Que Nicolás Maduro como presidente de la República mediante práctica maniquea, pretenda creerse la figura emblemática como propulsor de un supuesto proceso de paz, que pueda alcanzarse mediante la divulgación de un leonino diálogo, donde sus oficiantes, escogidos a su manera han venido actuando como “trompos servidores” de sus pretensiones fantasiosas autoritarias considerándose como el “bueno de la partida”; a la vez de pregonar que la situación de mengua que vive nuestro empobrecido país es debido a que el gobierno de Estados Unidos, y en especial la administración de este, asociado con la supuesta derecha patria, persiste en su empeño imperial lesionando la voluntad de convivencia, diálogo y progreso económico sostenido que disfruta el pueblo de Venezuela; no tiene otra aceptación que la de un estribillo mentiroso, aburrido por periclitado que provoca descontento y que por su contundencia ha hecho solidarios de nuestro padecimiento ciudadano a gobiernos y pueblos democráticos del mundo, cuya evidencia es pública y notoria; lo que ha forzado a que nuestra lamentable situación sea considerada por organismos internacionales, agrupaciones culturales y sociedades humanitarias y eclesiásticas.

El régimen de fuerza federado a Cuba, que por mala leche impera en Venezuela, busca cobijo de supervivencia en Rusia, China y países islámicos mediante préstamos que se le han sido suministrados sin control de la Asamblea Nacional, lo que le ha permitido un apoyo político no claro en su concreción contractual, que contribuye al desarrollo de la ineficacia de los mecanismos democráticos; así como el de haber impuesto una ANC con intención perversa para la promulgación de leyes, la cual entendida como espuria por inconstitucional persiste en actuar con respaldo indebido de los órganos del poder público carentes de cualidad para ejercitarse, instaurados estos con ausencia de consentimiento del Poder Legislativo; constituyente que arbitrando la dirección de una llamada “comisión de la verdad”, se atribuye facultad intolerable para establecer responsabilidades penales e intervenir con la subalterna complicidad que le brinda el CNE, en el proceso eleccionario regional que plagado de irregularidades comprobadas ha convocado para el 15 de octubre; a la vez que avala el no retiro de las candidaturas que le han sido solicitadas por la MUD al CNE, como la de haber tenido participación activa en la designación de un entredicho fiscal del Ministerio Público, con esmerada intención de impedir cualquier investigación sobre las denuncias hechas por la ilegalmente destituida fiscal Luisa Ortega Díaz, contra el presidente de la República y contra el fiscal sustituto, conformándose consenso cómplice con los llamados poderes constituidos, con el fin de lograr impedir que las acusaciones sobre el gobierno de Nicolás Maduro, hechas por los organismos internacionales, lleguen a materializarse.

Venezuela, otrora país en vías de desarrollo pleno, hoy por una ausencia de gobernabilidad evidente, padece de una pobreza no la que aflige a unos cuantos en cualquier caso a la minoría en otras sociedades; pero sí de una pobreza que aflige a toda nuestra población; y como contrario a tan lamentable situación, permea la existencia de una cúspide de mando, epónima y hasta monárquica, con vida cómoda producto de riquezas súbitas: impune a cualquier tipo de investigación penal.

El llamado Poder Electoral con mayoría a favor del régimen determinada por cuatro señoras con tradición de pertenencia al partido PSUV, no cumpliendo con lo previsto en la Ley Orgánica de Procesos Electorales, ha dispuesto la convocatoria para la elección de gobernadores, con denotación de infección procedimental, y determina como de plazo vencido la solicitud de sector opositor para remplazar a sus aspirantes en los 19 estados donde se efectuaron primarias, todo con deliberado fin de provocar confusión en elector para la emisión de un voto nulo, manifestándose obediente a la ANC, entelequia inconstitucional al servicio del gobierno autoritario.

Todo lo dicho hace prejuzgar la existencia de dudas razonables sobre la no imparcialidad del CNE, dado la experiencia vivida en el suspendido referéndum revocatorio del mandato de Nicolás Maduro, siendo susceptible que el elector regional pueda suponerse que el aparato electoral, hoy al servicio del Ejecutivo a imitación de las cívicas bolivarianas dirigidas por el colombiano Franco Quijano, para sustento en el poder del general López Contreras, se haga presente y a través de maniobras se valgan de cualquier mecanismo, para desconocer el triunfo de los candidatos presentados por la oposición y en forma premeditada favorecer a los candidatos en su mayoría militares postulados por el gobierno. Desconocer la voluntad del elector no le va ser fácil al régimen, por eso dispone de los recursos del Estado para colectivizar la idea de que gobierno no pierde elección, incentivando la abstención.

No obstante no compartir la forma contradictoria e imprecisa como muchos de los que se creen poseedores de la dirección opositora han conducido el movimiento popular contra el actual régimen, soy de los que cree por experiencia vivida que se debe concurrir en forma masiva a la elección de los gobernadores de estados convocada para el 15 de octubre; es una obligación ciudadana para hacer autónomas por votación popular directa y secreta la selección de las autoridades de los estados, debemos concurrir a las elecciones convocadas con los escrúpulos pertinente que se derivan de una dirección electoral con acomodo de evidencia al lado de los que tienen las riendas del poder; pero con la persistente idea de triunfar para impedir el dominio militar en las funciones regionales; el voto en Venezuela tiene tradición de haber sido mecanismo de participación ciudadana para manifestar una opinión directa y secreta sobre un asunto de interés público.

Jóvito Villalba, quien fue primigenio impulsor del voto directo universal y secreto en Venezuela, como senador por el estado Nueva Esparta puso el mayor esfuerzo para incorporar al texto constitucional el voto femenino, la elección directa de los gobernadores de estados; de los concejos municipales; para la instauración del municipio autónomo; la separación de los poderes bajo el principio de su incompatibilidad, hoy previstos en el texto constitucional, pero vulnerado por un régimen de expresión dictatorial; pues bien, a este gran líder de multitudes le correspondió conducir el pueblo de Venezuela al triunfo de la Asamblea Nacional Constituyente realizada el 30 de noviembre del año 1952, logrando mediante la inducción del ejercicio del sufragio una integración de las fuerzas del pueblo, que derrotó los tanques de que disponía el régimen dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez. Las elecciones fueron desconocidas por el militar dictador, no obstante como producto de ello se dio la unidad del 23 de Enero; y el dictador huyó en la Vaca Sagrada. Qué pasará si se desconocen las elecciones del 15 de octubre, ¿habrá una Vaca Sagrada pidiendo pista? El voto es una obligación: rehuir su ejercicio es favorecer a un régimen sin apoyo popular. Se evidencia que en nuestro país el sufragio es oponible a la infección de la continuidad. La orden no puede ser otra: votar.


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