Es costumbre usual de las gallinas cuando realizan las posturas de rigor el cacarear ruidosamente. Con la finalidad de proclamar a los cuatro vientos la nueva ventura. Este anuncio significaba también que los dueños del gallinero estaban debidamente notificados para recolectar los huevos. De igual manera los rateros circundantes (en la Venezuela rural) sabían que la exquisita proteína estaba a su disposición en una época en que su costo no era conceptuado como un artículo lujoso, casi de gourmet exclusivo como ahora. También los animales de rapiña se aprestaban para satisfacer su rica ingesta.

Cuando elaboro estas líneas ya empiezan a oírse las voces destempladas del oficialismo reivindicando las resultas de la última reunión de cancilleres celebrada en la OEA (suspensión del acto hasta antes del 18 de junio) el pasado miércoles, conceptuándola como una estruendosa victoria diplomática del gobierno dictatorial y totalitario que nos oprime; obtenida por la insulsa canciller. De igual manera cacarean el hecho de que nuestro país ocupará –casi por unanimidad– la presidencia y vicepresidencia de dos comisiones ordinarias en la ONU. Estas victorias “ejemplarizantes” (para ellos) contrastan con la alcahueta conducta asumida por Chávez y Maduro con motivo del despojo casi definitivo del territorio Esequibo. Celebran la suspensión temporal de días para que el órgano multilateral termine de decidir el problema dictatorial venezolano; y la designación en directivas de comisiones que revisten un mero carácter rotatorio. Si algo habrá de reconocérsele al régimen es su capacidad de manipulación informativa (a lo Goebbels) a través de los medios de comunicación.

Oídas todas las intervenciones de seis minutos cada una en la sesión del pasado miércoles, puedo resaltar tres de ellas; por revestir todas una mitomanía sin parangón; similar a la que practica la robolución venezolana. Las destempladas intervenciones de los cancilleres de Nicaragua y Bolivia no merecen ningún comentario adicional. Cosechan el desprecio a los presidentes de ambas naciones. La otra intervención que me llamó la atención –por cínica– fue la de la debutante vocera del Ecuador. Para esta dama existen otros temas más importantes para la región que ocuparse del drama venezolano. (Asesinatos políticos, tortura y represión indiscriminada, hambruna y escasez de todo tipo de productos de manera generalizada). Quizás si el temario versara sobre el recalentamiento del planeta, o los problemas de las aves migratorias, podríamos escuchar con fruición las disertaciones de la representante del país que tuvo como presidente ícono a Velazco Ibarra a mediados del siglo XX. En la OEA aún se pueden dar el lujo de procrastinar todo lo relativo a la crisis nacional venezolana. En nuestro país, hacerlo, más que un error imperdonable en política, es una estupidez de altos quilates…

Mientras tanto, el pasado viernes finalizó el periodo para la presentación formal ante el ministerio de elecciones madurista de los aspirantes a “constituyentistas”. Los “cruzados” que harán trizas la actual Constitución nacional. También los rábulas integrantes de la sentina sala eructaron una nueva interpretación: “No es necesario el referéndum ni antes ni después de la promulgación del nuevo texto constitucional”. (El “Correo de las Brujas” informa que el obeso y cantinflesco constitucionalista mayor ya está elaborando el nuevo texto –para darle léxico apropiado y “contenido jurídico”– a la que será nueva carta magna). Al unísono, el jefe formal de PSUV ha dicho –usando las galimatías de rigor– que la Asamblea Nacional morirá oficialmente –de hecho está muerta– al instalarse la constituyente. La misma suerte acompañará a la titular de la Fiscalía General de la Republica. Debería, con hechos concretos, aprovechar los sesenta días que aún le quedan para abocarse –en una especie de saludo a la bandera– a desentrañar los casos de corrupción pendientes (Pdvsa, Odebreth; delitos cambiarios, etc.) y los relacionados con los asesinatos, torturas y la brutal represión cívico-milica; labradas por un sector de la Fuerza Armada Nacional, Policía Nacional Bolivariana, Sebin, las actuales UBCH, etc.). A ella ya la están guisando en salsa fangosa de detritus con cocción a fuego medio.

