Muchos pensaban, algunos temían, no sin razón, que los diputados opositores que se sostienen contra viento y marea (castrismos civiles y militares) iban a concluir la sesión del martes 17 de abril con el guarapo frío, sin quorum, negando la aprobación a la solicitud del Tribunal Supremo de Justicia perseguido y en el exilio, quizás optando a la salida de correr la arruga y no resolver nada.

Para grata sorpresa, milagro de la Providencia y hasta un cierto orgullo político, los parlamentarios, salvo dos maduristas atados de manos en torno a una posición radical, se fueron por la calle del medio y le torcieron los cuernos a ese toro. Aprobaron la solicitud de los magistrados, autorizaron e incluso animaron a continuar con el antejuicio de mérito contra un presidente cabecilla, cómplice de corrupción y presunto beneficiario, junto con su familia y la de su combatiente cónyuge.

Podrán decir muchos que eso fue solo un gesto, un símbolo, que los magistrados de verdad están en Caracas impertérritos y castro-obedientes; los del exilio son también solo símbolos, salvo que itinerantes, y no importa lo que sentencien Maduro seguirá en poder, que es inviable y nada o poco probable su ejecución. Dirán Cabello en su ironía insultante, los músicos hermanos Rodríguez asegurando fuerzas y participación, la dirigencia castro-madurista cobrando.

En realidad, eso no es así.

Puede que, a nivel local, quincallero, el madurismo siga bachaqueando el poder y jugando siempre con cartas en las mangas, apoyados en bayonetas ya oxidadas pero que todavía pinchan. Pero no se puede esconder que fueron tres poderes legítimos de origen que actuaron independientes y en perfecto respeto de sus funciones y estricto cumplimiento de la Constitución sin extralimitarse, la Fiscalía, el Tribunal Supremo y la Asamblea Nacional, y con autoridad moral. Así las cosas, en este caso la procesión no va por dentro sino por fuera.

Lo acabamos de ver, escuchar y leer en la Cumbre de las Américas. No acudieron ni Donald Trump ni Raúl Castro, ni tampoco Nicolás Maduro, quizás aconsejado por el anciano cruel del tío Raúl ya en las puertas de su anunciado retiro, película de política ficción que debió estrenarse este 19 de abril.

De la delegación venezolana a la reunión continental no se sabe nada, tanto que ni siquiera se está al corriente si hubo alguna. Castro envió a un fiel y disciplinado funcionario que lo hizo quedar bien por ser el canciller, y mal porque no dijo palabra de alguna originalidad salvo las muletillas mil veces repetidas, un video grabado le hubiera salido más barato a un país que, como Cuba, sigue viviendo del pedigüeñismo de limosnas extranjeras, la más jugosa de las cuales, por ahora, es la chavista.

Donald Trump actuó inteligente. Dispuso a quien mejor lo puede representar e incluso conducirse y actuar, avezado y discreto político experto que es Mike Pence, funcionario electo y no nombrado, que habló con claridad contundente en sus reuniones bilaterales y en su discurso formal ante todas las delegaciones. Trump es más explosivo, Pence es un tirador experto que pone la bala donde quiere y sin fallar. Y para más angustia y frustración del madurismo endógeno, el segundo de los cara pálida bajó del avión para ir directamente a reunirse públicamente con la oposición venezolana, un encuentro en el cual tanto él como Antonio Ledezma batieron el cobre en perfecta sincronía.

Pero el presidente de Estados Unidos no se limitó al vicepresidente, envió también a su hija, quien además de belleza tiene talento e hizo anuncios que emocionaron a las mujeres del continente y, hay que tomar nota, su primera visita fuera de los salones de la Cumbre fue a la Bolsa de Lima.

Pero no solo ellos, para mayor preocupación. Los presidentes de países clave del continente dejaron su posición clara y contundente al declararse enfrentados al gobierno de Nicolás, a los que calificaron, sin ambages, de dictadura y dictador respectivamente. Aparte de las frases de compromiso y sin demasiado entusiasmo del canciller cubano, el otro amigo, el hermano presidente de Bolivia quedó mal, como de costumbre, nada extraña su actitud de muchacho jalador, ignorante y asustado, divagando entre temas desgastados y mares lejanos.

Entonces ni los magistrados perseguidos y exiliados, ni la Asamblea Nacional rodeada por los militares, están solos; el mundo los está apoyando y hasta algunos dirigentes opositores amantes de las manipulaciones, vericuetos y embustes parecen estarse dando cuenta. Para no hablar del estruendoso silencio de Henri Falcón ni de que Manuel Rosales, a través de su delegado oficial y plenipotenciario Omar Barboza, llamó cleptómano a Nicolás Maduro desde el sitial de su presidencia parlamentaria.

Los diputados opositores fueron dejados solos en la Asamblea Nacional y votaron de manera nominal con nombre y apellido con un sí categórico que estremeció el hemiciclo 105 veces, sin importarles un pepino las amenazas, riesgos, desacatos inventados por los jueces del régimen, y eso es lo que sus electores esperan de ellos. No discursos, hechos. Si el régimen tiene a sus propios diputados, que también fueron electos, de vacaciones; la oposición no puede descansar, es un derecho que por ahora no tienen, ya vendrán tiempos mejores. Y para que vengan, y pronto, necesitamos diariamente esa actitud decidida del martes.

Para eso pidieron nuestros votos y para eso se los dimos.

@ArmandoMartini


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