Los venezolanos, abrumados por los apagones, la falta de energía eléctrica, escasez de alimentos, embates de la hiperinflación, la inseguridad y pare usted de contar, no hemos tenido tiempo para sentarnos a reflexionar sobre  lo que debemos hacer ante la nueva amenaza que se cierne sobre el país con la presencia activa, y apoyada por el régimen, de efectivos militares rusos y chinos; asimismo, poco hemos meditado y denunciado la fuerte injerencia física y política de cubanos en todos los órdenes de la vida nacional  y en las principales instituciones y organismos del mal gobierno de Maduro y sus secuaces .Igualmente se puede constatar la presencia activa en el país de miembros de las FARC, el ELN, Hamas, Hezbolá; todo esto tiene graves connotaciones y abre una serie de interrogantes y diversos escenarios sobre la suerte inmediata de la nación. Asimismo, nuestro país ha sido convertido por  circunstancias geoestratégicas ajenas a nosotros en importante actor pasivo en el tablero de juego de las potencias mundiales.  En efecto, Rusia, China, Estados Unidos y la comunidad europea juegan fuertemente en dicho tablero.  Los intereses de Rusia y China de amenazar a Estados Unidos al intentar “colarse” en su zona de influencia geopolítica, le genera a ese país inquietud y malestar como lo demuestra la denuncia que el secretario de Estado hizo ante la OTAN y la exigencia al gobierno de Rusia del pronto retiro  de esos efectivos del territorio venezolano. La comunidad europea, por su parte, ha advertido a Cuba que debe dejar de intervenir en los asuntos internos de Venezuela y en caso de no hacerlo, se expondrían  a recibir sanciones de diverso orden. También la comunidad europea ha creado un grupo de apoyo a Venezuela y los planteamientos formulados por dicho grupo están formando parte del debate político interno que se desarrolla en nuestro país sobre cuál sería la mejor opción: mantener con el régimen un  diálogo o, en su defecto, una negociación con miras a delinear los términos de una eventual transición.

Las organizaciones políticas y de la sociedad civil disidentes no pueden mantenerse ajenas a estas circunstancias. La dirigencia opositora, además de denunciar las irregularidades que hemos mencionado en párrafos anteriores, debería abocarse a elaborar directrices concretas para el común de la gente sobre las opciones de acción política que en forma inmediata tiene que asumir la oposición para evitar que las vicisitudes por las que atravesará el gobierno para ejercer el poder en lo adelante no afecten el proceso mediante el cual Maduro y sus secuaces entregarán el poder que usufructúan ilegalmente. Hasta ahora no se conoce que hayan transmitido a los ciudadanos los probables escenarios que debemos esperar se consoliden frente a la ineludible salida definitiva del jefe y demás jerarcas del régimen.


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