La agonía de vivir en el Táchira es sin duda una de las peores calamidades que sufrimos los venezolanos, pues esta hermosa región andina ubicada en el occidente del país, y caracterizada por tener como capital la ciudad de la cordialidad, San Cristóbal, hoy se encuentra hecha pedazos bajo una gestión presuntamente opositora que ha resultado ser tan mala, vil, dañina y corrupta como la del señor Vielma Mora. Hoy, vivir en el Táchira es lamentablemente sinónimo de decadencia y atraso; es estar destinados a permanecer alrededor de 12 horas al día sin energía eléctrica, es sufrir racionamiento de agua potable y permanecer incomunicados, pues falla la señal de telefonía móvil y el Internet literalmente no funciona. Es ser víctima de la delincuencia y estar destinados a hacer largas colas para abastecer los vehículos de combustible y, por supuesto, para adquirir productos de primera necesidad, tomando en cuenta que también los puntos de venta por lo general están sin línea, es decir, caídos.

Es inaudito e insólito todo lo que sucede en esta región andina, pues el racionamiento de energía eléctrica ni siquiera cumple con el horario establecido por la dictadura y las pérdidas que se generan a causa de esta lamentable situación son millonarias, incluso las vidas que se han perdido por el hecho de que los centros hospitalarios del estado se han quedado varias horas sin electricidad. La crisis hay que vivirla para creerla, pues aunque el Táchira sea un estado aparentemente opositor, los gobernantes tienen por vocación satisfacer al régimen y legitimarlo por todas sus vías, mientras hacen de las suyas y obtienen sus beneficios propios sin importar que el país o el estado se le caiga a pedazos.

Los días se han vuelto inusuales, todo parecer ser inútil y en términos generales estar dentro del Táchira se ha vuelto un completo y verdadero caos, por el hecho de que vivimos en una constante oscuridad, en donde nada sirve, nada funciona y nada es productivo, en donde todo se comienza a atrasar y muchos dejan de laborar, pues es que sin electricidad la mayoría del comercio cierra, muchas cosas dejan de laborar y se comienza a paralizar el estado de cierta manera, las avenidas se colapsan, los semáforos no funcionan, las estaciones de servicio permanecen con colas kilométricas, se dañan electrodomésticos y aparatos de funcionamiento público, pero esto no parece importarle a nadie, pues ni la narcogobernadora que se arrodillo ante la ANC se queja, brilla por su ausencia y después la verán otra vez estrechando su mano con Nicolás y arrastrándose ante este régimen nefasto para pedir unas falsas elecciones que tendrán como único fin disfrazar a la dictadura como una democracia.

Aparte de todo lo dicho, allí se vive el éxodo de la frontera, en donde se ven miles de Venezolanos a diario cruzando la frontera hacia el hermano país de Colombia para huir del socialismo y buscar un futuro mejor, una calidad de vida, oportunidades y un empleo digno para poder prosperar, superarse y salir adelante. Es una situación fuerte y lamentable, en ka que se ven constantes despedidas y madres en llanto, en la que la juventud parte sin mirar hacia atrás y llevan el nombre de su país en alto, Venezuela.


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