A propósito de la VIII Cumbre de las Américas a realizarse en Lima, Perú, los próximos viernes 13 y sábado 14, se ha exhortado a que allí se aprueben importantes posiciones contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, responsable de la crisis humanitaria, del robo de los dineros públicos, conexiones con el narcotráfico, y violador de los derechos humanos.

Era menester el retiro de la invitación al magno evento de este personaje indeseable, acusado ante la Corte Penal Internacional de La Haya por crímenes de lesa humanidad, y que debió ser extensiva al siniestro Raúl Castro, uno de los artífices, junto con su desaparecido hermano Fidel, de la instauración de esta dictadura de corte comunista en Venezuela, al igual que en la sojuzgada isla. Raúl Castro, en una de sus habituales visitas a nuestro país, declaró con sorna que “Cuba y Venezuela son la misma cosa”, mientras que el difunto Chávez llegó a expresar que ambos países “somos una sola nación y en el fondo, un solo gobierno”. “Por sus frutos los conoceréis”, dice la Biblia. Y, efectivamente, quedaron esos amargos y desagradables frutos.

Antonio ha solicitado que en esa importante reunión limeña se reactiven los alcances de la “Doctrina Betancourt” que permita instalar un “cordón sanitario” a las pocas dictaduras que sobreviven en nuestro continente, y se apoye el principio de la intervención humanitaria.

Este respaldo es de gran significación para impulsar ante los entes correspondientes la activación de este principio que encaja en el caso venezolano, observando que se cumple con lo establecido en el Capítulo VII de la Declaración de la Organización de Naciones Unidas, institución llamada a autorizar acciones de protección humanitaria “cuando un régimen viola la paz y la seguridad de la comunidad internacional”.

Tales acciones específicas son de urgente aplicación para evitar males mayores a un pueblo escarnecido por una virulenta dictadura, que no cesará en infringir más torturas a los ciudadanos venezolanos con sus métodos oprobiosos, tal como lo ha confesado una de sus encumbradas “comisarias políticas”, Delcy Rodríguez, al admitir públicamente que “la revolución no entregará jamás el poder”. De allí el empeño de Maduro en consumar un nuevo fraude electoral el próximo 20 de mayo.

Así mismo, es ocasión propicia para aunar esfuerzos a objeto de que se den las condiciones que permitan aplicar el artículo 20 de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos, el cual reza textualmente: “En caso de que en un Estado miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado miembro o el secretario general podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”.

El pueblo ha hecho todo cuanto ha podido para sacudirse la tiranía que lo oprime, pero no ha sido suficiente, porque el régimen, apoyado en el uso político de las armas de la república, mantiene, prácticamente secuestrada a la sociedad. En el contexto de esa reunión, los venezolanos residentes en Perú marcharán para alzar su voz a favor de la democracia y exigir el restablecimiento de la libertad y los derechos humanos en Venezuela.


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