En los últimos años hemos venido observando cómo las comunidades indígenas warao han luchado por conservar sus principios culturales, ante los frentes del occidentalismo y la fuerza de la política. Sumado a esto, están las consecuencias de enfermedades por malas prácticas de higiene, homosexualismo y el desconocimiento de la conservación ambiental.

En la actualidad existe una lucha de poder entre el adaptarse al “bozal de arepa” que le ofrecen los consejos comunales y las orientaciones milenarias del cacique de cada tribu en el proceso de toma de decisión.

Aunque el cacique tiende a ser el más antiguo de la comunidad y el heredero de los conocimientos de sus ancestros, la manipulación por el dinero que ofrece la política y el comercio en la zona ha enviciado a las diferentes comunidades indígenas del delta del Orinoco. Incluso ha creado separación y lucha de poderes entre ellos mismos.

Diferentes ONG han realizado esfuerzos por rescatar sus principios culturales y crear sistemas educativos adaptados a su realidad y hábitat, pero la falta de apoyo, incentivos y entendimiento de las autoridades locales no han permitido la continuidad de los programas.

El potencial que está sumergido en la maravilla de la selva del delta del Orinoco es único en el mundo. El interés que puede existir en conocer este maravilloso destino turístico es importante reconocerlo. Pero para lograr desarrollar este potencial tenemos que trabajar en conjunto con los warao, autoridades locales, organizaciones internacionales y ambientales que se sensibilicen, para generar las condiciones y oportunidades necesarias en armonía con la naturaleza.

Existen oportunidades que se pueden fomentar entre las comunidades de la zona que reviven sus principios culturales, generan retribuciones económicas y sostenibilidad ambiental, sin contaminar las tradiciones y animando al cuidando de la naturaleza. Entre ellas está crear la cultura a recolectar los frutos que se dan en la región, incentivando a su consumo y la reforestación de las zonas afectadas con la siembra de los mismos; también está fortalecer las artesanías que realizan los indígenas que son consideradas piezas de arte y vendidas a altos precios en el extranjero; incluirlos y educarlos en las actividades turísticas, lo cual genera oportunidad de empleo y retribución económica. Y, finalmente, promover el cuidado de la fauna y flora, lo cual puede garantizar el futuro sostenible del destino y las comunidades indígenas.

Debemos encontrar canales de apoyo para fortalecer la sana subsistencia de las comunidades indígenas en Venezuela, al tiempo que sacamos el mejor provecho de las bondades de estos espacios para el sector turístico. Al final, esto se traducirá en mayor beneficio para los warao.

@viajaverde


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