. Invierte en protegerla. Allí viven tus personas más cercanas y guardas tus bienes más preciados.

Construye tu red de seguridad:La recomendación es crear una pequeña red o chat alrededor de tu familia o amigos que permita compartir información oportuna y relevante que pueda servir para orientar positivamente a otros. Puedes nombrar a un vocero de la red quién será responsable de divulgar datos confirmados. El objetivo es informar no deformar. 

Espero que estas recomendaciones sirvan para incrementar la consciencia del riesgo. Ponerlas en práctica requieren un esfuerzo inicial, pero una vez incorporadas en la rutina cotidiana estaremos mucho más tranquilos. Hasta que la situación mejore, no esperemos pasivamente que otros vengan a resolver aquello que nos corresponde asumir a nosotros.

@seguritips


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