Comencemos por el concepto de sincretismo: es una mezcla de elementos inconexos que verdaderamente no unifican nada; es como una circulación de conceptos circundantes, sin objetivos hacia el “centro”. En cambio la síntesis es la que está en la unidad misma, parte del centro a la periferia, ha tomado conciencia de la unidad, centro de todas las tradiciones. Por su parte, el “sincretismo” parte de la periferia hacia una forma circundante, sin caminos centrales.

Si le damos una mirada a estos dos conceptos, nos encontramos ante dos caminos a elegir: a) estar en el centro, por encima de la “razón”. Trascender en el pensamiento y tratar de llegar a lo “primigenio”, al Uno, al Absoluto. b) O elegimos permanecer en la periferia, en el mundo de la “razón”, sincretizando nuestro camino para no trascender. En efecto, debemos enfrentar, en todas sus formas, en la unidad misma de su principio, queriendo decir con esto que si partimos del centro hacia la periferia podemos encarar todas las formas tradicionales, sin que esto nos perturbe o nos desvíe de nuestro concepto central, teniendo en cuenta que el Iniciado está por encima de todo concepto no espiritual. Las formas tradicionales pueden ser comparadas como los caminos que conducen a una misma meta. Como es lógico, solo un camino podremos seguir. Varios confundirían el objetivo, y estaríamos susceptibles de “divagar” o de “extraviarnos”. No obstante, se pueden dominar varios caminos; se puede participar en varias formas tradicionales si estamos claros en el objetivo de nuestro sendero “iniciático”.

Como iniciado esto no lo perturba si está cualificado. Los senderos tradicionales tienen pocas diferencias y están unificados en un centro común, lo que los diferencian son los métodos y reglas de las comunidades que los agrupan. Ejemplo: las sectas religiosas cristianas, las sectas religiosas budistas, mormones, las religiones en general que se diferencian por sus reglas y catecismos, pero el iniciado estás más allá de la diversidad. Quien no está en el “centro”, forzosamente está en una centrifuga exterior desde el punto de vista iniciático.

La mezcla de las “formas tradicionales” es comparada con el ser humano que está enfermo y se le suministra a su organismo diferentes clases de medicinas: “su efecto sería nocivo”: en vez de aliviarlo, le complicaría su cuadro patológico con efectos secundarios negativos. Igualmente le ocurre al que se inicie en varios y diferentes ritos iniciáticos. Cuando se inician en varios y diferentes ritos iniciáticos, puede ocurrir que se muevan varios tipos de energías insospechables y se le formaría un desorden psíquico indescriptible y un desequilibrio en la salud que puede atentar contra la vida.

No olvidemos que el dominio puramente espiritual es el único que está al abrigo de cualquier atentado, porque las oposiciones no tendrían sentido allí.


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