Por el lado de la oposición organizada he observado que un dúo ha asumido de hecho la conducción ad hoc de las jornadas de calle: Guevara y Capriles (los demás se han apartado discretamente) y, desde el punto de vista de la gestión internacional, el presidente de la Asamblea Nacional anda en pasos de trotamundos en lobbies internacionales. Hasta hoy –en esta nueva etapa– no tengo nada nuevo que objetar (salvo lo que he señalado en escritos precedentes), pero dada la circunstancia de que los acontecimientos se están sobreviniendo de manera acelerada, se hace necesario insistir en adecuar los mismos, con las tácticas pertinentes. A ambos dirigentes y a todos los demás factores representativos de oposición y ONG –en la actual coyuntura– les ofrezco mi modesto aporte para lo que tengan a bien.

El padre Francisco José Virtuoso, rector emérito de la UCAB, ha pautado una táctica fundamental para la hora actual: “Se debe impedir que se celebre y que se instale la nueva y sedicente asamblea nacional constituyente”. El insigne jesuita debería solicitar la concesión de tres meses sabáticos para incorporarse al frente nacional antidictadura en formación, con la finalidad de ilustrar con sus indiscutibles luces a quienes dirigen formalmente la oposición. Esta medulosa admonición no se debe pasar por alto. Proviene de un ciudadano respetado intelectualmente a quien resulta imposible adjetivar como extremista, terrorista o un ocasional cultor de acciones solapadas de antipolítica.

Los antecedentes para que de hecho se legitimen actos ilegítimos los tenemos a granel. Quizás un poco borrosos en nuestras mentes. Se hace necesario desempolvarlos, para no tropezar nuevamente con la misma piedra. Señalaré uno solo en esta ocasión. En la antepenúltima elección de la AN, donde la oposición se abstuvo (acertadamente de acuerdo con mi criterio), esta se instaló con un apoyo representativo que apenas alcanzó alrededor de 20%. Circunstancia indubitable para darle “un manto de dudosa legalidad” a todas las indignidades jurídicas y políticas cometidas después. Esta ilegitimidad de origen se solidificó de hecho porque la dirigencia política de aquel entonces se privó y se congeló. Es decir, se quedó cruzada de brazos y el gobierno se despachó y se dio el vuelto –como los pulperos pícaros y mañosos de antaño– con los resultados ya conocidos. Si en aquel entonces se hubiese acudido a la calle –como procedía– otro gallo hubiere cantado. No es mi intención polemizar ahora sobre lo acontecido porque, entre otras cosas, sería ocioso. Pero es menester tenerlo presente…

Si algo no le podemos criticar a Maduro y su combo es la claridad con que suele señalar su estrategia. Detentar el poder “ad infinitum”; con la adecuación y concatenación de las viejas tácticas, con las sobrevenidas (uso de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y de milicos de la FANB), como el actual “parto de los montes”: la asamblea nacional constituyente.

Si nos quedamos cruzados de brazos –marchando solamente– y permitimos que los anteriores designios se hagan realidad (a más tardar a finales de septiembre), tendremos nueva Constitución, con nuevos poderes públicos. Con un TSJ similar al presente y con los milicos actuales. ¡Adiós a la elección de gobernadores! –en mora constitucional– a finales de este año. Y mucho menos a comicios presidenciales en el venidero. No es necesario “gastar más tinta”; aunque dispongamos del tintero repleto.

No abandonar la calle hasta obtener el acatamiento pleno a la Constitución Nacional. O a la conformación de un nuevo gobierno que lo garantice. En el ínterin, reforzar las movilizaciones de masas con la implementación de paros escalonados de manera progresiva y el llamamiento a la huelga general indefinida… ¡Contra el estado de excepción indefinido… Desobediencia civil indefinida!

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