Amanece el 15 de diciembre sin El Nacional, un claro símbolo de la tragedia que vivimos. Inevitable preguntarnos ¿cuál es la gran tarea del liderazgo que puede fortalecer la unidad, renacer la fe? Poder encontrar de nuevo en cada esquina de nuestros barrios el kiosco con El NacionalEl CarabobeñoEl Impulso y todos los demás.

Los tiempos muestran signos inquietantes: AMLO, Bolsonaro, Iván Duque, Mauricio Macri, expresan nuevas búsquedas de los electores latinoamericanos. Para nuestro querido profesor Carlos Sabino es una expresión del derrumbe del centro, el rechazo al modelo de Estado tutelar y paternalista, con su poder ilimitado, centrado en la redistribución de riqueza como clave del equilibrio, las políticas sociales que no resuelven y se convierten en territorios de corrupción y privilegios. Para Sabino, estos resultados electorales son un presagio de la crisis de la socialdemocracia y de los marxismos lights.

En Venezuela la implantación de un socialismo moribundo nos ha dejado una estela de destrucción, quiebra económica, hambre, rapiña impune de funcionarios, envilecimiento del Estado de Derecho por la política, Fuerzas Armadas ideologizadas y la más feroz represión contra el liderazgo opositor. Causas del rechazo del mundo antes estos abusos que pretenden anular al individuo y en su lugar colocar masas obedientes, esclavizadas, ciegas, mudas y hambrientas.

Frente a este panorama, el liderazgo democrático enfrenta un gran reto histórico, encontrar un camino que nos saque del infierno que vivimos. El liderazgo tiene hoy, paradójicamente, la oportunidad de usar su más amplia libertad, es decir, “la que lo es de todos y cada uno de los miembros de una comunidad política, la universalidad  que permite  percibir lo intolerable”. Libertad  de acceder al conocimiento y enseñanzas de ideas liberales tan criticadas e incomprendidas, desechadas sin haber siquiera mordido su esencia.

 Se trata de un acercamiento político-intelectual que revele el significado del  poder ilimitado de un gobernante como Maduro, si no se trata solo de ineficiencia o ignorancia. Cuál condición o decisión política convierte a este funcionario en dueño absoluto de la industria petrolera, tal como demostró Chávez, al votar a 18.000 trabajadores sin piedad y sin restricciones. Expropiar fincas, industrias, redes comerciales y destruirlas fríamente, degradar la historia de las Fuerzas Armadas, bajo la bota de militares comunistas cubanos, convertir el CNE y las instituciones públicas en guaridas que asaltan la voluntad del ciudadano, que mienten, atropellan, falsean votos que nunca han existido, solo puede ser obra de enemigos de la libertad restringida al poder sin límites.

Venezuela requiere con urgencia lo esencial de las ideas liberales, acabar con la grotesca concentración de poder de un tirano que domina la industria petrolera con decretos desde su despacho, que dilapida y extrae corruptamente nuestros recursos naturales (Un barco sale todos los días cargado de petróleo hacia Cuba a titulo prácticamente gratuito, porque a Chávez le dio la gana). La visión contraria al totalitarismo socialista la expone Ludwig von Mises, para quien el centro del movimiento social no es el Estado totalitario, es lo opuesto “El individuo que actúa, el hombre que siente deseos, que pretende conseguir específicos objetivos, que cavila en torno a cómo alcanzar precisos fines”.

Nuestro liderazgo es responsable de conducir el desalojo de la caterva de delincuentes en el poder, tiene por obligación que esforzarse, sumergirse en temas que explican las raíces de nuestra crisis. Por ejemplo, es imprescindible comprender el modelo de propiedad impuesto en Venezuela, el cual transfiere el control y propiedad de los sectores generadores de riqueza no al Estado sino al despacho del sujeto que ocupa la presidencia de la república, quien por tal suerte recibe todo el dinero del país y lo reparte como bien tenga en gana y esta es la base de su poder infinito.

Apoderarse de la idea liberal de justicia frente a la cual todos los seres humanos tienen  iguales derechos, sin preferencias, anulando el horror de un sistema de justicia vasallo de un dictador con poder total. Nuestro liderazgo está frente a la oportunidad de ejercer una voluntad política que nos libere de la intolerable perdida de nuestra libertad, el irrespeto del derecho de propiedad y nos enfrente a la responsabilidad indelegable de cada individuos con su proyecto de vida, única vía para alcanzar la prosperidad. Así, valdría creer en nuestro liderazgo.


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