Lo más importante para un ser humano, cuando toma la determinación de buscar un sendero iniciático, es «encontrarse a sí mismo». Condición indispensable para un iniciado en los augustos misterios.

Al encontrarte contigo mismo alcanzas la unidad de tu ser y aflora esa verdad que esta velada y verás la realidad de este plano y los superiores. Encontrarás seres de luz en tu sendero que te ayudarán con pautas de sabiduría, pero hay que tener en cuenta que solo tú puedes avanzar en el sendero, porque tu labor y tu búsqueda de la luz es individual, personal.

Nadie puede cruzar el puente por ti. Solo con tu voluntad, conocimiento y sabiduría puedes realizarlo. En este sendero tu mente se abre y comienzas a sentir la vida que tú no conocías. En este punto de tu evolución empiezas a «escucharte a ti mismo». Recibes la energía de los planos superiores, es como asomarse por una ventana y contemplar el universo, esa gran energía creada y así habrás traspasado las apariencias y te percatarás de que la dualidad, los cuadros negros y blancos, no existen, solo están en el mundo de las apariencias, en lo irreal.

Al abrir conciencia comprenderás este sendero. La creación es un compendio de armonía, amor y evolución. No te ancles a las supersticiones, fanatismos, emociones y sentimentalismos, porque no te permiten llegar a tu destino superior. Los obstáculos son barreras mentales que no te dejan evolucionar. Lo que buscas no está afuera, está dentro de ti.

El maestro Jesús transmitía el conocimiento en parábolas, por que el estado de conciencia de los que lo escuchaban era bajo, y trató de enseñarles el camino hacia la luz, que cada quien debe conquistarlo por sí mismo, para descubrir el sendero divino y llegar a ese nivel mental superior.

¿Y cómo se llega a ese nivel? Con el perdón, el saber perdonar te conduce a tu propio encuentro. No existen culpables, son solo comportamientos de acuerdo con el grado de evolución que poseen las personas y son estos los causantes de tantos obstáculos.

Cuando nos encontramos a nosotros mismos no vemos obstáculos externos. Surge una conciencia mayor y se alcanza la unidad primaria interna. Así percibirás la creación y su creador, del cual eres parte. La sencillez del ser humano es natural y divina. Es difícil explorarse uno mismo y arrojar fuera esos pensamientos dañinos de tu división interior, que te obliga y manipula en pensamientos absurdos que has adquirido en este plano tan denso.

Somos una amalgama de sofismas y creencias que nos distorsiona nuestra misión y nos manipula. Tenemos que desprendernos de estas creencias estériles, los deseos, los vicios que nos manipulan; como dijo el maestro Jesús: Despréndete de todo y sígueme, y nacerás de nuevo. A esto se refería Jesús, a este desprendimiento y seríamos como niños.

Solo uno mismo puede, dentro de uno mismo, encontrar el cambio. Tenemos que comprender que nosotros no creamos el universo, sino una inteligencia superior que se manifiesta a través del mismo. Es cuando comprendes que eres parte del jardín divino del amor, que es el origen de todo. Si quieres irradiar energía positiva empieza por «conocerte a ti mismo». Cuando te conozcas a ti mismo, y sepas crearte dentro, te conducirás al total despertar de tu estado de conciencia y percibirás la sabiduría del cosmos.

Nunca te alejes de ti, porque tu tesoro está dentro de ti mismo, tu ser superior está dentro de ti esperando  que lo dejes descubrir sin temores. Encontrarse a sí mismo es sencillo, basta superar tus contradicciones internas y externas. Ese día veras que la creación es sabia y todos estamos donde tenemos que estar. Recordemos que no venimos a este plano a hacer lo que queremos, si no lo que tenemos que hacer.

Borra el miedo y el temor si quieres expandir conciencia. El que se conoce a sí  mismo olvida el pasado, es creativo y evoluciona.


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