¿Quién se cansará primero, quienes denuncian a Nicolás Maduro como autor de crímenes de lesa humanidad o la fiscal Fatou Bensouda?

Oficial y formalmente la OEA ha consignado ante la señora Bensouda un detallado informe en un grueso expediente, en el que sustanció una cantidad de hechos monstruosos, torturas, asesinatos, secuestros, desapariciones forzadas, privaciones ilegítimas de libertad, etc. Son 400 páginas soportadas con otras 400 de evidencias, de pruebas de cada crimen, uno peor que el otro.

Esta denuncia es similar a otras que han venido interponiendo muchas personas y entidades de Venezuela y de otros países, como por ejemplo grupos de parlamentarios de Colombia, Chile, Perú, Argentina. La fiscal Luisa Ortega Díaz ha informado de denuncias suyas que abarcan 8.000 casos. La abogada Tamara Sujú ha desbordado páginas y páginas de horror donde pacientemente hilvanó los relatos de víctimas directas desde La Tumba, especie de Auschwitz que la dictadura de Maduro tiene operando en un sótano cinco pisos bajo tierra en Plaza Venezuela, Caracas. Walter Márquez llevó a La Haya un grueso cartapacio lleno de horrores contra campesinos tachirenses y ciudadanos colombianos. Diego Arria es otro personaje de relevancia internacional que igualmente voló hasta aquel lejano lugar donde despachaba el zángano fiscal Moreno Ocampo, a quien creyó conocer hasta que supo que le había botado su denuncia en la papelera. Desde Brasil se interpuso otra denuncia bajo la dirección de la abogada Janaína Paschoal, quien lideró el proceso de impeachment que llegó a la destitución de Dilma Rousseff. Esta abogada junto a sus colegas Hélio Pereira Bicudo, Jorge Countinho Paschoal y Maristella Basso, el 8 de diciembre de 2017, entregaron en La Haya otro legajo lleno de hechos concretos de torturas, aprehensiones y ejecuciones pidiendo el enjuiciamiento de Maduro.

Y así, son tantas las denuncias que antes esperaron por Moreno Ocampo y que ahora esperan por su sucesora, Fatou Bensouda, que uno tiene derecho de preguntarse por qué tanta indolencia. ¿Cómo puede la fiscal tener bajo su mando a un ejército de empleados y no ordenarles que le den curso, aunque sea a una sola de esas denuncias que se vienen consignando hace casi 14 años?

¿Es cómplice la fiscal Bensouda?

En derecho penal la complicidad reviste diversas modalidades y aunque la figura típica varía en las distintas legislaciones, todas tienen como denominador común que se trata de una forma de participación no directa en un hecho criminal, en este caso el aseguramiento de la impunidad referida a tantos crímenes, lo cual la hace igualmente sujeto de persecución penal por los mismos que se le denuncian y no les da el trámite correspondiente. De modo que es legítimo plantearse formular una denuncia en su contra. Esperaremos un tiempo prudencial, no muy largo, que de proseguir esta señora en su actitud indolente habrá que denunciarla directamente a ella, incorporando a la denuncia su constante interacción con Haifa el Aissami, la hermana de Tareck el Aissami, vicepresidente de Maduro, así como el hecho de que allá en la CPI mantiene como asesor a Baltazar Garzón, abogado de Maduro.

El “examen preliminar”

El pasado 8 de febrero la fiscal Bensouda anunció la apertura de un “examen preliminar” sobre las denuncias que contra la narcotiranía de Maduro se interpusieron a partir de abril del año 2017, con lo cual estaba también transmitiendo sin decirlo que todas las denuncias anteriores, que fueron muchas, quedaban desestimadas, algunas de forma expresa por Luis Moreno Ocampo, otras simplemente engavetadas. Ese examen preliminar, aclaró la fiscal, no era una investigación sino un primer contacto con las denuncias, que en realidad consiste en una verificación de los recaudos consignados con estas para determinar su verosimilitud, y hasta el día de hoy no hay resultados.

La denuncia de la OEA

En este caso la denuncia proviene de un órgano de alta representación internacional, además bajo la dirección de un grupo de notables y reconocidos expertos, jueces de un tribunal de justicia de la misma categoría, que entre sus conclusiones comprende la inoperatividad del sistema de justicia venezolano por estar bajo secuestro de la dictadura, lo que hace innecesario que la fiscal se detenga en el tema de la complementariedad, si es que en verdad quisiera adelantar su trabajo, el que le corresponde, al que está obligada.

Si Fatou Bensouda hubiera abierto una investigaciòn

Lo que entristece, lo que da muchísima rabia es que con el solo hecho de haber anunciado la apertura de una investigación penal contra Maduro y sus secuaces, Venezuela se habría evitado tantas muertes, tanta tragedia, y ella, la señora fiscal, no estaría tan manchada de sangre como ahora lo está por su inmovilismo cómplice.


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