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I have a dream that one day this nation will rise up. “Sueño que algún día esta nación se levantará”. Martin Luther King 

No es necesario cumplir muchos requisitos para viajar en avión. Solo es preciso ser mayor de edad (si viaja solo), fijar un destino en el mapa, tener algo que hacer y llevar dinero en el bolsillo. En realidad, volar es muy fácil. Me refiero a vuelos de bajo coste. Actualmente cualquiera puede permitírselo.

Vivimos una era virtual plagada de cámaras aficionados que graban vídeos de todo lo que pasa alrededor. A veces parece que la vida no es vida si no hay una cámara o un cámara (cameraman) que recoja el momento ¿No le resulta a usted, querido lector, que este escenario se está volviendo falso y carece de frescura?

Es cierto que en ocasiones contadas uno agradece la oportuna aparición de un amateur de esos de teléfono digital con cámara de vídeo. El pasajero del vuelo FR9015 que despegaba de Barcelona hacia Londres-Stansted hace unos días dio buen uso a su teléfono inteligente al grabar el incidente provocado por un hombre adulto de raza caucásica, bien trajeado y grosero que insultó gravemente a una mujer negra. Según leemos en The Huffington Post (“Daughter Of Elderly Woman Racially Abused On A Ryanair Flight Says Her Mother Is A Member Of The Windrush Generation”, 20.10.2018.- Nadine White) el varón blanco se sintió molesto por verse obligado a esperar a que la ocupante del asiento del lado del pasillo se levantase para dejarle pasar a su asiento de ventanilla. La mujer padece artritis y no se mueve con ligereza. Esa torpeza impuesta por el capricho de la naturaleza a una mujer (como si no tuvieran suficiente todas las mujeres) –que había enviudado hacía un año y regresaba de un viaje a Jamaica con una de sus hijas– fue insoportable para el vecino de fila en el avión. Desgraciadamente, todavía hoy a una mujer por el simple hecho de ser mujer la vida la convierte en víctima de los abusos de determinado tipo de hombres. Más aún siendo viuda y de piel oscura. Ya ha pagado con creces el billete de la soledad y el dolor y la tristeza como para tener que aguantar a un estúpido vecino impuesto por el azar. Por si fuera poco, Mrs Gayle fue una mujer de la Windrush Generation (ciudadanos que trabajaron en el Reino Unido durante décadas procedentes de países del Caribe y fueron deportados por carecer de papeles).

La reacción de la tripulación de la compañía Ryanair fue cambiar de asiento a Mrs Gayle (de 77 años de edad), suponemos que con la intención de evitar males mayores durante el vuelo. Algún pasajero quiso calmar al hombre blanco.

¡Qué parecido resultó otro incidente ocurrido hace unos años en un vuelo transcontinental de la compañía British Airways! Una mujer se negaba a ocupar el asiento que le correspondía cuando vio que su compañero de viaje iba a ser un hombre negro. ¡Y qué diferente fue la respuesta de la azafata! Esta le comunicaba a la señora que no podía consentir que nadie se sentase junto a una persona tan desagradable y que, para buscarle otro asiento, necesitaba solicitar la autorización del capitán. Unos minutos después, la misma azafata se dirigía al hombre y le pedía cortésmente que le acompañase a primera clase.

Y es que hoy en día cualquiera viaja en avión sin problemas, incluso aunque se trate de un varón adulto, blanco y maleducado.


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